Lenguaje, premios
y castigos
Antonio
García Velasco

“¿Qué hacer en esta
República donde se ofrecen premios (y dan cargos) a los que corrompen el
lenguaje y, por el contrario, a quienes restituyen lo alterado, a quienes
recomponen lo dañado, a quienes depuran lo que está lleno de errores se les
impone tacha de infamia, soportan la censura de estigma, o donde, si te empeñas
en defender tu postura te puedes ver obligado a afrontar una muerte indigna?”
Tomándome la licencia de alterar ciertas expresiones, la cita anterior es de
Elio Antonio de Nebrija (1444-1522), nuestro humanista andaluz y universal, del
que se conmemora este año el quinto centenario de su muerte. Fue el autor de la
primera gramática del español, fue defensor, ya en aquellos lejanos siglos, de
la libertad de expresión y de los derechos de autor. Fue acusado por la
Inquisición de “querer enmendarle la plana al Espíritu Santo”, cuando lo que
único que hizo fue tratar de corregir los errores de los copistas o traductores
de la Biblia. Ahora también se acusa o estigmatiza a quien se sale de la imposición
de lo “políticamente correcto”, aunque sea absolutamente incorrecto. ¿Y quiénes
imponen semejante mandamiento?