Palabras, palabras... de Rajoy
Antonio García Velasco
Sin contar las cifras, que son tan significativas en este caso, Rajoy pronuncio en su discurso de investidura: 9697 palabras, de las que son distintas 2288. De estas palabras, las 66 más usadas representan el 51,88 %. Podríamos hacer la lista de las 33 palabras lexicales más usadas entre tales 66:
Palabra Frecuencia Fr. relativa
14 Es 89 9.178
16 No 85 8.765
19 Más 57 5.878
23 España 48 4.949
25 Señorías 42 4.331
27 Gobierno 39 4.021
34 Empleo 24 2.474
35 Reforma 23 2.371
36 Ha 22 2.268
37 País 22 2.268
38 Hacer 22 2.268
39 Sistema 22 2.268
40 Política 21 2.165
41 Españoles 21 2.165
44 Exterior 20 2.062
45 Ley 20 2.062
46 Hemos 19 1.959
47 Económica 19 1.959
48 Economía 19 1.959
49 Públicas 19 1.959
50 Empresas 18 1.856
51 Sector 18 1.856
52 Administraciones 18 1.856
53 Crecimiento 18 1.856
56 Ámbito 17 1.753
57 Laboral 17 1.753
58 Mayor 16 1.649
59 Reformas 16 1.649
61 Déficit 16 1.649
63 Tenemos 16 1.649
64 Ser 16 1.649
65 Año 15 1.546
66 Años 15 1.546
33 encuentros. Total: 869 (8.96%)
Pudo hacer variaciones sobre este discurso escrito, por aquello de la improvisación oratoria, pero esto es lo que llevaba escrito, según Génova y publica la prensa. ¿Podemos colegir de este listado que habla un político, un parlamentario? Sin duda, “Señorías” nos hacen pensar en el parlamentario, “España”, “Gobierno”, “Españoles”, “Política”, “Administraciones”, “Reforma”, “Reformas”… ¿Político reformista? ¿Economista? “Económicas”, “Economía”, “Crecimiento”, “Déficit”…
Me llama la atención la reiteración del término “Es”, empleado, en general, como medio de expresión de convencimientos y certezas (objetivas o personales). El estudio de los contextos en los que aparece este término de atribución nos lleva a descubrir el recurso de la redundancia que podríamos llamar “matizadora”: “Esto ES lo que exigen las urnas, esto ES lo que demanda Europa, esto ES lo que España requiere con urgencia, y ésta, Señorías, ES la única piedra angular que puede sustentar la tarea de nuestra recuperación”. También los usos de “Es” nos revelan un aspecto un tanto insólito en un político, aunque no extrañe en tanto que se trata de un discurso de investidura y le va a servir para pedir el esfuerzo de todos en el empeño de superar la crisis: “Los resultados electorales constituyen, sin duda, la mejor garantía de que las decisiones se van a tomar y podrán aplicarse al ritmo que sea necesario. Podremos gobernar con eficacia. Lo que no garantizan ES el acierto. La mayoría ES un instrumento excelente para ejecutar las decisiones, pero no ES forzosamente el mejor para diseñarlas. Incluso una mayoría tan generosa como la que se nos ha otorgado, se queda muy corta en una tarea que exige el compromiso de toda la Nación y en la que cada español ha de sentirse involucrado”.
Y lo dejo en este punto, aun cuando merecería la pena seguir el análisis y observar lo bien que quedan las palabras que preceden a los hechos.
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martes, 20 de diciembre de 2011
lunes, 13 de diciembre de 2010
Rajoy y el predicador Fray Gerundio de Campazas
Rajoy y la historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas
ANTONIO GARCÍA VELASCO
Al estilo de fray Blas y fray Gerundio, Rajoy se quedó con el auditorio cuando dijo: “El ministro de Fomento es un inútil total con dosis importantes de caradura porque siempre encuentra una excusa para no asumir sus responsabilidades”. Y esperó la reacción. El Ministro Blanco se quedó blanco y, a continuación, un color se le venía y otro se le iba, “se va a acordar de esto”, pensaba lleno de estupor.
El estilo de fray Blas y fray Gerundio era ese: predicando sobre el misterio de la Trinidad comenzaban diciendo: “Niego que Dios sea uno en esencia y trino en persona”. Y cuando los oyentes empezaron a mirarse unos a otros, protestando y José Bono tuvo que intervenir y pedir silencio, los frailes dijeron: “Así lo dice el ebionista, el marcionista, el arriano, el maniqueo, el sociniano; pero yo lo pruebo contra ellos con la Escritura, con los Concilios y con los Padres”.
