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jueves, 31 de enero de 2013


Enfermo de austeridad

Antonio García Velasco

Aquel hombre –y no es cuento lo que cuento- practicaba una auténtica política de austeridad. Su apariencia era de mendigo y buscaba en los contenedores de basura el sustento suyo de cada día. Pedía, cobraba su pensión y, acaso, unas rentas, se recortaba y guardaba, guardaba, guardaba austeramente. Las arcas de su estado estaban repletas. Y un día, murió en la miseria y, al levantar el cadáver, descubrieron, bajo el mísero colchón, un acolchado paquetón millonario de billetes de curso legal.

Ángela Merkel parece decidida a continuar con su invitación a que vivamos todos como el mendigo aparente de la historia anterior. Pero hasta su socio Rajoy comienza a disentir de la postura de la alemana. No podemos ganar cuatro y gastarnos cinco. Pero podemos ganar cuatro y fundir los cuatro siguiendo la consigna horaciana del carpe diem. Conveniente sería gastar sólo tres, y tener algunas provisiones para imprevistos. Pero, a veces, resulta difícil guardar un poco, sobre todo si la hipoteca nos tiene la vida hipotecada y el fin de mes con el agua al cuello. Nuestro gasto, por otra parte, estimula la producción, la producción aumenta la necesidad de contratar nuevas manos, el contrato de nuevas manos pone más dinero en circulación y la racha del deterioro del empleo se frena. Incluso las arcas de Hacienda salen beneficiadas. Mientras tanto, los agentes comerciales, busquen nuevos mercados. Y los bancos, que sean menos colesterol en las arterias de la economía y que la sangre del dinero fluya sin obstáculos. Que se detenga la corrupción, esos ictus que tanto nos afectan.

Hay, por otra parte, mucho dinero debajo del colchón miserable de los llamados paraísos fiscales. El mendigo continuaba su rutina diaria de hurgo en la basura y guardaba para que no le faltara en caso de necesidad. Es la misma mentalidad de quienes salvan sus millones bajo cualquier colchón extranjero. Y la muerte los sorprenderá revolviendo basura mientras tratan de evitar al fisco. Pero, en fin, al poderoso caballero don Dinero le gusta mucho ocultarse de vez en cuando, obstruir el bienestar de los otros, quedarse acumulado en pocas manos manipuladoras, corromper voluntades y ser el fin en vez del medio que facilite la vida de todos los humanos.

sábado, 25 de junio de 2011

De 110 a 120 y al revés

Nunca se limita la velocidad a gusto de todos

Mientras polemizamos sobre límites de velocidad, no hablamos de otras cosas. Los llamados ecologistas, por su parte, afirman que la medida ha sido eficaz: menos consumo de combustible, menos contaminación, ahorro en euros, menos accidentes… Los, llamémosles, amantes del automóvil –fabricantes y concesionarios incluidos- diciendo: que un muermo conducir a 110, que también por duermevelas se producen accidentes, que no hay en realidad tal ahorro, ya que el ahorro se produce porque la crisis reduce el uso del automóvil, que hasta 120 es poco correr, que, por lo menos, el límite tendría que ser 130, como en otros países, o como en Alemania, sin límite fijado y sólo ciertas restricciones, según las circunstancias… Y el gobierno, Rubalcaba, digo Alberto, que el petróleo ha bajado y tiende a bajar –aunque sigamos pagando la gasolina a altos precios, aun con las vales descuento que reparten ciertos centros comerciales-, que la medida fue provisional y ha cumplido su plazo, que… La polémica sigue, seguirá, continuará. Como la amenaza de la bancarrota, la presión de los especuladores de la deuda pública, la espada de Damocles del rescate…

A más consumo de combustible, más ingresos por impuestos para el Estado. Por ello algunos sostienen que “como la medida de la reducción a 110 ha funcionado, lo urgente es suprimirla”. El día 1 de julio, “la marcha atrás” que supone más velocidad para adelante. Juegan algunos medios con el titular “Rubalcaba arranca la campaña a 120”. Necesita toda la popularidad -¿y se la da esta medida?- y suprime una disposición que fue antipopular, salvo entre los grupos ecologistas, que conste.

La ministra Salgado señaló que el ahorro ha sido “superior a la pérdida de recaudación fiscal debido a la menor demanda de gasolina”, pero el ahorro, en todo caso, es para el bolsillo particular y la recaudación es para Hacienda y Hacienda somos todos, pero la administran ellos. No sé si alguien podría explicar que si uno se ahorra un litro de combustible yendo a 110, ese ahorro es un bien general para la Nación. Por la misma regla, si gastamos lo mínimo en el día a día, paralizando el consumo, también ello sería beneficioso para todos. ¿O no? ¡No! Este sistema, que indigna siempre y que sólo ahora manifiesta indignados, se basa en el consumo y no consumir es paralizante. Hasta para Hacienda, que recauda menos IVA y tendrá menos para invertir en reducción de deuda, en infraestructuras, en prestaciones sociales.