EL ALFILER
Al buscar un imperdible en el alfiletero,
sufrió un pinchacito en la yema del dedo índice. ¿Quién iba a pensar que, desde
un simple agujerito tan pequeño, iba a salir tanta sangre, tanta amargura,
tanto desaliento? O, acaso, tanto alivio inesperado. Hubo de acudir a Urgencia
para que remediaran la hemorragia.
-¿Nunca se percató de su problema hemofílico?
-No,
por cierto.
Le
aplicaron la terapia oportuna, le recomendaron las precauciones pertinentes y lo dejaron marchar.
No volvió a practicar deportes de riesgo
de lesiones, tomaba sus remedios antifibrinolíticos e iba siempre preparado para
cualquier emergencia. Guardaba la serenidad necesaria para no apurarse ante la
idea de una hemorragia interna que lo obligara a una intervención quirúrgica.
Dejó de cepillar sus dientes por temor a la posible rozadura que hiciera
sangrar las encías... Un día lo
entrevistaron en un programa de radiodifusión de amplísima audiencia. Se las
arreglaron de modo que proclamara que, en vez de cepillado con pasta dentífrica,
realizaba enjuagues con una determinada marca de elixir bucal.