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sábado, 11 de marzo de 2017

Microrrelato 88 El árbol de la ventana


El árbol de la ventana

Antonio García Velasco



La ventana permanecía abierta desde aquel día y, como entonces, el viento balanceaba a su antojo las hojas de la rama del árbol que ya se introducía en el interior de la vivienda. En ocasiones, los habitantes del inmueble talaron aquellos osados ramajes que les estorbaban la visión. Ahora parecían haber abandonado la casa y las ramas del árbol crecían invasoras como okupas. Una tarde, a la hora de la siesta, un muchacho trepó tronco arriba y, desde la rama que olisqueaba el interior, saltó a la habitación. Un olor a cadáver descompuesto le hizo perder el sentido. A los pocos días, el joven fue dado oficialmente por desaparecido y el hedor nauseabundo comenzó a afectar a quienes paseaban por la calle o vivían en ella.

martes, 7 de febrero de 2017

56 Homenaje


Homenaje

Antonio García Velasco



Tal como soñara André Breton, había “un hombre a quien la ventana partió por la mitad”. No se encontraba a sí mismo en aquella incómoda postura. No halló remedio en la visita al traumatólogo que le recetó analgésicos y antinflamatorios en pastillas y pomadas. No encontró consuelo con las friegas de alcohol y romero que le daba su madre. No halló alivio con la mantita eléctrica que amorosamente le aplicaba su esposa en el corte de la cintura. Un buen día, un amigo le habló de una fisioterapeuta llamada Inma, a la que pidió cita. Las sabias y hábiles manos de aquella mujer le remediaron el mal en varias sesiones. Recuperó su estado natural y desde aquel día de su curación se habla de una ventana a la que un hombre partió por la mitad.

lunes, 30 de enero de 2017

47 Ventanas


Ventanas

Antonio García Velasco




Estaba frente a la inmensidad y se sorprendió extasiado y perdido. Se dijo: "Necesitamos el marco de una ventana para centrar nuestra mirada". Entonces se inventó la televisión, la ventana que nos enmarca y nos marca. La ventana que encauza nuestra mirada. Más tarde, pasando por los ventanucos de los monitores de las computadoras, vinieron las ventanitas de los teléfonos móviles, tan fascinantes, tan absorbentes, tan capaces de controlar nuestra vida.