domingo, 17 de febrero de 2019

001 Microcuento Los quehaceres culinarios


Los quehaceres culinarios

Antonio García Velasco



Sentada en el balcón frente a la playa, se encontraba cabizbaja, preocupada, profundamente acongojada. Pero tenía que ocuparse de la comida y se levantó con presteza. Entró al aseo, orinó y, tras arreglarse la ropa, se lavó las manos con jaboncillo medicinal y aromático. De inmediato, pasó a la cocina para marinar el pescado: sus hijos llegarían pronto del colegio y quería tenerles la mesa preparada. ¿Y si él se presentaba de nuevo? No estaba dispuesta a seguir soportando sus malos modos, sus amenazas, sus imposiciones.

          -Hola, amor -llegó Ernesto, su marido, saludándola con un beso.

-Hola, cariño, confieso que no te esperaba hoy.

-He terminado el trabajo satisfactoriamente y vengo con dos días de permiso... Más sábado y domingo. ¿Por qué estás tan inquieta?

-Los niños vendrán pronto y quiero tenerles la comida. Siempre llegan hambrientos.

-Yo te echaré una mano.

-Disculpa un momento -se retiró de nuevo al cuarto de aseo.

Escribió en el WhatsApp: "Mi marido estará en casa hasta el lunes". Después regresó a los quehaceres culinarios.






4 comentarios:

  1. Desde luego "él" puede ser cualquiera.
    Habitamos con la constante presencia del preconcepto.
    El prejuicio se conforma en la realidad que tantas veces nos desborda y, a la vez, doma la amplitud de posibilidades ante una situación determinada y la enfoca hacia la más común. Cuando alguna desavenencia tiene la apariencia de recurrente la solemos achacar a alguien cercano. Y, casi siempre lo es. Pero, no siempre acertamos en señalar el tipo de cercanía.

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  2. Hoy en día, aprecio mucho entrenamiento del cuerpo y poco entrenamiento de la mente y del alma. Conforman una trinidad complementaria. Si se descompensa, nos cogerá a pie cambiado lo imprevisto.

    "Los quehaceres culinarios" representan una acertada alerta. La vida es una interconexión del todo de nosotros mismos con el todo del entorno. Sí, esa palabra viene a colación: holística.

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  3. “Siempre he manifestado que una novela o relato debe abrir puertas por donde escape la imaginación del lector. El mini relato de Antonio García Velasco “Los quehaceres culinarios”, nos muestra la tendencia del autor a darnos salidas para enfocarlo desde la perspectiva del lector con la estimable ayuda del autor.
    Primero: ella está en sus quehaceres, pero asegura temerosa “¿Y si él se presenta de nuevo?, no soportaría los malos modos, sus amenazas, sus improperios”
    Segundo: se presenta el marido y todo transcurre como una balsa de aceite, hasta se presta a colaborar con la comida: “Yo te echaré una mano”
    Tercero: Entra en el cuarto de baño y advierte con el móvil, “Mi marido está en casa hasta el lunes”.
    No se pueden dar más opciones desde donde se pueda interpretar un relato con tan pocas líneas; y así pregunto, a) ¿de quiénes son los malos modos, del marido o del amante? b) ¿El marido es una persona que tiene dos caras, la de los malos modos y la del buenazo de la llegada a casa? c) ¿A quién llama, seguro que es al amante? d) El de los malos modos es el amante, a quien a pesar de todo desea ver?
    Yo tengo mi opinión particular sacada de su lectura, y me hallo en posesión del relato completo, aunque la solución está en quien lo lea.
    Estupenda implicación del lector.
    Carlos Guillermo Navarro
    Escritor

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    1. Carlos, he introducido, según tus indicaciones, el comentario a este microcuento. Gracias por sus comentarios que, ciertamente, ocupan más palabras que éste. Gracias.

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