martes, 12 de octubre de 2010

Sobre el Esperpento actual

Zurcidos del esperpento actual

Antonio García Velasco

Al deportista ganador se le analiza la sangre y es acusado de dopaje. Al que las encuestas dan como ganador de las próximas elecciones lo acusan de dudoso liderazgo, de poco firme, de indeciso ante los presuntos corruptos. Al que está en el poder comienzan a moverle la silla a ver si, de uno de los movimientos sísmicos, se cae y se rompe la cabeza “y nos deja en paz el camino libre para la renovación y la salvación del partido. Y acaso, en segundo lugar, de España y de parte del extranjero”, que diría mi primo Anselmo.

La televisión, en cadenas encontradas, sigue con el culebrón de las princesas del pueblo, los cuernos, los dineros malayos y las desvergonzadas de turno. Los contertulios -¡cómo abundan, Dios!- siguen hablando de lo humano, lo divino y lo político como si fueran renacentistas entendedores de todo. A Mario Vargas Llosa le dan el Premio Nobel de Literatura y salta el fulano correspondiente afirmando que es un “derechista peligroso”. Los periódicos se hacen eco del comentario. Y el fulano gana notoriedad. Al escritor hispano-peruano, si llega a enterarse- le da exactamente igual. Intentó una vez la política y salió escarmentado. Su obra literaria sigue siendo válida con Nobel o sin él. Aunque ya lo tiene.

El espectáculo de la huelga 29-S sigue dando motivos de conversación. Y los sindicatos, aunque luchadores en un día y en días y momentos determinados, ya no son lo que eran. Y Morales Lomas, sindicalista en un tiempo, lo sabe tan bien como cualquiera. Hasta Franco inventó unos sindicatos verticales que, como ya lo estaban, nunca se pusieron de pie. Y menos de huelga. Claro que, entonces, no se hacían huelgas, a lo sumo, “paros técnicos”: el arte de los eufemismos ha existido siempre.

A los gobernantes chinos tampoco les ha sentado bien que a uno de sus presos políticos, reclamante de los derechos humanos, le concedan el Premio Nobel de la Paz. ¡Cómo va de interesante la realidad! Ya la maldición china lo recoge: Que Dios te permita vivir en una época interesante. A nosotros, con la crisis y los motivos personales y políticos de cada uno, nos ha tocado la primitiva de los días interesantes. Nos cayó la maldición. Veremos qué dios nos salva. O tendremos que morirnos solos para librarnos del mal. Y la dicción.

Y se parte la aguja de escribir, digo de zurcir, retazos y lo dejo aquí, pues son tantos los asuntos cotidianos del esperpento que ni Valle-Inclán, levantando la cabeza y la barba de chivo, podría recoger en una obra la más mínima semblanza. Ni asomado a los espejos del callejón del Gato, en los que se refleja nuestra realidad de cada día.

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