miércoles, 16 de febrero de 2022

089 Microcuento LA TÍMIDA

 

La tímida

Antonio García Velasco

     Era tan tímida que, aparentemente, sólo hablaba cuando le preguntaban, No obstante, lo hacía con educación y buenos modos.

—La Biblia bendice a la mujer callada: "Don del Señor es la mujer callada, no tiene precio la bien educada" (Eclesiástico, 26,14).

—Pero, ¿tan callada como ésta? ¿No será que nos desprecia a todos? ¿No será que siente un asco intenso por toda la humanidad o la humanidad cercana?

—¡Exageras! Porque ni está tan callada siempre ni habla demasiado. Nada con exceso, decían los griegos.

—¿Nadar con exceso para llegar a dónde?

—De nuevo te enredas con las palabras.

—La persona callada se enreda con su silencio.

—No tenemos solución.

En ese momento apareció la tímida que algo había escuchado y dijo:

—Respecto a lo que decís, os digo que yo digo lo que tengo que decir y donde y con quien decirlo debo. No me vengáis con monsergas ni explicaciones enrevesadas. Cada uno es como es y respetarlo debemos.

Enmudecida dejó a la concurrencia y Roberto, su cuñado, tuvo el impulso de regalarle su preciosa piedra, sección de una geoda de ágata, de azulados colores.

—El ágata es de origen volcánico, como tus palabras —dijo.

La tímida quedó azorada, no supo qué responder. Mecánicamente  tomó la piedra en sus manos, dudó, la arrojó con fuerza y, en arrebato, abandonó el lugar: "¿Por qué tienen que hacer de mi silencio o habla carnaza de su cháchara y entretenimiento?"

 



7 comentarios:

  1. Buen micro, mucha timidez y poca discreción. Los modernos dirían bque necesita un curso de inteligencia emocional.

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  2. La palabra. Ese tesoro que todos buscamos,esperando recibir la más valiosa y fértil, que resuma la sabiduría...

    Y la han buscado los más sabios...
    De ello ha hablado el historiador chino Se-ma Tsien (el Herodoto chino), y nos enseña, cómo Confucio viajó para consultar al venerable Lao-Tse buscando sus palabras de oro...

    Éste le confirmó que los sabios desaparecen y solo las palabras subsisten:

    "Los sabios, como sus huesos, han desaparecido todos; sólo sus palabras subsisten. De los que existen, desecha el aire orgulloso, los numerosos deseos, las maneras insinuante, y las palabras desordenadas... Todo eso no sirve para nada a la persona...
    Es todo lo que tengo que decirle".

    Confucio no pronunció palabra. Las usó en su pensamiento:

    "El dragón sobrepasa el viento y las nubes para elevarse hasta el cielo... Hoy he visto a Lao-Tse:
    ¡es semejante al dragón!"

    Palabras... Pocas palabras... Sabías palabras...

    .



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  3. El verdadero problema de la tímida no era la timidez sino los errores de pensamiento que le hicieron actuar violentamente enrespuesta al regalo que recibió,en lugar de mostrarse agradecida.La relación entre pensamiento y lenguaje es evidente.El pemsamiento determima el tipo de lenguaje y el lenguaje enriquece el pensamiento.Gracias por enriquecernos./María Serena.

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    1. María, tu punto de vista siempre me resulta original y muy interesante. Muchas gracias por tus comentarios.

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  4. Ciber-escucha. El lenguaje es menos mejorable que el ánimo de la escucha.Ęsa que insta al mejor procesador del mundo, nuestro cerebro, a unirse con el mejor universo conocido, nuestra alma. Tal comunión la llevan a cabo a diario algunos seres humanos, quienes llevan al límite su sensibilidad como tales, desechando las añagazas de la bajeza de tal condición. La nobleza comprensiva se distingue fácilmente del buenísimo impostado. El ciberespacio del pensamiento y del espíritu, que dibuja el futuro ha de basarse en los gérmenes de la esencia primigenia. La escucha nos brida muchas ocasiones, dentro de la onda que se infiere de las palabras anteriores para acrecentar el valor del bien. Seguir ese camino siembra y multiplica, frente a las efímeras, estelas continuamente renovándose.

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  5. Respeto, palabras, silencio. El equilibrio es siempre complicado. Las actuaciones tampoco son las adecuadas en muchas ocasiones.
    Me encanta la manera de expresarlo en este relato. Enhorabuena.

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  6. Cuando se empieza un relato con el silencio de una persona, topamos con el aspecto complejo del que se pueden sacar opiniones distintas de lo que piensa esa persona. Desde el punto de vista del Eclesiastés es un Don del Señor, pero ¿por qué? Tal vez porque debe ser sumisa, callada y no tiene por qué discutir. Parece que nos entronca con una irracional eliminación de la mujer como ser cuyo pensamiento y razonamiento están fuera de lugar. A fin de cuentas es una forma atávica de colocar a la mujer en un mundo de limitaciones.
    La complejidad que encierra el silencio es el fruto de las preguntas que se hace el narrador a continuación o el posible lector: ¿puede suponerse que nos desprecia a todos? ¿que es fruto de su propia ignorancia? o ¿que es una observadora?; o sea, se podría ver desde muchas perspectivas. Sólo cuando hablamos alcanzamos a definir el pensamiento y damos a conocer cuál es nuestro parecer, que es cuando mostramos nuestro razonamiento interior.
    Pero el autor nos dice que cuando alguien calla, no se tienen que sacar conclusiones porque esos mecanismos internos no están definidos con el lenguaje. Queda en el misterio de la interioridad de cada persona.
    Es el campo, y en este caso del relato, de la palabra y el silencio; y así, lo que expresamos o callamos de una u otra forma, es porque queremos manifestarlo o porque queremos ocultarlo, y puede dar motivo a diferentes versiones. Por ello, de esta manera se matiza en el relato con exactitud: "todo el mundo es lo que es y respetarlo debemos".
    Después de esa explosión verbal de la mujer, de origen volcánico, en que parece explicarse con palabras de cierta virulencia, se nos muestra un proceso difícil de solventar entre los interlocutores, donde alguien al leer el relato, se puede preguntar a tenor del pensamiento de la mujer, si habla, mal, y si calla, también, porque la tímida cuando habla queda azorada, y si calla es criticada. Por lo que no basta con quien es objeto de observación, sino también es un matiz de quien observa.
    Lenguaje y silencio perfectamente ensamblados.

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