lunes, 13 de diciembre de 2010

Rajoy y el predicador Fray Gerundio de Campazas

Rajoy y la historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas

ANTONIO GARCÍA VELASCO

Al estilo de fray Blas y fray Gerundio, Rajoy se quedó con el auditorio cuando dijo: “El ministro de Fomento es un inútil total con dosis importantes de caradura porque siempre encuentra una excusa para no asumir sus responsabilidades”. Y esperó la reacción. El Ministro Blanco se quedó blanco y, a continuación, un color se le venía y otro se le iba, “se va a acordar de esto”, pensaba lleno de estupor.

El estilo de fray Blas y fray Gerundio era ese: predicando sobre el misterio de la Trinidad comenzaban diciendo: “Niego que Dios sea uno en esencia y trino en persona”. Y cuando los oyentes empezaron a mirarse unos a otros, protestando y José Bono tuvo que intervenir y pedir silencio, los frailes dijeron: “Así lo dice el ebionista, el marcionista, el arriano, el maniqueo, el sociniano; pero yo lo pruebo contra ellos con la Escritura, con los Concilios y con los Padres”.

Un día, en un sermón de la Encarnación, comenzó el predicador: “A la salud de ustedes, caballeros”. El auditorio comenzó a reírse a carcajada tendida, por la chulería con que lo dijo. Pero el orador prosiguió: “A la salud de ustedes, de la mía y de todos, bajó del cielo Jesucristo y encarnó en la entrañas de María…”

“El ministro de Fomento es un inútil”… y cuando todo el auditorio reía o protestaba, juzgando que iba a sacar un jarro de vino para convidar, echó a todos un jarro de agua con un texto que vino que ni pintado: “No seré yo quien emplee estos calificativos con el señor Blanco ni con nadie. Tan cariñosos epítetos fueron los que dedicó don Alfredo Pérez Rubalcaba a un Ministro de Fomento por unos retrasos en el aeropuerto de Barajas en el año 1999”. Luego siguió su sermón, digo su mitin, digo, su intervención: “apoyamos al Gobierno en sus medidas contra los controladores”… “pero eso no impide señalar que su decreto ley fue el responsable de lo ocurrido, por lo que no sé a quién se le ocurrió la brillante idea de hacerlo público en vísperas del puente más importante del año”.

-Pero, ¿no me dirá, Martín, en qué estuvo el chiste o la agudeza que tanto los aturdió?
-¡Pues qué! -respondió Martín, el zapatero-. ¿No es la mayor agudeza del mundo comenzar un sermón como quien va a echar un brindis; y cuando todo el auditorio se rió, juzgando que iba a sacar un jarro de vino para convidarnos, echarnos a todos un jarro de agua con un texto que vino que ni pintado?

Algunos afirman que el líder del Partido Popular demostró que en ocasiones es un buen orador.

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