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domingo, 7 de enero de 2018

07 El saboteado


El saboteado

Antonio García Velasco



¿Víctima de un sabotaje? En todo caso, lo propio sería decir que fue saboteado en todos y cada uno de los proyectos iniciados en su vida: ninguno le había salido bien. Una vez, cuando todo parecía encarrilado, el piso de arriba experimentó una rotura de tuberías y se le inundó el local del negocio: cierre temporal, pérdida de clientes, negocio liquidado. En otra ocasión, cuando pensaba que sus declaraciones anteriores habían sido correctas y bien asesoradas, Hacienda le hizo llegar unas paralelas y se vio obligado a pagar con recargo, arruinando sus inversiones. En otro momento, se las prometía felices con el nuevo socio y, en el momento de la firma de documentos, el presunto amigo se echó atrás... Abrió un bar y ofrecía en la publicidad las mejores tapas, las mejores copas, la cervecita más fría. Tuvo el local lleno a todas horas durante dos semanas. Al cabo de las cuales, los barriles de cerveza perdieron presión, las tapas se agriaban o se reverdecían... Su incipiente clientela dejó de acudir a sus reclamos y se vio abocado a poner candados en las puertas. "¿Quién me persigue, quién?"

Hasta en el amor se sentía desgraciado, pues la mujer de su vida se marchó con otro dejándolo en el precipicio del desconsuelo. Comenzó a recelar de todas las mujeres. Pero un día conoció a Paula en la playa. La llamó "Pelágica", pues a la orilla del piélago la había conocido. Ella no comprendió el calificativo y lo plantó el mismo día en que empezaron a intimidar.

Desgraciado en los negocios, desgraciado en el amor… optó por el juego. Acabó en la ruina total.

Pese a las muchas dificultades por la endogamia del gremio, encontró un puesto de basurero en la empresa municipal. Tenía un buen sueldo, un útil trabajo nocturno y muchos malos olores de orgánicos en descomposición. Una noche, le pusieron la zancadilla y vino a caer por el terraplén de los vertidos.

Creo que no se ha recuperado todavía.

viernes, 21 de abril de 2017

Microrrelato 126 Delineadoras chambonas


Delineadoras chambonas

Antonio García Velasco



Seguir las instrucciones para trazar las líneas de una figura no parece tarea difícil. Pero el encargo se lo hicieron a unas delineadoras chambonas, cuya falta de habilidad ocasionó el desastre de un diseño repelente. No obstante, como no hay mal que por bien no venga, los operarios siguieron las indicaciones de los bocetos y el resultado fue una colección que todos consideraron muy original. Se pusieron en marcha las adecuadas técnicas de publicidad y marketing y, como rosquillas se vendieron los nuevos trajes, vestidos o harapos de otoño.

domingo, 5 de febrero de 2017

54 Contaminación


Contaminación

Antonio García Velasco



La publicidad indujo a todas las familias a comprar licuadoras. Al cabo del tiempo, licuar frutas resultó tan embarazoso como poco útil, pues, se propagó la idea de que la fruta comida entera era más sana y natural. Se arrumbaron las licuadoras en cualquier lugar. Aquella estaba abandonada en el trastero de la casa. Nadie se acordaba de ella. Como se aburría, decidió licuar cualquier cosa y sentirse útil. Pero no había frutas en aquella buhardilla. Entonces comenzó a hacer líquidos de todo cuanto encontraba a su alcance. Como los líquidos se evaporan con el calor y, más tarde, al enfriarse, vuelven a su ser, comenzaron las lluvias más extrañas que los humanos habían conocido.