El robo a Carmina
Antonio García Velasco
Mediante un ligero
palpamiento, Carmina, la ciega, descubrió que la carátula de la persona que se le
había acercado era gelatinosa y horripilante. Retrocedió espantada, aunque el
enmascarado ya la había agarrado por la muñeca con fuerza inusitada. Gritó
Carmina hasta que la mano enguantada le dejó libre el brazo para oprimirle la
boca y dominarla contra la pared.
De pronto se vio libre del
avasallamiento. El opresor se alejaba. Comprobó que el importe de la venta de
los cupones y ciertos boletos habían desaparecido.
Denunció el robo y la
violencia. Mas, al día siguiente, retiró la denuncia: "Te dejo un regalo,
Carmina", escuchó, mientras le hurgaban en la bolsa que llevaba en
bandolera. Un fajo de billetes de cincuenta euros le había dejado la persona de
la misteriosa voz: "Soñé que el número que te robé sería el premiado y no
tenía dinero para comprar los boletos. Disculpa".
Me parece un texto magnífico ¿Quiere usted traducirlo al inglés y al árabe por ejemplo? Llámeme si quiere usted traducir sus textos o microcuentos.
ResponderEliminar¿Al robo con violencia lo exculpa una recompensa económica generosa?
ResponderEliminarLa dignidad, valor esencial de las personas, está cayendo en picado su cotización en lugar de subirla.¿ Tendremos que mirar al pasado como referente parcial de futuro? En ese caso, ¿qué aporta la actualidad al progreso humanístico? Me rebela la regresión. Cuidaré, en minoría, un grado digno en ascenso de mis actos. Cualquier decepción puntual, me servirá de acicate para imprimir más toma de conciencia solidaria. Hoy por hoy, ahí estriba mi predisposición.