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domingo, 15 de noviembre de 2020

Fernando de Villena y EL PUEBLO DE LOS MISTERIOS

 

Fernando de Villena y EL PUEBLO DE LOS MISTERIOS


Cuando Fernando de Villena leyó mi novela EL PUEBLO DE LOS MISTERIOS, me escribió por medio de Messenger de Facebook:

“Querido Antonio: He leído tu novela de un tirón. Su amenidad resulta extraordinaria, fluye muy bien pues sabes llevar la intriga con gran acierto, dosificándola hábilmente. La ciencia ficción es un género poco usado en España, país del realismo, pero tú lo has tratado con una frescura admirable. Me han gustado también esas dosis de erotismo y el recurso cervantino de que en la biblioteca de los Flores aparezca tu novela "Profesor de poesía". También es muy hermoso el hecho de que a menudo aparece en el texto tu condición de poeta y ésta armoniza con la de narrador. "El pueblo de los misterios", además, me parece una novela muy actual (con temas candentes como el de la violencia de género), pero a la vez está llena de guiños de cultura clásica. Muchas felicidades, amigo mío, y un fuerte abrazo de Fernando de Villena”.

Lógicamente, le agradecí sus palabras.


miércoles, 10 de enero de 2018

10 El majadero


El majadero

Antonio García Velasco



Si una majadería es un dicho o hecho necio, imprudente o molesto, Jacinto, mi vecino, era majadero por triple partida, pues, con frecuencia, decía necedades o hacía sandeces, se portaba de modo imprudente y molestaba más que una moto con el tubo de escape tuneado para alborotar.

Un día me preguntó que cuando me iba a divorciar o morir, pues le gustaba Elvira, mi mujer, y no quería ponerme adornos en la frente. No le di lo que merecía porque ella estaba conmigo y me sujetó:

- ¿Vas a hacerle caso a ese majadero?

A mi hijo le preguntó si no le gustaría que su padre fuese él, pues, a su lado, iba a tener el mejor móvil, la mejor videoconsola y, si no quería estudiar, que no estudiara. que para cuatro días que vamos a vivir...

Al marido de Sandra, según se llegó a saber, lo empujó disimuladamente por las escaleras con intención de matarlo y casarse con la viuda, que, ahora, era la mujer de la que se sentía enamorado. Sandra lo entrecogió en el rellano y le propinó una rotunda tanda de palos. El muy memo fue a denunciarla por violencia de género. Como es de suponer, fue peor el remedio que la enfermedad, pues, al aclarar los motivos de la paliza, Jacinto fue multado y condenado a alejarse de nuestro domicilio. En venta puso su vivienda.

Un día lo vimos acompañado por una hispana de muy buen ver y, pocos meses después, aquella mujer se había llevado a su madre y a sus dos hijos a vivir a la casa de Jacinto. Al poco se casaron y, majadero, nos invitó a la boda a sus antiguos vecinos. Para presumir de esposa o reavivar viejas rencillas... ¡Cualquiera sabe! No fuimos al casorio, obviamente.

Supimos más tarde que se había divorciado. Ella seguía viviendo en la casa y él daba tumbos por la ciudad durmiendo en el coche y mal comiendo bocadillos o en el comedor social.

domingo, 2 de abril de 2017

110 Microrrelato Desdémona y Miguel Matas


Desdémona y Miguel Matas

Antonio García Velasco



He aprendido de Otelo y, por más que me insinúan y me repiten lo contrario, no dudo de la fidelidad de mi Desdémona. No aumentaré la estadística de la violencia machista con una muerte más. Me niego a admitir que ella me engaña y, si así fuese, no llegaría a violentarla. Pero, no, no me es infiel, ni hablar. Y menos con mi ayudante Cassio, disimulado y respetadísimo gay, que ya prepara ilusionado su boda con Miguel Matas, es decir, conmigo. Claro que, antes de anunciar el compromiso, tengo que romper con ella y vueltas le doy al modo de alejarla de mi vida. La ocasión llegó, por fin, pues Desdémona nos encontró juntos en la cama a Cassio y a mí. No tuvo contemplaciones y me disparó a bocajarro. Luego se suicidó. Cassio quedó traumatizado por la violencia de género.