¿Verismo?
Antonio
García Velasco
—El
médico te ha prohibido que comas helado. No me seas inconsciente del peligro
que supone que ingieras azúcar.
El
helado había caído sobre los ladrillos de la acera y el hombre sufría
estoicamente el zarandeo y la pérdida de su golosina.
—De
todas formas me voy a morir pronto. ¿No puedo permitirme un capricho?
—No
tienes derecho a precipitar tu muerte comiendo lo que los médicos te tienen
prohibido.
La
mujer había dejado de violentarlo, salvo en el hecho de tomarlo del brazo y
tratar de apartarlo del lugar en el que se apilaban los curiosos.
—Señora,
señora, no es plan de tratar así al pobre hombre.
—Lo
trato como me sale de las entrañas. No es cosa vuestra. No quiero que se me
muera de un ataque de hiperglucemia...
—¿Y
tenía que zamarrearlo de esa manera?
—No
me quiere hacer caso y el médico le ha prohibido los helados, los pasteles...
¡Y qué tiene que importaros a vosotros? ¡Largo, largo!
Apresuró
el paso tirando de la manga del marido hasta que se alejó del grupo de los
inesperados espectadores.
—No
vuelvas a hacerlo, no vuelvas a poner en peligro tu vida.
—Santa mujer, no te preocupes: tengo hecho un seguro de vida
en tu favor.
Entenderse, entre personas distintas es tarea árdua...
ResponderEliminarUn choque entre mundos diferentes, a veces muy distantes...
Estamos formados de sustancias heterogéneas:
"El cuerpo, siempre orientado a la acción, tiene por función esencial, limitar en cuanto a la acción, la vida del espíritu".
Bergson.
Entre la materia bruta y el espíritu más capaz de reflexión, hay todos los grados posibles de libertad.
"Tengo hecho un seguro de vida a tu favor" es la confesión del protagonista, del desencuentro de ideas más frontal entre dos personas:
La vida de una, la inseguridad misma, y el "seguro de vida", concepto contradictorio, de la otra...
¿Podrán entenderse dos personas en este mundo?
La actitud posesiva de la mujer le lleva al trato animal, mejor decir, al maltrato animal hacia el esposo. Convencer de la importancia vivir es tarea fácil cuando existe armonía y alegría entre los convivientes, se puede alertar de las consecuencias de un acto prohibido por el médico, recordar y aconsejar que se haga con mesura. De la reacción de el marido se desprende la pérdida de disfrutar del placer de vivir y convivir.
ResponderEliminarBuen micro.
donde dice..."la importancia vivir" debe poner "la importancia de vivir"
ResponderEliminardonde dice ..."de el marido" debe poner "del marido"
No se sabe si es peor para su salud que tome helados o el trato de su mujer. Vaya ...se excede.
ResponderEliminarA veces el fin no justifica los medios.La señora actuó de forma impulsiva y violenta movida por su ansiedad.
ResponderEliminarQuizás si hubiese tenido la calma para convencer a su marido, ayudàndole de esta forma a aceptar su realidad,éste le hubiese dado su helado y no se hubiera desperdiciado.Evitándose también así el espectáculo.
Habría que pensar en la posibilidad del helado sin azucar.
Por un lado describe la falta de autocontrol por parte del marido: tomar azúcar que es perjudicial para su salud. Y por otro lado, la falta de autocontrol de la esposa: actuación desorbitada para controlar al marido.
ResponderEliminarExcelente relato de cómo se vive muchas veces la realidad.
¿Cuidaba del marido, con tanto interés, porque disfrutaba de una preciada paga o pensión? ¿Seguiría cuidándolo con el mismo interés al enterarse del seguro de vida a su favor? ¿Cómo dilucidar si el interés en su salud era por aprecio u, simplemente, dinerario? Las personas portamos en nuestras contradicciones demasiados conflictos de intereses. ¿Quién se siente completamente convencido de saber cernir lo importante de lo superfluo? Las dudas son clarividencias espontáneas y fugaces como relámpagos que iluminan un instante el camino en una noche oscura y tormentosa.
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