miércoles, 20 de octubre de 2021

076 Microcuento LA SALSA CON NEGUILLA

La salsa con neguilla

Antonio García Velasco

 

Sentada en un saliente, contemplaba los cachones en la orilla rocosa del mar. Se admiraba de la espuma de blancor interminable.

Prendida estaba en los poemas marinos del atardecer y su bolso había quedado, como olvidado, a pocos metros de su posición contemplativa. Un ratero se iba acercando sigilosamente a su objetivo. Mas, en el momento de alargar el brazo para alcanzarlo, ella volvió la cara y el ratero desistió momentáneamente de su propósito. Dijo con soltura:

—Muchacho, creo que vas por el mal camino. Robar las propiedades ajenas es un delito. El bolso no te pertenece. Acabarás en la cárcel.

—Supones lo que no es.

—No, muchacho, no me vengas con cuentos. Mejor te vas, te olvidas —se levantó y recogió su pertenencia.

—Trágate el bolso con todo lo que lleves en él —rezongó el joven mientras emprendía la carrera para alejarse.

—Si se hubiese llevado el bolso, no podría cocinar la salsa con neguilla que tanto le gusta a mi hijo. La he comprado expresamente para ello y aquí la tengo —se dijo mientras comprobaba que el envoltorio de las especias permanecía en su sitio.

En aquel preciso momento, se produjo un cachón gigante. Aguas y espumas le arrebataron lo que tenía en las manos.

—Lo que no me quitó el ratero, me lo ha quitado el mar. No tengo otro remedio que dejar la salsa para otro día.

 
 

3 comentarios:

  1. De nicolasgh2015@gmail.com

    La "almendrilla" de este Microcuento, creo que se podría titular: "nuestro destino es aleatorio".
    Porque no tenemos en absoluto las riendas de nuestra vida.
    Para empezar no hemos elegido ni padre ni madre.
    La seguridad de nuestra futura profesión, siendo jóvenes, fue de lo más incierto.
    No digamos cómo conocimos a nuestra pareja.
    Salir de casa, no es seguro de vuelta... Accidentes de tráfico, delincuencia, la maceta que casualmente cae del balcón...
    ¿Y si nos vamos al campo libre? Pues en La Palma, el volcán, imparable, surgió del propio suelo.
    Y sí es del cielo, pueden caer meteoritos o basura espacial...

    Es solo una muestra, no entremos en problemas súbitos del cuerpo o la mente.
    La protagonista de este cuento, ingenuamente, cree que su destino se resuelve en una simple disyuntiva, entre el ratero y el mar...
    La realidad es que dependemos de una auténtica "Lotería Universal"...

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  2. Ejemplo vivo de cómo transcurre nuestra existencia. La mayoría de cosas que la condicionan aparecen de modo insospechado y fortuito. Nos preocupamos en exceso por nimiedades y un alto porcentaje de humanos se ven abocados a recurrir al Tranxiliun o al Dapaz (los nombres lo dicen todo) para perseverar en el camino. Por fortuna, existen otras medicinas alternativas, en formato gramatical, para consolación filosófica de espíritus con exceso de labilidad emotiva... A ellas debemos aferrarnos, siempre. Procuran un goce sanador y no suelen tener efectos secundarios... / Saludos, Joaquín Palmerola.

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  3. Las pequeñas ilusiones cotidianas debemos mantenerlas siempre en pleno apogeo. Los grandes propósitos profesionales o artísticos se nutren a sí mismo con el trabajo continuo. En ambos casos, para que los anhelos, tanto en la inmediatez diaria como en las metas lejanas, sigan polinizándose, hemos de acumular suficiente energía en la entereza para contrarrestar las inevitables decepciones. Éstas llegaran en el momento más inesperado y provenientes de cualquier enfoque del entorno. La imaginación, para que impermeabilizar antes ellas una adecuada actitud de respuesta, ha de estar recargada como una dinamo que alumbre la toma de decisiones y, en la medida de nuestras limitaciones como seres humanos, las riendas de nuestra existencia.

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