La mujer del César y el huracán
Antonio García Velasco
Calculaste
bien, amado mío, dando a aquellos individuos lo necesario para promover un
partido político. Resultó ser una inversión a corto-medio plazo. Tendremos una
sucursal de nuestros intereses en aquel país. Nos proporcionará beneficios en
breve, seguro. Tú recelabas un poco, pero, mi intuición no me engañó, como en
tantos otros momentos. Van bien encaminados: ya están en el gobierno,
dominando, influyendo sobre los coalicionados. Esta desgracia, aunque también
nos afecta, ha venido que ni ideada por nosotros en nuestro beneficio. Un
pueblo con miedo es un pueblo fácilmente dominable. La masa se hace más
manipulable en situaciones de terror a las que individualmente no se puede
hacer frente. Al confiarse al poder, al poder se someten. Y el poder puede imponer,
marcar el camino, conducir un manso rebaño... Nadie osará poner resistencia y,
al disidente, se le cortan las alas y a nadie extrañarán los alicortados cuando
acompañe una buena propaganda en favor aparente del bien común al que deben
someterse las libertades individuales en tiempos de crisis. "Pan y
propaganda, pan y circo, pan y folclore alienante, pan y temor". Hicimos
muy bien invirtiendo en aquellos muertos de hambre que se creían los
inteligentes salvadores del mundo…
Un
viento huracanado abrió de golpe la ventana mal cerrada. Los cortinajes se
levantaron. Cayeron algunos de los objetos que ocupaban la mesa… Se
precipitaron a cerrar y la fuerza del huracán los arrastró al suelo. La guardia
pretoriana acudió a los gritos de socorro y pusieron remedio a la fuerza
natural que había interrumpido el discurso de la mujer.
Quien conquista un imperio se hace esclavo de él al procurar mantenerlo con todos los desvelos que ello implica. Cuanto mejor resultado den las diferentes maquinaciones para ampliarlo, más ardides hay que poner en marcha para combatir a los disidentes. O sea, se amplía la esclavitud que supone ese imperio. Y lo peor, cualquier revés imprevisto puede devenir hacia una conspiración o azar con desenlace imprevisto. Mientras, se van posponiendo las ilusiones... sin saber cuándo se podrán retomar. Una interrogación a la que siguen otras en sucesiones que oprimen.
ResponderEliminarEl miedo es el arma base del dominio. Todas las dictaduras usan el miedo, el feudalismo del medievo y la propia religión firjan el miedo como herramienta de dominio y la gente se somete. Vamos hacia el miedo y se nos someterá. El terrorismo ya dió miedo y cambio el mundo, ahora lo hará virus. ¿Acabaremos sumisos al Gran Hermano?
ResponderEliminar