UN JUEGO A DOS BANDAS
Antonio
García Velasco
Y quién nos
asegura que la propia vida no es una pura ficción.
(Joaquín
Palmerola, en los comentarios al microcuento EL VIAJE A MÉXICO)
"Tenemos
que recordar, amigo Joaquín, que ya decía Calderón en el soliloquio de
Segismundo, el más famoso de toda la dramaturgia española: ¿Qué es la vida?
Un frenesí. / ¿Qué es la vida? Una ilusión, / una sombra, una ficción, /
y el mayor bien es pequeño:/ que toda la vida es sueño, / y los sueños, sueños
son. Unamunianamente tú dices..."
Interrumpió la escritura para atender la llamada por el teléfono móvil.
—Ven
con urgencia, te mando la ubicación.
Con
fervor dionisíaco su marido se había entregado a la bebida en la celebración
del cumpleaños del jefe de personal de la empresa y, tras los primeros vasos de
aquel vodka abrasivo con más de 80 grados, reservado para los postres, se le
encogieron los órganos del aparato digestivo desde la boca al recto, pasando
por el duodeno, yeyuno e íleon. Al hospital tuvieron que trasladarlo.
—Siento
como si estuviese atravesando un mar de algas fucáceas, un océano de sargazos
asfixiantes —le dijo cuando ella pudo verlo.
—¿Por
qué has bebido de esa manera?
—No
lo sé. ¿Acaso siempre hay que tener un motivo?
Pero
bien sabía Carlos Ferré la causa de su impulsivo beber: le había propuesto a
Ernestina Hierro dejar la fiesta y marchar juntos a la casa de ella, como otras
veces. Pero Ernestina lo había rechazado con firmeza: "Vete a tu casa con
tu mujer y tus hijos. Nada más quiero saber de ti". "Pero, Ernestina,
nosotros nos queremos". "Y también te quiere tu mujer... Me engañaste
dándotelas de soltero, con tu palabrería bonita y tu buena planta.
¡Largo!"
—Tienes
que ser más moderado a la hora de beber.
—Estaba
como enajenado. No me lo explico.
—Tendrás
que pedir excusas a tus compañeros por haberles estropeado la fiesta.
—Ya
se las pediré.
Elena
no le insistió más y lo dejó descansar.
Entre
sus compañeros comentaron: "Carlos tiene muy mal perder. Ha jugado a dos
bandas con cartas marcadas, pero se le han quemado las barajas".
Se bebe descontroladamente para olvidar, para tolerar la frustración, para evadirse, para dar lástima, para teatralizar, para soportar la soledad y el rechazo, se bebe para… tal vez, en estos casos, desde la inmadurez, se beba para tolerar el reproche del superyó; en todo caso cabe preguntarse si se bebe porque se es bebé, o sea infantil. Un abrazo y a beber con moderación
ResponderEliminarAnular los sentidos con cualquier alquimia o planta "narcoléptica" conlleva renunciar a arrostrar la realidad. Y, como el protagonista del relato, si uno ha creado esa realidad con añagazas para conseguir favores (en este caso sexuales) ocultando otras que se los habrían vedado, me parece simple cobardía, cuando es descubierto, imitar al avestruz, con técnica más sofisticada y con el amparo de conductas sociales, para huir de lo que se debe encarar.
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