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lunes, 20 de abril de 2020

0024 Microcuento La mujer del César y el huracán


La mujer del César y el huracán

Antonio García Velasco



Calculaste bien, amado mío, dando a aquellos individuos lo necesario para promover un partido político. Resultó ser una inversión a corto-medio plazo. Tendremos una sucursal de nuestros intereses en aquel país. Nos proporcionará beneficios en breve, seguro. Tú recelabas un poco, pero, mi intuición no me engañó, como en tantos otros momentos. Van bien encaminados: ya están en el gobierno, dominando, influyendo sobre los coalicionados. Esta desgracia, aunque también nos afecta, ha venido que ni ideada por nosotros en nuestro beneficio. Un pueblo con miedo es un pueblo fácilmente dominable. La masa se hace más manipulable en situaciones de terror a las que individualmente no se puede hacer frente. Al confiarse al poder, al poder se someten. Y el poder puede imponer, marcar el camino, conducir un manso rebaño... Nadie osará poner resistencia y, al disidente, se le cortan las alas y a nadie extrañarán los alicortados cuando acompañe una buena propaganda en favor aparente del bien común al que deben someterse las libertades individuales en tiempos de crisis. "Pan y propaganda, pan y circo, pan y folclore alienante, pan y temor". Hicimos muy bien invirtiendo en aquellos muertos de hambre que se creían los inteligentes salvadores del mundo…

Un viento huracanado abrió de golpe la ventana mal cerrada. Los cortinajes se levantaron. Cayeron algunos de los objetos que ocupaban la mesa… Se precipitaron a cerrar y la fuerza del huracán los arrastró al suelo. La guardia pretoriana acudió a los gritos de socorro y pusieron remedio a la fuerza natural que había interrumpido el discurso de la mujer.

martes, 25 de abril de 2017

Microrrelato 130 Malestar ciudadano


Malestar ciudadano

Antonio García Velasco






Estaba muy enfadado porque el gobierno no se dio por enterado, pese a que cogió su móvil y profirió sus quejas, de modo reiterado, razonado y con detalles, al primer funcionario que respondió a su llamada. En consecuencia, se planteaba muy seriamente votar y, en su caso, afiliarse a un partido populista.


domingo, 29 de julio de 2012

De reformas estructurales

Reformas estructurales

Antonio García Velasco

Sólo una: suprimir políticos y bajarles el suelo a los que queden. Puede que sea exagerado lo de que, en España, tenemos 300.000 políticos más que en Alemania con la mitad de la población. Puede que lo cierto sea que no se llegue a 80.000 políticos. Pero, aun así, sobran algunos miles y, sobre todo, sobra mangoneo y falta eficacia para conseguir el llamado “bien común”.

Ya Aristóteles planteaba que cuando el ciudadano ha triunfado en sus negocios y, por tanto, ha resuelto su vida, el siguiente paso era servir al bien público con el ejercicio de la política. Pero, aquí, en esta España nuestra de cada día, nos metemos a políticos para resolver nuestra vida. No tenemos donde caernos muertos y la solución para encontrar un colchón confortable para vivir es hacernos políticos.

Un modo de reducir políticos, gastos y sobredimensión estatal, es modificar la Constitución en los puntos relacionados con este estado de las autonomías (autonosuyas escriben algunos) que ha creado la mayor aberración en tanto que obligan a gastar en duplicidades y desencantos lo que nuestro PIB no alcanza. Para ello, los nacionalismos tendrían que renunciar –o habría que imponerles (democráticamente, por supuesto) la renuncia- a su retrógrada, reaccionaria y caduca mentalidad dieciochesca y avenirse a una España única e integrada en la Europa de los Pueblos, no en la de los mercados y la especulación.

Partidos políticos, sobre todo PP y PSOE, apostad por la reforma estructural auténtica, que esto se ha desmadrado de tal modo que, ciertamente, sufre la sanidad –y lo primero es la salud, dice el pueblo-, sufre la educación –la mejor inversión de futuro, dice el pueblo-, sufre el bienestar social, sufren los seis millones de parados, sufrimos todos.

Decía la Pepa, la Constitución de 1812, que “El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen”. Pero nuestra Constitución actual no tiene enunciados tan claros y precisos y bien lejos del bienestar nos tienen los políticos a los ciudadanos que componemos la Nación.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Crisis y recortes

ANTONIO GARCÍA VELASCO

Recortes y chocolate del loro

Cuando la crisis afectó a la casa de aquellos famosos marqueses de cuyos nombres nadie se acuerda, decidieron acortar gastos y, mira por dónde, lo único que consideraron superfluo, y por tanto digno de recorte, fue el lujo del chocolate que todas las tardes ofrecían al loro. Nada de tocar otros gastos, por suntuosos que fueran.

