El robo a Carmina
Antonio García Velasco
Mediante un ligero
palpamiento, Carmina, la ciega, descubrió que la carátula de la persona que se le
había acercado era gelatinosa y horripilante. Retrocedió espantada, aunque el
enmascarado ya la había agarrado por la muñeca con fuerza inusitada. Gritó
Carmina hasta que la mano enguantada le dejó libre el brazo para oprimirle la
boca y dominarla contra la pared.
De pronto se vio libre del
avasallamiento. El opresor se alejaba. Comprobó que el importe de la venta de
los cupones y ciertos boletos habían desaparecido.
Denunció el robo y la
violencia. Mas, al día siguiente, retiró la denuncia: "Te dejo un regalo,
Carmina", escuchó, mientras le hurgaban en la bolsa que llevaba en
bandolera. Un fajo de billetes de cincuenta euros le había dejado la persona de
la misteriosa voz: "Soñé que el número que te robé sería el premiado y no
tenía dinero para comprar los boletos. Disculpa".