miércoles, 15 de junio de 2016
La adivinanza
martes, 20 de diciembre de 2011
Palabras del discurso de investidura de Rajoy
Antonio García Velasco
Sin contar las cifras, que son tan significativas en este caso, Rajoy pronuncio en su discurso de investidura: 9697 palabras, de las que son distintas 2288. De estas palabras, las 66 más usadas representan el 51,88 %. Podríamos hacer la lista de las 33 palabras lexicales más usadas entre tales 66:
Palabra Frecuencia Fr. relativa
14 Es 89 9.178
16 No 85 8.765
19 Más 57 5.878
23 España 48 4.949
25 Señorías 42 4.331
27 Gobierno 39 4.021
34 Empleo 24 2.474
35 Reforma 23 2.371
36 Ha 22 2.268
37 País 22 2.268
38 Hacer 22 2.268
39 Sistema 22 2.268
40 Política 21 2.165
41 Españoles 21 2.165
44 Exterior 20 2.062
45 Ley 20 2.062
46 Hemos 19 1.959
47 Económica 19 1.959
48 Economía 19 1.959
49 Públicas 19 1.959
50 Empresas 18 1.856
51 Sector 18 1.856
52 Administraciones 18 1.856
53 Crecimiento 18 1.856
56 Ámbito 17 1.753
57 Laboral 17 1.753
58 Mayor 16 1.649
59 Reformas 16 1.649
61 Déficit 16 1.649
63 Tenemos 16 1.649
64 Ser 16 1.649
65 Año 15 1.546
66 Años 15 1.546
33 encuentros. Total: 869 (8.96%)
Pudo hacer variaciones sobre este discurso escrito, por aquello de la improvisación oratoria, pero esto es lo que llevaba escrito, según Génova y publica la prensa. ¿Podemos colegir de este listado que habla un político, un parlamentario? Sin duda, “Señorías” nos hacen pensar en el parlamentario, “España”, “Gobierno”, “Españoles”, “Política”, “Administraciones”, “Reforma”, “Reformas”… ¿Político reformista? ¿Economista? “Económicas”, “Economía”, “Crecimiento”, “Déficit”…
Me llama la atención la reiteración del término “Es”, empleado, en general, como medio de expresión de convencimientos y certezas (objetivas o personales). El estudio de los contextos en los que aparece este término de atribución nos lleva a descubrir el recurso de la redundancia que podríamos llamar “matizadora”: “Esto ES lo que exigen las urnas, esto ES lo que demanda Europa, esto ES lo que España requiere con urgencia, y ésta, Señorías, ES la única piedra angular que puede sustentar la tarea de nuestra recuperación”. También los usos de “Es” nos revelan un aspecto un tanto insólito en un político, aunque no extrañe en tanto que se trata de un discurso de investidura y le va a servir para pedir el esfuerzo de todos en el empeño de superar la crisis: “Los resultados electorales constituyen, sin duda, la mejor garantía de que las decisiones se van a tomar y podrán aplicarse al ritmo que sea necesario. Podremos gobernar con eficacia. Lo que no garantizan ES el acierto. La mayoría ES un instrumento excelente para ejecutar las decisiones, pero no ES forzosamente el mejor para diseñarlas. Incluso una mayoría tan generosa como la que se nos ha otorgado, se queda muy corta en una tarea que exige el compromiso de toda la Nación y en la que cada español ha de sentirse involucrado”.
Y lo dejo en este punto, aun cuando merecería la pena seguir el análisis y observar lo bien que quedan las palabras que preceden a los hechos.
sábado, 12 de noviembre de 2011
Crónicas electorales marcianas
El explorador Spirit, antes de su desactivación en los suelos de Marte, descubrió que este planeta se encontraba en periodo electoral. Ante tamaña oportunidad, poco importaban los problemas de la composición del suelo rojo, las rocas cotidianas o los tenebrosos cráteres de la vida de cada día.
lunes, 1 de agosto de 2011
Fotos, discursos, credibilidad
Antonio García Velasco
He comenzado a leer un libro que se titula “El pibe que arruinaba las fotos”, de Hernán Casciari, uno de esos libros del montón de las ofertas en unos grandes almacenes, como una tercera parte de su precio inicial me ha costado. Para unos el pibe arruinaría fotos y para otros, por supuesto, les daría la nota juguetona, liberando la pose oficialista de la losa de la seriedad.
