miércoles, 18 de septiembre de 2019

012 Microcuento La vendedora tradicional


La vendedora tradicional

Antonio García Velasco



Su tarja no sólo le servía para marcar lo que vendía fiado a sus clientes. También le servía de escudo protector, pues, si alguien entraba en la tienda con aviesas intenciones, no dudaba en levantar el palo de los apuntes de su soporte y amenazar con emplearlo como azote. Para ella, aquel escudo era tan valioso que ni siquiera lo cambió por el moderno equipo informático que sus hijos trataron de instalarle con una aplicación apropiada, intuitiva y eficaz.

-Estoy ya vieja para semejantes modernuras -afirmó con rotundidad.

-Mamá, sólo una minoría como tú se resiste al progreso.

-Aquí en el pueblo, no es necesaria tanta pamplina moderna. Yo conozco muy bien a cada uno de mis clientes, mujeres u hombres.

-Los representantes llegan todos con sus tabletas y te enseñan las fotos de los productos que venden.

-Antes venían con un cuaderno de fotos o con listados de todo lo que ya se conocía. Y vendían lo que me era necesario comprar, ni más ni menos. Que vengan ahora con esos chismes electrónicos que llamáis tabletas, no añade nada a lo que nos interesa: a ellos vender, a mí, comprar para vender después.

Los hijos cedieron en su empeño y ella continuó cuidado su negocio como ya lo hiciera su madre y la madre de su madre y la madre de la madre de su madre: apuntando lo fiado en una tarja y tachando la marca cuando el cliente pagaba.


3 comentarios:

  1. La tarja... Historia que solo se resiste en los más viejos y que ha de ser respetada por los tiempos.
    Buen y entretenido relato.

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  2. Indudablemente algunas tradiciones deberían prevalecer. Continuarlas por lazos de sangre ennoblece. Actualmente nos dejamos seducir demasiado por los espejismos de los cambios sociales exteriores. Lo que la iglesia católica llama pecados capitales siguen siendo siete. Los mismos siete de siempre. La tarja es un apunte con cierto soporte memorioso. ¿En qué se distinguen, de fondo, el listado informático de una compra a plazos de la libreta de cuentas de la dita? Eso sí: el respeto a la modernidad apeada de esnobismo hay que respetarla tanto como las tradiciones que valga, por ética o estética, sostener.

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  3. Gracias, Antonio. Gracias, Juan. Siempre es bueno celebrar y respetar las tradiciones. Acaso, hoy, ni se sepa qué es la tarja.

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