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jueves, 26 de mayo de 2022

098 Microcuento ¿VERISMO?

 

¿Verismo?

Antonio García Velasco

 

Acababa de comprar un cucurucho de helado de vainilla con chocolate. Escuchó una prolongada pitada y antes de llevarse a la boca la apetitosa bola que sobresalía del cono de galleta, ya estaba ella zamarreándolo como si se tratara de la presa que un lobo tuviese atrapada entre los dientes.

—El médico te ha prohibido que comas helado. No me seas inconsciente del peligro que supone que ingieras azúcar.

El helado había caído sobre los ladrillos de la acera y el hombre sufría estoicamente el zarandeo y la pérdida de su golosina.

—De todas formas me voy a morir pronto. ¿No puedo permitirme un capricho?

—No tienes derecho a precipitar tu muerte comiendo lo que los médicos te tienen prohibido.

La mujer había dejado de violentarlo, salvo en el hecho de tomarlo del brazo y tratar de apartarlo del lugar en el que se apilaban los curiosos.

—Señora, señora, no es plan de tratar así al pobre hombre.

—Lo trato como me sale de las entrañas. No es cosa vuestra. No quiero que se me muera de un ataque de hiperglucemia...

—¿Y tenía que zamarrearlo de esa manera?

—No me quiere hacer caso y el médico le ha prohibido los helados, los pasteles... ¡Y qué tiene que importaros a vosotros? ¡Largo, largo!

Apresuró el paso tirando de la manga del marido hasta que se alejó del grupo de los inesperados espectadores.

—No vuelvas a hacerlo, no vuelvas a poner en peligro tu vida.

—Santa mujer, no te preocupes: tengo hecho un seguro de vida en tu favor.

 

miércoles, 19 de mayo de 2010

Crisis y recortes

ANTONIO GARCÍA VELASCO

Recortes y chocolate del loro

Cuando la crisis afectó a la casa de aquellos famosos marqueses de cuyos nombres nadie se acuerda, decidieron acortar gastos y, mira por dónde, lo único que consideraron superfluo, y por tanto digno de recorte, fue el lujo del chocolate que todas las tardes ofrecían al loro. Nada de tocar otros gastos, por suntuosos que fueran.

Aquí, por supuesto, el chocolate del loro no se toca. Se recortarán los sueldos de funcionarios, se congelarán las pensiones, se limitarán los gastos en medicamentos, se reducirán la inversión pública y la ayuda oficial al desarrollo, se eliminarán la retroactividad en la aplicación de la ley de dependencia y el cheque del pan bajo el brazo de los niños que nazcan. Hasta el sueldo de los miembros del gobierno quedará reducido. Pero el chocolate del loro parece tan intocable como ciertos ministerios, incluido el de igualdad.

En tal sentido, no se suprimirá el gasto absolutamente innecesario de pagar traductores para el Senado porque el señor Montilla hablará en catalán siendo de Córdoba (Iznájar, Córdoba, 15 de enero de 1955). Costará sólo 6.500 euros, según la prensa. Pero el aparataje de las traducciones simultáneas montado en el Senado y su funcionamiento costaron –y cuesta- su pico, como el contrato de los traductores. Pero eso, amigo, es el chocolate del loro y no se va a privar del chocolate a algo tan emblemático como un loro. Aunque en la Administración existan muchos otros loros que requieren su buena dosis de chocolate y euros y se proteste por su mantenimiento. Así, por ejemplo, el sindicato profesional de policía (SPP), en su protesta por tales gastos y los recortes de sus sueldos que se avecinan, sugiere que se tenga en cuenta que los policías nacionales ganan hasta un 30% menos que los policías autonómicos o locales y que, antes que tocar su sueldo, se elimine el de "miles de asesores que pueblan las nóminas de las diferentes administraciones públicas”. Empezando, quizás, por los asesores del propio Presidente.

Pese a todo, hay que reconocer que estamos pagando errores que cometieron otros y necesario será apretarse el cinturón para achicar las aguazas negras del déficit, aunque la pudrición de las aguas sea debida a falta de previsión, gasto alegre y mal gobierno.