Un día, en un sermón de la Encarnación, comenzó el predicador: “A la salud de ustedes, caballeros”. El auditorio comenzó a reírse a carcajada tendida, por la chulería con que lo dijo. Pero el orador prosiguió: “A la salud de ustedes, de la mía y de todos, bajó del cielo Jesucristo y encarnó en la entrañas de María…”
“El ministro de Fomento es un inútil”… y cuando todo el auditorio reía o protestaba, juzgando que iba a sacar un jarro de vino para convidar, echó a todos un jarro de agua con un texto que vino que ni pintado: “No seré yo quien emplee estos calificativos con el señor Blanco ni con nadie. Tan cariñosos epítetos fueron los que dedicó don Alfredo Pérez Rubalcaba a un Ministro de Fomento por unos retrasos en el aeropuerto de Barajas en el año 1999”. Luego siguió su sermón, digo su mitin, digo, su intervención: “apoyamos al Gobierno en sus medidas contra los controladores”… “pero eso no impide señalar que su decreto ley fue el responsable de lo ocurrido, por lo que no sé a quién se le ocurrió la brillante idea de hacerlo público en vísperas del puente más importante del año”.
-Pero, ¿no me dirá, Martín, en qué estuvo el chiste o la agudeza que tanto los aturdió?
-¡Pues qué! -respondió Martín, el zapatero-. ¿No es la mayor agudeza del mundo comenzar un sermón como quien va a echar un brindis; y cuando todo el auditorio se rió, juzgando que iba a sacar un jarro de vino para convidarnos, echarnos a todos un jarro de agua con un texto que vino que ni pintado?
Algunos afirman que el líder del Partido Popular demostró que en ocasiones es un buen orador.
ANTONIO GARCÍA VELASCO
Al estilo de fray Blas y fray Gerundio, Rajoy se quedó con el auditorio cuando dijo: “El ministro de Fomento es un inútil total con dosis importantes de caradura porque siempre encuentra una excusa para no asumir sus responsabilidades”. Y esperó la reacción. El Ministro Blanco se quedó blanco y, a continuación, un color se le venía y otro se le iba, “se va a acordar de esto”, pensaba lleno de estupor.
El estilo de fray Blas y fray Gerundio era ese: predicando sobre el misterio de la Trinidad comenzaban diciendo: “Niego que Dios sea uno en esencia y trino en persona”. Y cuando los oyentes empezaron a mirarse unos a otros, protestando y José Bono tuvo que intervenir y pedir silencio, los frailes dijeron: “Así lo dice el ebionista, el marcionista, el arriano, el maniqueo, el sociniano; pero yo lo pruebo contra ellos con la Escritura, con los Concilios y con los Padres”.
Un día, en un sermón de la Encarnación, comenzó el predicador: “A la salud de ustedes, caballeros”. El auditorio comenzó a reírse a carcajada tendida, por la chulería con que lo dijo. Pero el orador prosiguió: “A la salud de ustedes, de la mía y de todos, bajó del cielo Jesucristo y encarnó en la entrañas de María…”
“El ministro de Fomento es un inútil”… y cuando todo el auditorio reía o protestaba, juzgando que iba a sacar un jarro de vino para convidar, echó a todos un jarro de agua con un texto que vino que ni pintado: “No seré yo quien emplee estos calificativos con el señor Blanco ni con nadie. Tan cariñosos epítetos fueron los que dedicó don Alfredo Pérez Rubalcaba a un Ministro de Fomento por unos retrasos en el aeropuerto de Barajas en el año 1999”. Luego siguió su sermón, digo su mitin, digo, su intervención: “apoyamos al Gobierno en sus medidas contra los controladores”… “pero eso no impide señalar que su decreto ley fue el responsable de lo ocurrido, por lo que no sé a quién se le ocurrió la brillante idea de hacerlo público en vísperas del puente más importante del año”.
-Pero, ¿no me dirá, Martín, en qué estuvo el chiste o la agudeza que tanto los aturdió?
-¡Pues qué! -respondió Martín, el zapatero-. ¿No es la mayor agudeza del mundo comenzar un sermón como quien va a echar un brindis; y cuando todo el auditorio se rió, juzgando que iba a sacar un jarro de vino para convidarnos, echarnos a todos un jarro de agua con un texto que vino que ni pintado?
Algunos afirman que el líder del Partido Popular demostró que en ocasiones es un buen orador.
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