La
meretriz
Antonio
García Velasco
-¿Tú
eres un cazador y desconoces lo que significa cinegético? -le preguntó ella
marcando la pregunta con la sorna de una sonrisa.
Se
molestó bastante el fulano.
-¿Tú
eres una puta y no sabes lo que significa meretriz?
-Es
mejor que pagues la faena y te largues con viento fresco y velamen izado. No
quisiera verme impelida a solicitar las prestaciones oportunas de Frasco
Navajas.
-Toma
-y le tiró el billete sobre la cama.
"Cinegético,
cinegético" -salió rezongando el cliente- "¡Pues no me ha comido la
moral la fulana esa, hija de su madre! Ni que fuera ella una catedrática de la
Universidad".
Marga
no era catedrática de la Universidad. Era, simplemente, una estudiante de
Derecho que se ganaba la vida y se pagaba los estudios universitarios con la
prostitución. No desperdiciaba momento para presumir de vocabulario amplio. Por
supuesto que conocía el significado de meretriz. Y no quería ni pensar que ella,
de momento, lo era.
Años
después, cuando ya había terminado sus estudios y había dejado atrás su oficio,
escribió un libro titulado "La meretriz". El cazador estuvo en el
acto de presentación. Pero no se atrevió a hacer ningún comentario.
La prudencia está muy ausente en nuestra sociedad. Quizás porque en el entorno actual se instala, de forma frecuente y subrepticia, lo que podemos inferir del dicho: "La ignorancia es muy atrevida". Y también porque prejuzgamos a las personas por su aspecto o por las actividades que realizan en un determinado momento de su vida. Cerramos demasiadas puertas. Y veces, éstas se abren de repente y nos dan un buen golpe, en la cara o en el espíritu, o un buen susto al descubrir tras ellas que superan los preconceptos previos con aquello que dejan ver o entrever ante nuestros ojos y ante el orgullo.
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