Aquí, por supuesto, el chocolate del loro no se toca. Se recortarán los sueldos de funcionarios, se congelarán las pensiones, se limitarán los gastos en medicamentos, se reducirán la inversión pública y la ayuda oficial al desarrollo, se eliminarán la retroactividad en la aplicación de la ley de dependencia y el cheque del pan bajo el brazo de los niños que nazcan. Hasta el sueldo de los miembros del gobierno quedará reducido. Pero el chocolate del loro parece tan intocable como ciertos ministerios, incluido el de igualdad.

En tal sentido, no se suprimirá el gasto absolutamente innecesario de pagar traductores para el Senado porque el señor Montilla hablará en catalán siendo de Córdoba (Iznájar, Córdoba, 15 de enero de 1955). Costará sólo 6.500 euros, según la prensa. Pero el aparataje de las traducciones simultáneas montado en el Senado y su funcionamiento costaron –y cuesta- su pico, como el contrato de los traductores. Pero eso, amigo, es el chocolate del loro y no se va a privar del chocolate a algo tan emblemático como un loro. Aunque en la Administración existan muchos otros loros que requieren su buena dosis de chocolate y euros y se proteste por su mantenimiento. Así, por ejemplo, el sindicato profesional de policía (SPP), en su protesta por tales gastos y los recortes de sus sueldos que se avecinan, sugiere que se tenga en cuenta que los policías nacionales ganan hasta un 30% menos que los policías autonómicos o locales y que, antes que tocar su sueldo, se elimine el de "miles de asesores que pueblan las nóminas de las diferentes administraciones públicas”. Empezando, quizás, por los asesores del propio Presidente.

Pese a todo, hay que reconocer que estamos pagando errores que cometieron otros y necesario será apretarse el cinturón para achicar las aguazas negras del déficit, aunque la pudrición de las aguas sea debida a falta de previsión, gasto alegre y mal gobierno.

sábado, 1 de mayo de 2010

Los fallos de la pulserita

Falla la pulsera

Antonio García Velasco

Ahora se plantean si es timo o milagro el asunto ese de llevar una pulserita de plástico o silicona con hologramas. Desde el Gobierno se intentan poner pulseritas y más pulseritas que, si no curan realmente, al menos se espera que tengan un efecto placebo en esta sociedad nuestra de cada día.

La pulsera que lleva puesta la muñeca del Gobierno despide hologramas de todos los colorines posibles, pero raramente consiguen el milagro de deslumbrar a todo el personal. Mucho menos nos hace dormir mejor, nos equilibra –y menos la balanza de pagos-, nos mitiga el malestar del vértigo que producen casi cinco millones de parados, o hace que disminuyan nuestro dolores musculares. Los hechos nos hacen pensar en el fiasco de las pulseras con las que el Gobiernos trata de mejorar nuestra salud: ni la memoria histórica con su mapa de fosas de la guerra y postguerra civil, ni las manifestaciones pro superjuez juzgado por presuntas corruptelas o atribuciones que no le correspondían, ni los Gürtel de la oposición o del propio partido, ni el echarle la culpa al otro o a la situación internacional… nada, los hologramas de la pulserita no funcionan como se esperaba.

Naturalmente la pulsera tiene sus partidarios, se la ponen y ni para dormir se la quitan, ni siguiera para presidir consejos de consejeros.

Facua considera que la publicidad de la empresa que vende la pulsera es engañosa y vulnera un real decreto de 1996 sobre promoción comercial de productos con pretendida finalidad sanitaria. Pero el Gobierno sigue empañado en deslumbrarnos con su holografía y que todos experimentemos el efecto benefactor de una economía que oficialmente crece y realmente produce cada vez mayores dolores familiares. Los que no tenemos la pulsera vamos a tener que adquirirla para contagiarnos del optimismo oficial, para verlo todo con la sonrisa del que vive en el limbo mientras el mismo paraíso se va deteriorando, porque el ángel de la espada hace tiempo que arrojó a las tinieblas exteriores a los habitantes del supuesto edén.

Decían en mi pueblo que aquel que se enamora de la mujer del teatro, es como quien tiene hambre y le dan bicarbonato. Colocarse la pulsera y pensar que todo va bien encaminado es tomar bicarbonato cuando lo que realmente necesitamos es empleo para las 4.612.700 personas en paro.