El
diagnóstico
Antonio
García Velasco
Llegó
a visitarla, con cita previa, Jacinta Valverde, achacosa y artrítica,
malhumorada de soledad y falta de cariño. Le recetó, entre otros medicamentos y
calmantes, un complejo de vitaminas y minerales.
Cuando
Jacinta salió de la consulta, se sentó en la terraza de una cafetería, pidió un
té con leche y, aun con la mascarilla puesta, escribió el siguiente ovillejo,
estrofa a la que era aficionada desde que leyó el libro "Cantares de
flores nuevas" de Antonio García Velasco:
¿Qué te causa tal dolor?
Amor.
¿No será más bien el reuma?
Se suma.
¿Qué te aporta mayor dosis?
Artrosis.
Será que avitaminosis
te produce esa desgana
que se siente de mañana
si mal de amor suma artrosis.
El
té se le quedó bastante frío mientras ajustaba las sílabas y rimas de los
versos.
Me parece magnífico este cuento con este ovillejo. Pienso, si Dios quiere, emitir un artículo de opinión sobre el artículo que le envié titulado "Perduración del "ovillejo cervantino" y del conjunto de sus ovillejos de su libro Cantares de flores nuevas en el Diario Jaén. Además, antes va a salir otro artículo de opinión en el Diario Jaén sobre el conjunto total de poemas de su libro Cantares de flores nuevas. En hora buena.
ResponderEliminarEl ovillejo rezuma y resume los males corporales y la falta de comprensión afectiva de Jacinta Valverde. Verde como el té en aventuras o desventuras amorosas; blanca como la leche por la artritis; desprovista del los bulbos y aromas de jacinto... Pero, dispuesta a la autocrítica en verso. Ése, a veces, algunas veces, es el trampolín para hacerle un doble salto mortal al prejuicio. ¡Que zurzan a las reglas sociales coactivas!
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