Bailarina clueca
Antonio García Velasco
Cuando quedó embarazada, suspendió sus
danzarinas actividades, ensayos y actuaciones.
-Empollando los huevos está Natalia -rio
Maribel con sarcasmo.
-Está cuidando de sí y de la criatura que
espera la luz -apuntó Isolda que ya salía para regresar a
casa.
-Esta luz incierta que es la vida. Esta luz
ingrata que nos ciega. Esta luz amarga que nos indica caminos inseguros -exclamó Iván recogiendo las últimas palabras de su compañera antes de salir y cerrar la puerta.
-Te ha prendido la vena lírica -le espetó
Maribel.
-Me ha prendido lo que tu digas, pero echo de
menos a Natalia.
-Ella ha escogido su pareja y su vida. Tú
no tienes hueco bajo sus plumas de clueca.
-No tienes ni derecho ni motivos para
despreciarla, para manifestarle animadversión.
-Ni tú tienes motivos para echarla de
menos, teniendo quien te... aprecia más que ella.
-El corazón tiene sus reglas y no podemos
imponerle gustos ni, acaso, disgustos. Lamento que se haya marchado, lamento
los motivos que dieron lugar a su estado... Y lloro su ausencia. Su amor
imposible.
-Acaso no vuelva. Pero yo sigo aquí.
-La añoro... Me bastaba con tenerla junto a
mí en los ensayos y los eventos. Me conformaba con elevarla en mis brazos, con
la sonrisa fingida de los escenarios, con sus representaciones de amor...
¿Volverá? Me prendía la ilusión de que formaba mi pareja ideal, mi amor
sublimado en arte, mi complemento cierto... La amo.
-No te engañes, amor. Su corazón ya ha
elegido y el fruto de esas relaciones llegará pronto. Vuelve los ojos a la
realidad. A tu disposición me tienes.
-Mucho lo siento, Maribel... Natalia arderá
siempre en mis entrañas.
-Y tú, mi amor, harás que yo siga ardiendo en el mismísimo
infierno -y, dándose la vuelta, se alejó malhumorada.
Me parece magnífico todo lo que escribo, no solo este microcuento, sino también los anteriores. Me encanta leer sus textos literarios, sus microcuentos.
ResponderEliminarLos reveses amorosos dejan una huella imborrable. Pero, la capacidad de amar del ser humano da la oportunidad a quienes los han sufrido de conocer a otras personas, de encaminarse a otras ilusiones, de enamorarse de nuevo. La tragedia no es perder a la persona de la que alguien está enamorado por no ser correspondido. La tragedia estriba en obcecarse con un amor imposible, con echar por la borda la capacidad propia de búsqueda, con no abrirse a nuevos horizontes. Porque si nadie es el centro de la sociedad de su tiempo (que por cierto, no se elige) siempre se terminará por encontrar a otra persona y junto a ella caminar por la vida compartiendo momentos felices. Nunca descansa, de continuo se halla en predisposición de servicio el famoso aforismo: "El corazón tiene razones que la razón no entiende".
ResponderEliminarPara mí, ahora, el relato es diáfano. Con leve golpe de timón las proa enfila de frente, como debe ser, cualquier oleaje.
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