El rebote de Luisita
Rivas
Antonio García Velasco
El cuerpo de la
escritora Luisita Rivas no era elástico ni mucho menos. Por el contrario,
estaba afectado de un reuma achacoso de años y relentes. Ella decía: "Como
todo el paisanaje de esta comarca de humedales, rocíos nocturnos y escarchas
invernales mañaneras". Y podría tener razón.
No, no era elástico su
cuerpo y, no obstante, cayó al suelo y dio el rebote de un balón pinchado.
En sus escritos se
mostraba purista, evitaba cualquier extranjerismo y, de modo especial, los
dobletes en os/as que consideraba innecesarios, en ocasiones, ridículos y
siempre antiestéticos.
-Es que confunden las
churras de exquisitas leche y carne con la merinas de blanquecina y cualificada
lana. En sus mentes perturbadas no distinguen entre gramática y vida, entre
géneros morfológicos y sexos. Hasta las páginas Web de escritores y críticos
caen en semejante agujero.
Pero,
pobre Luisita Rivas, una caída, un rebote y allí quedaron sus purezas
lingüísticas, sus propiedades léxicas, sus escritos cargados de intenciones
redentoras y sus huesos reumáticos.