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martes, 20 de julio de 2021

067 Microcuento LA CAZA DEL RENO

 

La caza del reno

Antonio García Velasco

 


Se proclamaba, con énfasis y voz engolada, Maharajá y con tal apodo lo llamaban en el barrio. Su madre, la dueña de la tabaquería, lo había mimado mucho en la infancia, pero, ahora, con más de veinte años ya estaba cansada de que el Maharajá viviera como tal sin querer estudiar ni trabajar.

Un día, llegó a casa con un enorme perol diciendo que en él guisaría un ingente reno.

—¿Y dónde está el reno, Yulene?

—Salgo de expedición para cazarlo. Mi séquito vendrá conmigo. Y, después, haremos un festín digno de un príncipe hindú, digno de mí, sin duda.

La madre, sin decir una sola palabra, en cuanto el hijo dejó el perol en la cocina y hubo salido, llamó Sigurd Olsen, médico psiquiatra y, acaso, padre de su hijo.

—Sigurd, no puedo más. Yulene quiere irse a cazar renos. Y, lo peor, ya ha comprado el perol para guisarlo.

—Hablaré con él.

Sigurd Olsen y Yulene se encontraron en un parque y, tras una larga conversación, preguntó el presunto padre:

—¿Me permites ir contigo a cazar renos?

 

sábado, 18 de febrero de 2017

Microrrelato 67 Sesión psiquiátrica


Sesión psiquiátrica

Antonio García Velasco



Si hez se llama a lo más vil y despreciable, Emilio, en sus momentos de lucidez, se consideraba la hez de la hez, el poso de las heces, la vileza de los más despreciables y viles. Pero, ¿por qué?, le preguntó el psiquiatra. Respondió el paciente: "Porque lo único que me divierte es conturbar, inquietar, alterar, intranquilizar a los demás". Mientras lo decía y el experto anotaba en su cuaderno, sacó una rata de su bolsillo y la dejó suelta por la consulta. "¡Ah!", gritó el facultativo al verle los morros al roedor. "¿Qué le ocurre, don Segismundo?", preguntó incorporándose de la tumbona. "Una rata en mi despacho, una rata asquerosa, por allí", señalaba el rincón por donde el animal había huido. El paciente aguantaba a duras penas la risa, hasta que el experto le abrió la puerta gritando: "Largo, ahora mismo, largo de aquí, no quiero volver a verlo". Emilio abandonó el lugar desternillándose de la risa.