La vidalita
Antonio
García Velasco
Al
modo de las películas, trató de ganar su amor llevando a unos gauchos para que
le cantaran una de sus vidalitas. La melancolía que expresaba la canción afectó
tanto a Beatriz que cambió su estado alegre y optimista por tristeza y pesar,
desgana y pesimismo.
—Nunca
te querré —anunció cuando él fue a entregarle un ramo de rosas. Y rehusó el
regalo.
—Beatriz,
mi vida. No puedes rechazar mi amor.
—Nunca
te querré.
Desde
aquel día, lleva ante el balcón de Beatriz una banda con el repertorio de la
alegría. Pero ella sigue sumida en la depresión.