El
exhibicionista presumido
Antonio García Velasco
Caminaba por la calle mostrando su verija
con cara de orgullo y satisfacción. Alguien le dijo:
-Es una vergüenza que enseñes el pubis
tan descaradamente.
-Otros muestran sus tatuajes.
-Es arte sobre la piel.
-Son manchas de tinta. ¿Por qué lo
natural ha de valer menos que lo artificial?
-Es indecente salir con las partes
pudendas al aire y a la vista.
Y no tuvo tiempo de responder, pues, al
instante, apareció la policía acusándolo de escándalo público por exhibición
obscena.
-Pues a mí me molestan los tatuajes y
todo el mundo los exhibe sin que ningún policía haga detenciones.
-No compare, señor.
Lo obligaron a vestir con decoro y el
juez le impuso una multa por exhibicionismo.
-Era mi forma de protestar y ¿no
garantiza la Constitución la libertad de expresión? Expresándome iba.
-Toda libertad tiene sus límites.
-¿Menos la de los políticos y sus
privilegios de oficio y sueldo? ¿Menos la de los millonarios que siempre
manipulan a su antojo?
-Creo que desvarías.
Ni respondió. Tan sólo se limitó a
enjoyarse y marchar a una playa nudista, en la que apareció cubierto de pies a
cabeza, con una pequeña abertura a la altura de los ojos.
Los desnudos, al verlo, comenzaron a
balancearse en los ramajes de la duda. Pero, por iniciativa de Conejo Cuadrado,
comenzaron a darle voces conminándole a salir de la playa acotada. Se
desprendió de sus ropajes. La turba de nudistas se calmó y lo dejó estar y
presumir de verija de bien dotado y mejor moldeado, para admiración de mujeres
y merma de la autoestima de los hombres.
Fue noticia en los medios cuando apareció
muerto en la playa con un cascote de una pieza de alfarería sobre el pecho en
el que se podía leer en trazos arañados: "Exhibicionista presumido".