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domingo, 10 de octubre de 2021

075 Microcuento EL GIRONDINO

 

EL GIRONDINO

Antonio García Velasco

 

Queda lejos la Revolución francesa, pero él se sentía orgulloso de ser descendiente de Jacques Pierre Brissot, escritor y líder de los girondinos. Trabajaba en la fabricación de tubos de metal de distintos diámetros según la utilidad a la que se destinaban. Pero su sueño era la política.

—Tu ancestro era hijo de un posadero y fue guillotinado por oponerse a Robespierre —le dijo un compañero de trabajo que había indagado en la vida de Brissot.

—Y a ti te corto el cuello yo como sigas insultándome.

 

Cuando le contó lo ocurrido a su esposa, le dijo Felicité:

—Como si ser hijo de un posadero y oponerse al sanguinario Robespierre fuese un delito. El cuello tenías que haberle cortado en vez de amenazarlo.

 

 

miércoles, 14 de marzo de 2018

62 Jacobinos y girondinos


Jacobinos y girondinos

Antonio García Velasco



-Si los girondinos, desde cierto punto de vista, quedaron desprestigiados frente a los jacobinos, no me vengas ahora acusándome de girondino, que ni estamos en la Francia posrevolucionaria, ni soy un hacendado de Gironda o parte alguna, ni me he declarado nunca a favor, porque sí, de la monarquía o la nobleza, que nada me han dado. En la España de las primeras décadas del siglo XXI, todavía, si se quería la descalificación de alguien, se le llamaba franquista, aunque hiciera ya más de cuarenta años que había muerto el dictador y se hubiese pasado por una transición de consenso y respeto democrático a todas las ideologías. Tú te declaras jacobino y, con tal atributo, piensas que tienes la verdad y el derecho te asiste. Pues, amigo, lo tuyo es una forma de radicalismo franquista, valga la paradoja respecto a tus creencias, o, si prefieres, nazista, fascista, totalitario. No se sostiene lo de estás conmigo o estás contra mí, pues buscamos actitudes colaboradoras y no discriminantes o competitivas. En el mismo barco o empeño estamos todos, que nada es más revolucionario que alentar el respeto mutuo, la otredad y la tendencia al diálogo y los acuerdos. Sin exclusiones ni actitudes despreciativas.

-¿Has terminado ya tu monólogo?

-Seamos precisos: has sido mi respuesta, en diálogo, a tu comentario anterior. Por otra parte, ¿me he mostrado yo favorable a alguna guerra? Pues los girondinos pretendían machacar en guerra a todos los europeos que se resistieran a las leyes revolucionarias. ¡Qué tiempo! ¿A qué viene resucitarlos ahora? Porque también los jacobinos guillotinaron a los que no pensaban como ellos.

-Las historias se repiten de una forma u otra.

-Pero tenemos que avanzar, aunque no convenga olvidar, para aprender del pasado.

-¡Tópicos de calderilla!

-No te acoraces, que esa actitud es de intolerante y conocemos lo cerca que andan los intolerantes del radicalismo y el radicalismo del fascismo. Y no seas "semi" que lo propio es no sufrir apoplejías de ningún tipo, ni con parálisis del lateral izquierdo, ni del derecho.

-¡Tópicos de calderilla! -volvió a exclamar, dando muestras de cansancio en una discusión que no llevaba a ninguna parte. Sólo a llenar-vaciar el vaso.

-Es divertida la dialéctica, pero más divertido es el juego del amor y me espera Luisa.

-Luisa me espera a mí.

-¿Qué Luisa? No puede ser la misma persona. Yo iré a buscar a mi Luisa y tú, a la tuya.

-Si confrontamos tu verdad con mi verdad, estaremos, posiblemente, más cerca de la Verdad.

-Borrachos no estamos, ¿verdad?

-¿Mi verdad o tu verdad?

-Mejor la Verdad.

Y dejaron sobre la mesa el importe de cuanto habían tomado y salieron con intenciones claras de llegar cada uno a su casa. Luisa y Luisa, ni puestas de acuerdo, tenían las puertas cerradas con aldabilla y los dialécticos durmieron aquella noche en el descansillo de la escalera de sus respectivas viviendas.

-¿No es, acaso, la de Luisa una actitud intolerante?

"Mi Luisa está enfadada y no me abre la puerta" mensaje en el móvil que se cruzó con este otro: "Enfadada me parece Luisa y me impide entrar en casa". Escribiendo... "Dormiremos la dialéctica, digo la borrachera, en el suelo". "Menos mal que no estamos en invierno y hace buena temperatura... El suelo estaría muy frío".

Ya de madrugada, Luisa y Luisa abrieron la puerta e hicieron entrar a sus parejas, que ni protestaron al pasar por el cuarto de baño y tumbarse en la cama: "Estuvimos discutiendo de girondinos y jacobinos" "Como siempre. ¿Es que no podréis poneros de acuerdo una vez y dejaron de majaderías?"