martes, 7 de marzo de 2017

Microrrelato 84 Ilusiones piratas


Ilusiones piratas

Antonio García Velasco



El pirata se había sentado encima del cofre asegurando y jurando por su ojo tuerto que no sabía donde se encontraba el tesoro. Les pareció poco serio el juramento y lo obligaron a repetirlo. Juró por su ojo sano y por las barbas de Belcebú. Entonces lo creyeron y se marcharon. Pensaba que los había burlado, pero, ahora, se le presentaba otro problema: ¿cómo esconder el cofre sin ser visto? ¿Optaría por pasar la vida sobre la dura tapa del arcón? En tal caso, ¿para qué le serviría el tesoro? ¿Y si Hacienda lo descubría como dinero negro? El problema quedó resuelto en el momento en que levantó la tapadera y sólo encontró el pañuelo bordado de una dama enamorada. Su consuelo fue soñar con el amor… y con el tesoro perdido.




lunes, 6 de marzo de 2017

Microrrelato 83 Poemas de amor en miniatura


Poemas de amor en miniatura

Antonio García Velasco



Fue discípulo de Andrade Guerra de Quito que escribió el "Padrenuestro" en el canto de una tarjeta de visita. Desde que la conoció, cada día le enviaba una carta de amor o un poema escrito en las caras de una legumbre circular de medio centímetro de diámetro. Al principio ella quedó desconcertada al recibir el sobre con tan diminuta semilla. No podía comprender el alcance de semejante reiteración. Por fin, una tarde se encontraron y él le explicó su habilidad y el modo de leer sus expresivos y laboriosos mensajes. Nunca hemos sabido lo que ella sentía leyendo sus cartas o poemas. Sólo conocemos que, al cabo de un tiempo, lo invitó a comer un delicioso potaje de letradas lentejas.

domingo, 5 de marzo de 2017

Microrrelato 82 Poderes enfrentados


Poderes enfrentados

Antonio García Velasco



Un mago había perdido un zapato en el bosque de las brujas comehormigas. Un zapato no es como una varita mágica, pero es necesario para andar y recorrer los caminos. Decidió usar sus poderes para recuperar su calzado. Las brujas habían construido con el zapato del mago una especie de trampa para hormigas inadvertidas y, por tanto, no estaban dispuestas a que ninguna magia les arrebatase su invento. El mago, muy preocupado porque el zapato no volvía, decidió adentrarse en el bosque para buscarlo con procedimientos naturales. Las brujas lo vieron descalzo y comprendieron lo que estaba buscando. En vez de devolverle el zapato, le quitaron el otro, con el que confeccionaron una doble trampa y se hincharon de cazar y comer hormigas. Al mago no le quedó otro remedio que andar descalzo y encargar un nuevo par de zapatos a su amigo Elías, el zapatero.

sábado, 4 de marzo de 2017

Microrrelato 81 Las fundadoras proscritas


Las fundadoras proscritas

Antonio García Velasco



Ellas fundaron una asociación cuyo objetivo único era luchar para que los culpables devolviesen absolutamente todo lo robado, conseguido por legislaciones abusivas, por chanchullos o por precios desorbitados y fuera de razón. Incluso propusieron escobillar la heráldica para averiguar vividores fraudulentos. Su actividad se hizo frenética y estresante, pues no cesaban de descubrir corrupciones. Se asociaban cada vez más personas deseosas de limpieza ética y justicia social. Pero no había modo de parar el ferrocarril del trinque y la rapiña. Con los discos duros de sus portátiles repletos de nombres y documentos probatorios, se sentían apuradas y desbordadas. Hasta que, un día, las obligaron a marcharse con la música a otra parte, donde no pudieran oírla las personas decentes.


viernes, 3 de marzo de 2017

Microrrelato 80 Desplazamiento calificativo


Desplazamiento calificativo

Antonio García Velasco



-…un acopio tecnicolor de antisépticos…

-Yo no discuto la necedad.

-Tú no entiendes el desplazamiento calificativo.

-Ni tú entiendes que se escribe para ser entendido.

-Me parece que halas.

-Alas para volar lejos de tu discurso.

-Halar es tirar de un cabo, tirar hacia uno mismo.

-Que no es lo mismo que tirarse a uno mismo.

- ¿Quién vive ahora en la necedad?

- ¿Y si cambias tecnicolor por multicolor?

-Sugerencia aceptada. Gracias.

Y se quedaron ambos con "Un acopio multicolor de antisépticos", donde, propiamente quería decir "Un acopio de antisépticos multicolores", es decir, variados, pues, partiendo de la idea de que ningún desinfectante es universalmente eficaz, había comprado mercromina, yodo, cristalmina, compuestos de amonio cuaternario, alcohol, cloruro e hipoclorito de sodio y muchos más. Todos para desinfectar las heridas de una lectora de microrrelatos a quien no quería perder.

jueves, 2 de marzo de 2017

Microrrelato 79 Decreto del Olimpo


Decreto del Olimpo

Antonio García Velasco



En el momento en que Ángela tomaba el sol en la terraza, una bandada de fisirrostros sobrevoló sobre la casa. Aquellas aves de pico corto y vientre suelto dejaron su huella estercórea sobre el cuerpo desnudo de la mujer. Sintió un asco nauseabundo cuando se dio cuenta de los excrementos sobre piernas, vientre y brazos. Acudió a la ducha directa y precipitadamente, temiendo que su organismo absorbiese las heces venidas del cielo. Recordó la convertibilidad de Zeus que poseyó a Leda transformado en Cisne; a Dánae, en lluvia de oro, y, en forma de toro, raptó a Europa, a la que también violó. Lo del dios griego le pareció un prevaricato indigno. Pensaba en ello mientras se duchaba y, al terminar, no podía abrir la mampara: sufría un encierro decretado por el Olimpo. Podemos relatar las hazañas de un dios, pero no calificarlas de delito o abuso.


miércoles, 1 de marzo de 2017

Microrrelato 78 Conciencia de gusanos


Conciencia de gusanos

Antonio García Velasco



Aquella noche el magnate del petróleo no podía dormir. No le quitaba el sueño la bajada o subida de los precios del crudo, oscilantes presuntamente de modo caprichoso: él tenía sobrada producción para su alto tren de vida y medios para adaptar la extracción a las exigencias del mercado. Había golpeado brutalmente a su hijo y su conciencia parecía un rebullir de gusanos de seda con las quetas enredando los apéndices locomotores. Para aliviar su pesadumbre, llamó a la concubina y se despojó de las ropas. Ella acudió presurosa, pero, con el debido respeto, quiso hacer una exploración de las causas de tan inesperada llamada a altas horas de la noche. "No puedo dormir -dijo él- y quiero tu amor para conciliar el sueño". Se dispuso ella a complacerlo y, en el momento, en que las caricias de la mujer conseguían la excitación del varón, irrumpió un regimiento en el dormitorio, comandado por el hijo vengador.