La
egresada
Antonio
García Velasco
Cuando
en la entrevista de trabajo, Maruja Hernández dijo que era egresada de la
Licenciatura de Farmacia, la ignorancia de Fermín Cortés le hizo pensar que
aquella joven hispana no había podido estudiar por falta de aptitudes o
recursos económicos.
—¿De
qué me está hablando? —preguntó ella.
—De
lo que acabas de decirme, Maruja, de que no has podido estudiar.
—Le
estoy diciendo que soy egresada de la Facultad de Estudios Superiores de la
Universidad de Puebla en la especialidad de Farmacia. Mi título me faculta para
trabajar en todo lo relacionado con medicamentos, cosméticos y productos de
higiene, desde control de calidad hasta la evaluación, fabricación,
tipificación y límites de tales productos, pasando, obviamente, por su
comercialización. Mi currículum bien lo dice. Es decir, mi formación es muy
adecuada para ejercer el trabajo que ofrecen.
Fermín
Cortés no supo qué contestar y, tras la duda, sólo dijo a la candidata que ya
le avisarían si era la seleccionada. Pero, bien sabía que nunca tendría cerca
de sí un testigo de su torpeza.
En este Microcuento, una persona se equivoca al pensar.
ResponderEliminarPensar deriva de "sopesar", o sea, de comparar.
El pensamiento más elemental es el juicio. En él dos conceptos se unen mediante una afirmación, o se separan, mediante una negación.
En los "juicios de experiencia", la inteligencia usa lo que sabe, para formar el juicio con los datos, que para ello sufren una transformación (por eso Bergson decía que "nuestros estados de conciencia son ilusorios).
Por ejemplo: "esta llave inglesa es de acero", es un juicio que se puede afirmar cuando la percepción del material, es la única causa que lleva a afirmarlo así, porque lo conocemos por experiencia.
Pero otras veces, sin "conocimiento de causa", hacemos una afirmación que resulta ser falsa.
En este caso, en lugar de un juicio estamos haciendo un "prejuicio" (que es un juicio sin conocimiento de causa).
En nuestro Microcuento, el prejuicio de Fermín Cortés, se debe al desconocimiento de la competencia profesional de Maruja Hernández.
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El orgullo apoderado por la vanidad desvanece el agrupamiento de los seres humanos de valía para proyectos trascendentales. Menos mal que el anhelo se retroalimenta hasta en las adversidades. No merece,el anhelo provisto de valía, el desprecio de los ignorantes. Al contrario, merece el acercamiento de éstos con humilde ánimo de aprendizaje. Así, en este retroceso, para los miopes de miras el sol gira alrededor de la tierra. En otras palabras, la sociedad orbita en derredor de sus ombligos anclados, en lugar de orbitar con ella aportando, o, al menos sin erigirse en estorbos recalcitrantes. Imposible sin una energía de más luces que sombras, que deshaga esas tinieblas, que derrita la prepotencia en pro de la empatía comprensiva.
ResponderEliminarEs evidente que Fermín es un mal entrevistador. Lo normal es preguntar si no se sabe: ¿Qué es eso de egresada? O buscarlo como he hecho yo que desconocía el término, o preguntarlo después a mi mujer que trabajando en la UMA conocía perfectamente que son las personas egresadas de unos estudios universitarios.
ResponderEliminarEl entrevistador era torpe y entendió "egresada" como "echada", "no ingresada" o vayamos a saber cómo. Lo cierto que, como dices, Siroco, era un mal entrevistador, incompetente, zafio.
ResponderEliminarEl sonrojo y la vergüenza están detrás de algunas malas acciones.
ResponderEliminarEl castellano que se usa en Hispanamérica se diferencia en el empleo de palabras y expresiones del hablado en España,probablemente se ha conservado más antiguo.
ResponderEliminarEl entrevistador se debería haber egresado(formado) antes de haber prejuzgado.
El microcuento de hoy nos enseña que la ignorancia nos puede jugar una mala pasada y que la humildad sigue siendo una virtud.Gracias./María Serena
La ignorancia trae consigo el temor al ridículo. Y mayor aún cuando se presenta en puestos de poder. Lamentable, pero cierto. Estupendo microcuento, Antonio. Enhorabuena.
