domingo, 6 de diciembre de 2020

038 Microcuento EL REBOTE DE LUISITA RIVAS

 

El rebote de Luisita Rivas

Antonio García Velasco

 

El cuerpo de la escritora Luisita Rivas no era elástico ni mucho menos. Por el contrario, estaba afectado de un reuma achacoso de años y relentes. Ella decía: "Como todo el paisanaje de esta comarca de humedales, rocíos nocturnos y escarchas invernales mañaneras". Y podría tener razón.

No, no era elástico su cuerpo y, no obstante, cayó al suelo y dio el rebote de un balón pinchado.

En sus escritos se mostraba purista, evitaba cualquier extranjerismo y, de modo especial, los dobletes en os/as que consideraba innecesarios, en ocasiones, ridículos y siempre antiestéticos.

-Es que confunden las churras de exquisitas leche y carne con la merinas de blanquecina y cualificada lana. En sus mentes perturbadas no distinguen entre gramática y vida, entre géneros morfológicos y sexos. Hasta las páginas Web de escritores y críticos caen en semejante agujero.

Pero, pobre Luisita Rivas, una caída, un rebote y allí quedaron sus purezas lingüísticas, sus propiedades léxicas, sus escritos cargados de intenciones redentoras y sus huesos reumáticos.

 

2 comentarios:

  1. Leído con interés tu cuento, como siempre, ahora que caigo, he llegado a la conclusión de que es bueno caer de cuando en cuando para entender las cosas. Yo veo necesario botar (con v también) para seguir saltando por la vida de forma alegre y no arrastrarse por los suelos tras caer. Un abrazo, amigo.

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  2. El micro-relato lo interpreto como una alegoría entre la evolución natural, en este caso de la comunicación lingüística, y el artificio para imponer una determinada corriente de pensamiento.
    Ojalá, como ha ocurrido con otros autores, el acervo cultural prepondere sobre el oportunismo mediático interesado... Y, por tanto, los argumentos de Luisita Rivas, en vez de quedar en el olvido con su pérdida, ésta, aunque con achaques reumáticos léxicos, actúe como resurrección de sus postulados; por fundamentos normativos básicos; y, por tanto, representantes del sentido común y muro de contención ante los trueques con prebendas entre bambalinas.

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