La progresista
Antonio
García Velasco
Le
planteó la presentadora: "¿Cómo te llamas progresista si representas la
ideología de los regímenes más fracasados de la historia? Ahí está la Rusia y
su Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Ahí están otros países de América
o de Asia".
A
nadie se le escapó que la progresista puso cara de sorpresa y apuro, como si no
esperara una pregunta tan rotunda y, acaso, tan difícil para salir airosa.
Pero, tras el instante de duda, contestó:
-Nuestros
planteamientos políticos son progresistas respecto al conservadurismo
trasnochado de...
-No
puede ser progresista una política de planteamientos marxistas, de vuelta a la
dictadura del proletariado y similares -la interrumpieron.
-¿He
venido a una entrevista o a una acusación ante un tribunal de la Inquisición?
No me parece de recibo su actitud, señora.
-Menos
son de recibo llamarse progresista desde unos planteamientos de ideologías
fracasadas.
Convencida
de que era una entrevista imposible, abandonó el plató y dejó que locutora y
tertulianos continuaran atacando a su partido sin posibilidad de réplica
inmediata.
A
la mañana siguiente, prensa escrita y prensa digital se hacían eco del hecho:
"Sonsoles
Acuñas no tuvo respuesta y abandonó el plató de la televisión", "A
Sonsoles Acuñas no se le permitió explicar sus ideas progresistas en TV",
"La llamada progresista Sonsoles no sabe explicar el "progresismo" de su
ideología", "No dejaron a Sonsoles Acuñas explicar sus ideas
progresistas echándola del plató", "La presentadora Isabel Arias puso
en un brete a Sonsoles Acuñas al preguntarle por qué se llamaba
progresista"...
Sonsoles
fue recriminada por los dirigentes de su partido achacándole falta de recursos,
serenidad, coraje, inteligencia y arrestos: "Nunca debiste abandonar el
plató". Ella no respondió. Agachó la cabeza y se marchó en silencio con el
propósito de no volver nunca más: "Ha sido mi error no pactar previamente
las preguntas. ¡A la mierda todos!"
Todos tenemos una ideología que, habitualmente, coincide con vivencias o intereses. Somos capaces de implementar, cara a la sociedad, premisas y conclusiones paralelas a nuestros oponentes cuando se trata de alcanzar una cuota de poder o de reputación. Si se juega con limpieza, cosa extraña, resulta una forma de entrenar e incentivar la lógica hipotética-deductiva tanto al relator como al oyente. Pero, suele ensuciarse con etiquetas productivas propias y desdeñosas para los oponentes. Una táctica que, si da buenos resultados de imagen, siempre mancha la conciencia de quien no logra olvidarse de ella.
ResponderEliminarDel comentario de Juan de Humi, que agradezco, no se puede deducir elogio o vituperio. Pero satisface que un relato propio lleve a tales comentarios, reflexiones o expresiones de ideas. Gracias.
ResponderEliminarSi una narración cataliza un comentario de índole reflexiva, éste conlleva implícito la gratitud. La cual, aunque sea subrepticia, exhala un aura elogiosa. No olvidemos que se apoya en la creatividad. Y, en ella reside lo meritorio. Las conclusiones son afluentes.
ResponderEliminarTienes, Juan de Humi,toda la razón. Gracias.
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