miércoles, 1 de marzo de 2017

Microrrelato 78 Conciencia de gusanos


Conciencia de gusanos

Antonio García Velasco



Aquella noche el magnate del petróleo no podía dormir. No le quitaba el sueño la bajada o subida de los precios del crudo, oscilantes presuntamente de modo caprichoso: él tenía sobrada producción para su alto tren de vida y medios para adaptar la extracción a las exigencias del mercado. Había golpeado brutalmente a su hijo y su conciencia parecía un rebullir de gusanos de seda con las quetas enredando los apéndices locomotores. Para aliviar su pesadumbre, llamó a la concubina y se despojó de las ropas. Ella acudió presurosa, pero, con el debido respeto, quiso hacer una exploración de las causas de tan inesperada llamada a altas horas de la noche. "No puedo dormir -dijo él- y quiero tu amor para conciliar el sueño". Se dispuso ella a complacerlo y, en el momento, en que las caricias de la mujer conseguían la excitación del varón, irrumpió un regimiento en el dormitorio, comandado por el hijo vengador.


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