Cálculos
exactos
Antonio
García Velasco
La nostalgia le hizo viajar al pasado. Mas llegó tarde. Habían quedado muy atrás aquellos tiempos en los que ayudaba a su madre en la frutería y, en la pesada, acertaba siempre con lo requerido por la señora cliente o el señor que iba a comprar. Ni un gramo más, ni un gramo menos. Estudiaba en la Universidad Ciencias exactas y, por sistema, sacaba tiempo para ayudar a sus padres en el pequeño negocio.
—Satán
te llamará al infierno para medir las culpas de cada cual —le pronosticó un
amigo enemigo.
—¿Una
mujer no puede estudiar Matemáticas?
Contra
todos los inconvenientes, concluyó sus estudios y fue fichada por una
multinacional para el departamento de contabilidad y previsiones inversoras.
Profesionalmente había triunfado. Pero ninguna de sus parejas supo apreciar y
aceptar su valía personal. Sufrió tardes de nostalgia y sinsabor. Quiso volver a los tiempos de estudiante, con
sus padres vivos, con sus amigos de niñez y juventud. Pasó con mucho retraso
aquel tren de la vuelta al pretérito. Y tomó una decisión después de pensarlo
con precisión y cálculo de riesgos: se haría fecundar in vitro y asumiría por
sí sola la crianza del hijo.
Embarazada
y sin pareja fue pasto de llamas de incomprensión, murmuraciones y crítica. Mas
su decisión fue irrevocable y, por fin, nació un bebé esperanzador.
Años
después, cuando aquel niño fue adulto, madre e hijo recibieron un prestigioso
premio internacional por su contribución a las matemáticas aplicadas a la vida
cotidiana y al cálculo de los riesgos de estar vivos y sobrevivir en sociedad.
Hola soy Encarnación Sánchez Arenas y me ha encantado de este relato la siguiente frase: y al cálculo de los riesgos de estar vivos y sobrevivir en sociedad, todo ello determinado por una sociedad que aboga por el libre albedrío y por una selección caótica de los acontecimientos, que puede ser más o menos certera en sus resoluciones finales.
ResponderEliminarEs magnífico este relato.
Nostalgía y pensamiento crítico, otro ejemplo de excelente microrrelato.
ResponderEliminarCada persona, al nacer, trae consigo una serie de aptitudes. Ha de desarrollarlas, inicialmente, bajo el manto de la lengua materna que el azar le designe.
ResponderEliminarLa libertad es una célula, entre un mar de células con tendencias puntales. Se ejerce con la toma de decisiones que provienen de la convicción íntima en el momento de tomarlas. Hemos de dejar de lado los prejuicios sociales de cada época, pues también éstos forman una espiral evolutiva constante. Y, además, su amplio paisaje suele contar con intricadas selvas pero también con placenteros oasis. El cálculo exacto de los aciertos estriba, simplemente, en decidir lo más justo y honesto adecuándolo a las peculiaridades individuales. Así, el reconocimiento de los demás se torna en un añadido a la satisfacción íntima. Ésa, siempre permanece. Sobre todo, si enmendamos errores y aspiramos a exprimir esas capacidades que aporten, al menos trasparencia de criterios, al prójimo. Hemos de encontrar nuestro lugar en el mundo, no sólo implicando a esta palabra como sustantivo, sino también, ampliándola al adjetivo opuesto a inmundo.