ResponderEliminarEl concepto egresado no es muy conocido en España, pero sí lo es en el mundo americano de habla hispana, pues está perfectamente definido por la RAE, aludiendo a: “Persona que sale de un establecimiento docente después de haber terminado sus estudios”. Yo lo conocí cuando llegué al mundo universitario, aplicado a quien terminaba sus estudios; por tanto egresado es aquel que ha concluido su carrera. Pero, ¿qué es reegresado, aquél que vuelve a estudiar, o tal ver el que acaba la segunda carrera?
ResponderEliminarObviando este inconsistente juego de palabras, volvemos a la entrevista de trabajo, y hemos de considerar que Fermín Cortés debía saber perfectamente lo que significa egresado, considerando precisamente que perseguía la contratación de un egresado.
Primer fallo y, además, ridiculez del entrevistador, es no saber que es un egresado. Vergüenza al sentirse descubierto y tocado en su orgullo en una relación, para él asimétrica, con ciertos matices de prejuicios respecto a la joven hispana, a la que, con su paternal comprensión, muestra cierta compasión y trivializa el no tener estudios.
Es bastante habitual que la mediocridad, al sentirse descubierta, eluda al descubridor que puede dar constancia de la misma. En este caso, la pobre Maruja Fernández, seguramente será rechazada para el puesto, no tanto por su incapacidad, pues se le supone gran valor como egresada con su licenciatura de Farmacia en Puebla, sino por la incomodidad que representa para Fermín y su miedo a que, una vez en el puesto, comente o manifieste, sarcásticamente, el incidente de la entrevista, dejando constancia de su ignorancia, afectando a su prestigio profesional.
He vivido en algunos casos donde el jefe ha de elegir a su equipo, como el elegido no es el mejor, sino el que menos le puede hacer sombra al jefe; o sea, el que pueda cuestionarle con sobrada argumentación sus decisiones, prefiriendo ocultar sus limitaciones para mantenerse en el sillón. Supongo que esto os suena, pues es aplicable en otros muchos casos, con los matices que se quieran introducir, claro está…
Reegrasaré en tu próximo texto para comentarlo.
Excelente relato para escenificar que ante lo que se ignora es mejor callarse e informarse antes de hablar. Enhorabuena.
ResponderEliminarComo siempre, es muy ocurrente y acertado.
Ateniéndome al relato de Antonio, me gustaría hacer algunas reflexiones que me he hecho a través de mi vida, y es que la ignorancia, el error y el aparentar lo que no se es, debe dar lugar a la contraria visión de proclamar la equivocación, confesar la ignorancia y deshacer los entuertos como las vías sanas para definirnos como humanos. Recuerdo que en mi profesión me he encontrado frente a una masa enorme de personas que alegaban por qué una persona tenía tres licencias de taxis, mientras otras ninguna. Ante mi ignorancia acerté a decir, "No tengo idea, pero si me permiten un tiempo, dentro de unos días tendrán la respuesta", y así lo hice. Dicha acumulación de licencias, venían de la herencia y de los procesos judiciales, cosa inadmisible porque eran actos administrativos que debían revertir a la administración.
ResponderEliminarEl error, la equivocación, esa verdad absoluta que todo el mundo unifica en su persona, es humana, y por tanto, en muchos casos nos miramos nosotros mismos sin tener en cuenta que podemos errar.
En el relato de Antonio, lo normal es que el entrevistador en vez de darse por conocedor del término, debía haber hecho lo que dice Víctor Pérez, buscar la palabra en el diccionario o preguntarle a la interesada "Me puede explicar que es ese término". No ocurre nada porque desconozcamos tantas cosas: palabras, instrumentos o razonamientos de la vida. Lo malo es que cuando sin saberlo nos apropiamos del contenido inapropiado, en muchos casos hacemos el ridículo, como hace el entrevistador.
Como dije una vez, hay que atenerse al término de "No lo sé", para evitar el error por ignorancia. Aquellos que siempre están en posesión de la verdad yerran, y así, no sé si he traído a colación en otra ocasión la disputa de lo que le contestó un comentarista a otro para acabar con la discusión: "Lo que le puedo decir es que el mundo se divide en dos partes, lo que estáis en posesión de la verdad y los que la buscamos"
Dejemos de estar en posesión de lo que puede tener multitud de matices.
Como siempre Antonio, eres único en el relato corto.