Pasa como con los discursos de ciertos candidatos. Para unos arruinan los propósitos de gobernar, los planes de gobierno, la credibilidad, mientras que para otros, diga lo que diga, siempre tienen dispuesta la risa de la gracia. Tanto es así que, pese a que el candidato conoce la manera de conducirnos a la salvación, pero no encuentra la llave para arrancar el motor –hago honor con esta imagen al chiste de Mingote-, ya están diciendo las encuestas que se acortan los puntos que distanciaban al PP del PSOE. Y es que aquí nos cortaron los trajes para marcarnos de por vida. Y, mira por donde, el otro día venía con la carga de la compra, una parte en la mano izquierda y otra, en la derecha. Sentía la marca dañina en los dedos de las manos. Mucho más en la izquierda, pues, según parece la carga mayor –será por el peso del Gobierno- recaía en tal mano. Se me ocurrió parar, echar un descansito electoral y relevar a la mano izquierda dando su peso a la mano derecha. Por supuesto que la zurda no se quedó sin responsabilidades, pues, hubo de coger las bolsas que portaba la diestra. El intercambio de las cargas fue un alivio general para el cuerpo, digo para el pueblo, no, decía bien, para el cuerpo, para mi persona. Las marcas de la izquierda fueron desapareciendo y, poco a poco, la mano derecha se me fue surcando por la presión. Pero ya estaba dentro de casa, donde dejé las bolsas con gran alivio para ambas manos.
Supongo que el pibe continuará arruinando fotos –ya me enteraré con la lectura de la novela- y los candidatos arruinando discursos para seguir arruinándonos a todos, pues no creo que estemos en condiciones de que surja un verdadero líder con ideas suficientemente renovadoras, ilusionantes, capaces de poner remedio a este coto de deshechos en el que los únicos beneficiados, para no variar, parecen ser los especuladores, el capital, los gigantes titiriteros que nos mueven a su antojo desde la cruceta.
domingo, 1 de mayo de 2011
Parábola de las hojas y los rábanos
“Coger el rábano por las hojas” es un viejo dicho popular que viene a significar que nos quedamos con lo superfluo y dejamos lo esencial. Por ejemplo, en el trance de las campañas electorales se ataca al contrario por las hojas de las acusaciones a la vida privada y/o el insulto y se deja atrás la esencia de un proyecto político coherente, fiable, remediador de la grave situación económica en la que estamos inmersos.
Desde el poder se están cogiendo las hojas de prometer la lucha contra el paro cuando los rábanos serían una política eficaz para evitar el crecimiento del desempleo que roza, o acaso en la realidad sobrepase, los cinco millones de parados. Una cosa es prometer, predicar y otra, bien distinta, no dar el trigo, sino encauzar los medios para que cada uno pueda trabajar recogiendo sus propias cosechas.
Las hojas de lo superficial y secundario no pueden predominar sobre los rábanos de lo esencial y primario. Si a la hora de cosechar los rábanos tiramos de las hojas antes de descubrir la parte comestible, enterrada en la tierra, nos quedamos en y con lo inútil, sin aprovechar lo necesario, o bien obligándonos a hacer un posterior sobreesfuerzo para rescatar lo importante.
Sabemos que la parte comestible de los rábanos posee importantes propiedades alimentarias y curativas, tanto por su riqueza en vitamina C –antioxidante capaz de eliminar las perjudiciales nitrosaminas, con las que nos intoxican por ingestión de tantos envasados comerciales- como por su capacidad de inhibición de células cancerosas. O sea, que, dicho en lenguaje metafórico, en parábola, en alegoría, necesitamos una campaña de rábanos que luego se cumplan en eficaz tratamiento de los cánceres que azotan a nuestra sociedad y no de hojas que se queden, como siempre, en pajaza inservible que ni los animales se comen.
www.agvelasco.es