Metafísicos de Navidad
Antonio García Velasco
-“Amad
a vuestros enemigos” un consejo sabio e ingenuo –dijo.
No
entendió ni lo de sabio ni lo de ingenuo. Se lo hizo saber.
“Sabio
–explicó- porque si todos aman a sus enemigos, los enemigos no existirían y se
acabarían las guerras, las peleas, las rencillas, las múltiples formas de la
enemistad. Ingenuo porque el ser humano no alberga ni la inteligencia ni la
bondad necesarias para hacerlo posible”.
-Nunca
había reparado en semejantes consideraciones. La utopía del amor a los enemigos
y a los no amigos contrasta con aquellas otras palabras “Quién no está conmigo
está contra mí”, propias del pensamiento único y la intolerancia más radical.
-Mucho
ha de evolucionar el hombre –varón y mujer- para llegar al reino o república
del amor, la igualdad y la justicia distributiva.
-En
Navidad, y cualquier fecha es buena para que lo sea, debemos despertar nuestros
sueños de paz y felicidad para todos.
-Ya,
claro, de humanismo solidario.
-Sí,
también, de humanismo solidario.
-Otra
sabia ingenuidad, ¿no es cierto? Si todos nos planteáramos qué puedo hacer por
los demás, otro amanecer nos cantaría. Pero la mayoría está más por recibir,
coger, apropiarse de, robar si es preciso que por actuar generosa y
solidariamente.
-“Metafísico
estáis”.
-“Es
que no como”.
-No
digas que no comes.
-Bueno,
es que recordaba el soneto de Cervantes en el prólogo del Quijote. Nosotros nada podemos decir de no comer, que entre copa y
copa, pincho y pincho, tapa y tapa nos estamos poniendo como el Quico, el del
atracón de gambas que tuvieron que ingresar, pobre, para una vez que podía
hartarse.
-Pues
comamos, brindemos, sigamos con nuestra conversación, que para eso es Navidad.
Y luego, incontinentes,
cogieron el abrigo, comprobaron el móvil
miraron de soslayo,
se fueron… no hubo nada.
Se supone que pagarían la cuenta.