domingo, 9 de junio de 2019

010 Microcuento La progresista


La progresista

Antonio García Velasco



Le planteó la presentadora: "¿Cómo te llamas progresista si representas la ideología de los regímenes más fracasados de la historia? Ahí está la Rusia y su Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Ahí están otros países de América o de Asia".

A nadie se le escapó que la progresista puso cara de sorpresa y apuro, como si no esperara una pregunta tan rotunda y, acaso, tan difícil para salir airosa. Pero, tras el instante de duda, contestó:

-Nuestros planteamientos políticos son progresistas respecto al conservadurismo trasnochado de...

-No puede ser progresista una política de planteamientos marxistas, de vuelta a la dictadura del proletariado y similares -la interrumpieron.

-¿He venido a una entrevista o a una acusación ante un tribunal de la Inquisición? No me parece de recibo su actitud, señora.

-Menos son de recibo llamarse progresista desde unos planteamientos de ideologías fracasadas.

Convencida de que era una entrevista imposible, abandonó el plató y dejó que locutora y tertulianos continuaran atacando a su partido sin posibilidad de réplica inmediata.

A la mañana siguiente, prensa escrita y prensa digital se hacían eco del hecho:

"Sonsoles Acuñas no tuvo respuesta y abandonó el plató de la televisión", "A Sonsoles Acuñas no se le permitió explicar sus ideas progresistas en TV", "La llamada progresista Sonsoles no sabe explicar el "progresismo" de su ideología", "No dejaron a Sonsoles Acuñas explicar sus ideas progresistas echándola del plató", "La presentadora Isabel Arias puso en un brete a Sonsoles Acuñas al preguntarle por qué se llamaba progresista"...

Sonsoles fue recriminada por los dirigentes de su partido achacándole falta de recursos, serenidad, coraje, inteligencia y arrestos: "Nunca debiste abandonar el plató". Ella no respondió. Agachó la cabeza y se marchó en silencio con el propósito de no volver nunca más: "Ha sido mi error no pactar previamente las preguntas. ¡A la mierda todos!"

4 comentarios:

  1. Todos tenemos una ideología que, habitualmente, coincide con vivencias o intereses. Somos capaces de implementar, cara a la sociedad, premisas y conclusiones paralelas a nuestros oponentes cuando se trata de alcanzar una cuota de poder o de reputación. Si se juega con limpieza, cosa extraña, resulta una forma de entrenar e incentivar la lógica hipotética-deductiva tanto al relator como al oyente. Pero, suele ensuciarse con etiquetas productivas propias y desdeñosas para los oponentes. Una táctica que, si da buenos resultados de imagen, siempre mancha la conciencia de quien no logra olvidarse de ella.

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  2. Del comentario de Juan de Humi, que agradezco, no se puede deducir elogio o vituperio. Pero satisface que un relato propio lleve a tales comentarios, reflexiones o expresiones de ideas. Gracias.

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  3. Si una narración cataliza un comentario de índole reflexiva, éste conlleva implícito la gratitud. La cual, aunque sea subrepticia, exhala un aura elogiosa. No olvidemos que se apoya en la creatividad. Y, en ella reside lo meritorio. Las conclusiones son afluentes.

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  4. Tienes, Juan de Humi,toda la razón. Gracias.

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