El final del relato
Antonio García Velasco
Cuando hacía la reseña de la novela Cromos
de Marta Ojeda Zambrano, al hojear para releer un párrafo, se detuvo en el
siguiente enunciado "... y permanecerás encerrado durante cuarenta días
y cuarenta noches. No en cárcel, mazmorra o calabozo de comisaría. En tu propia
casa, confinado, cercado, amenazado por un bicho peligroso y desconocido. Como
millones de seres humanos". ¿A profeta jugaba la autora de moda,
primera en la lista de ventas? Era un “brujo” quien hablaba a Mathius, el
protagonista. Buscaba información sobre uno de sus antepasados que fue
contrabandista de tabaco y penicilina, en los primeros tiempos de comercialización
de este descubrimiento (Fleming, 1928). En sus pesquisas había encontrado a
quien las gentes del lugar llamaban brujo por su sabiduría y porque hacía
“desaparecer”, y aparecer en lugar seguro, a quienes eran perseguidos por la
policía. Nunca pudieron probar su complicidad con el contrabando. Tras un rato
de conversación, le dirigió aquellas intrigantes palabras. La historia nos dice
que conocidos personajes fueron condenados a arresto domiciliario. Pero
¿millones?
Sin terminar su crítica, dejó de teclear
en el ordenador y conectó el televisor antes de sentarse en el sofá.
Entrevistaban a Marta Ojeda y, precisamente, el periodista le hacía una
pregunta sobre aquellos confinamientos en casa mencionados en la novela.
-A veces los escritores tenemos
intuiciones...
-Pero tu personaje, llegado el momento
profetizado por el brujo, intenta saltarse la alarma y...
-¡No reveles, por favor, el final del relato. No me espantes a
los posibles lectores, te lo ruego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario