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miércoles, 13 de enero de 2021

Libros recibidos 10

 

 LIBROS RECIBIDOS 10


Acuso recibo por este medio de los libros que me han enviado en calidad de jurado del Premio de la Crítica de Andalucía:

EL LENGUAJE IMPOSIBLE DE LA NOCHE, de Joaquín Fabrellas, Chamán ediciones.


Primer texto de Paul Demut, el habitantes de la noche (Mecanografiado en 1955)

Así suceden las cosas: la luz va llenando todo, van entrando y se sientan alrededor de las mesas, algunos en los sofás, otros, se acodan en la barra y piden un cóctel. Miran a las chicas que pasan en busca de alguien. No nos importa de dónde vienen o qué han hecho antes de venir aquí: discutir con sus mujeres, engañar a sus maridos, emborracharse después de salir de la oficina...



viernes, 21 de enero de 2011

El uso de lenguas en el Senado

La era del pinganillo

Antonio García Velasco

Po zí, me dijo mi amigo el senador, yo tamién zoy partiario der pinganiyo. No ehtoi dacuerdo con que loh zenaoreh andaluzeh carezcamoh de trautoreh y no podamoh ehpresarnoh en nuehtra lehitima lengua andaluza. Por lo demah, po gueno, que cauno able como le salga de… zu gaznate.

Eh gana de dahle empleo a lo probeh trautoreh, no me digan. Er paro se reuce en unoh pocoh. Y cierto, toah lah lenguah quesablan en Ehpaña zon ehpañolah, ahta landalú cablamoh nozotroh. ¿O no?

Y zi ener zenao ze uza pinganiyo, ¿por qué, por la mihma regla de treh no ze uzan ner congrezo de diputaoh? ¿Eh quehtoh no zon ihoh de la patria a liguar que loh zenaoreh? Po máh trautoreh y menoh paraoh.

Cuando yo able ner zenao, voi ablá enandalú puro y duro y zi no ay trautoreh po que naide mentienda. Peó pa eyoh. Y pa mí, po lo mihmo er hefe de mi partío zenfada conmigo y me manda a freí monoh. Pero yo le diré: “Hefe, uno tié deresho a ehprezarze en zu lengua matekna”.

Y zi yega Babé po que yegue. O quer gobiekno ponga trautoreh de toah lah moalidaeh de lenguah y ablah.

Neducazión vamoh retrozeindo: anteh abia un grupo de catalaneh, un poné, y mazercaba yo, po era amigo dargunoh, y dehaban dablá catalán, por rehpeto. Aora eh to lo contrario. Ahta loh zenaores quieren ablá en zu lengua rehioná.

La conversación siguió entre cervecitas y tapas. Y terminó contándome un chiste con cuya reproducción termino esta crónica: “Una mué questaba comprando ner mercadona. Cohe una caha de leshe, un cartón de güevo, un bri de sumo de naraa y un paquete beicon. Mientra ponía loh artículoh en la sinta de la caha, un borrasho cabía detrá della observaba con ditinimiento cada uno de loh artículoh. Ar terminar, er borracho la mira y le dise: "Tú ere zortera". La tía se quea to pillá por la sentensia, pero a la ve intrigá ya quella rearmente era zortera. Miró to loh artículoh que tenía sobre la sinta de la caha y no vio na que pudiera habe esho quer borrasho ahquerozo eze deduhera quella era zortera. Ar finá, ganó la curiocidá y le preguntó ar borrasho: "Eh verdá. zoy zortera. Pero.... ¿cómo la zabío?" Er borrasho contehtó: "Porque ere mú fea, ihaputa".

Asuntos hay feos en todo esto. O, por lo menos, un poco esperpénticos.

domingo, 1 de agosto de 2010

Apasionantes palabras

Apasionantes palabras

Antonio García Velasco

Vamos a seguir precisando sobre las palabras, a propósito del artículo de Manuel Rodríguez. Son símbolos las palabras de objetos reales, virtuales o mentales. "Agua" es un símbolo de esa sustancia líquida imprescindible para la vida y que el diccionario define como "Substancia formada por la combinación de un volumen de oxígeno y dos de hidrógeno, líquida, inodora, insípida, en pequeña cantidad incolora, y verdeazulada en grandes masas". Pero, observemos: un símbolo definido con un conjunto de símbolos, de significado convencional y con referentes -elementos de la realidad física, observable o mental- concretos y diversos. Si decimos "el agua es H2O" sólo estamos definiendo un símbolo con otros símbolos procedentes de un ámbito diferente al lenguaje convencional.

Decía que las palabras son símbolos de objetos reales, virtuales o mentales. Pero el significado de las palabras es más complejo que la mera referencia o relación con ese objeto o elemento llamado referente. De hecho, en toda palabra -o expresión lingüística, o enunciado- hemos de distinguir tres grados de significado: referencia, significación y sentido. La referencia, digámoslo de modo simple, es el significado objetivo, directo, el que nos hace pensar en el objeto o elemento real, en el referente concreto. Si digo "agua" me refiero a ese líquido que todos conocemos. La significación supone ya el añadido convencional, subjetivo, o sea, una serie de connotaciones procedentes de la cultura, creencias, visión del mundo de los usuarios de la lengua; “concepto mancomunado” lo llama José Antonio Marina. El sentido, por fin, es el valor que las palabras o enunciados adquieren en el uso concreto en un momento determinado: "Agua" puede significar en una situación concreta "mar" –o agua del mar-, “río” –o agua del río- o, simplemente, “fallo”, como en el juego del hundimiento de barcos en el que “agua” significa que la casilla señalada no "ha tocado" en ninguna de las posiciones en las que están situadas las embarcaciones.

Si nos dice la prensa que “El tijeretazo de Fomento afectará a una de cada cinco obras ya en marcha”, hemos de entender que tijeretazo no es el “Corte hecho de un golpe con las tijeras” –referencia- sino la “disminución del dinero destinado a la realización de obras” (sentido). Y, por obras sólo hemos de entender las realizadas con el dinero público administrado por el Gobierno. Porque, por supuesto, las obras que está realizando mi vecino en su casa no se van a ver afectadas por la decisión del Ministro de Fomento.

Es apasionante la “selva del lenguaje”. Y transitable. Nos permite entendernos, expresar nuestros sentimientos y opiniones, nuestro conocimientos. Y escribir. Y hasta hablar del propio lenguaje (función metalingüística, que diría Jabkoson).