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jueves, 9 de diciembre de 2021

081 Microcuento EL MONÓCULO DE SERGIO CAYO

 

El monóculo de Sergio Cayo

Antonio García Velasco

 

Aunque habían tanteado el telar con el rigor acostumbrado, al cambiar los telones para la cuarta escena del drama que se estrenaba, se cayeron las bambalinas con singular estrépito y embestida. Sergio Cayo, el actor, no pudo lucir su monóculo en el punto cumbre de la representación: se hubo de suspender la función e improvisar un medio para que el público pudiese acudir de nuevo al teatro o recuperar el dinero.

Todos salieron decepcionados sin saber lo que iba a ocurrir con la doncella violada, con la inseguridad de los niños, con el anciano robado y vilipendiado, con el policía empeñado en poner orden y restablecer la justicia en aquel barrio marginado en el que la delincuencia parecía campar con patente de corso, permisos de okupaciones y libre mercadería de estupefacientes.

—Es muy desagradable lo ocurrido y los responsables tienen que rendir cuentas.

—Bueno, al fin, es una ficción cuyo desenlace podemos ver mañana.

—Una ficción que se basa en la realidad más cruda y actual en muchas ciudades de la nación.

—¿Y la solución que nos dé la obra, por muy artística que sea, no se puede trasplantar a la realidad?

—El arte no tiene que dar soluciones: sólo plantear problemas.

—Pero ya sufrimos el problema en la vida cotidiana...

—... y al arte se le caen las bambalinas.

—Aun así, es necesaria la denuncia. Quizás no sea casualidad el incidente.

—¿Es que van algunos a tener interés en que el drama no se represente?

—En ese caso nos despedimos de saber lo que consigue el policía en un barrio tan conflictivo.

—Siempre tenemos el recurso de leer la obra.

—O preguntar al autor.

Cierto, cierto, cierto, pero el dramaturgo había desaparecido: ni empresario, ni actores supieron la causa y la obra, sin aparentes motivos, quedó suspendida definitivamente. Sergio Cayo, después de ensayar tanto para llevar el monóculo con soltura, sólo esperaba una nueva oportunidad para lucir su habilidad.

 

 

 

viernes, 15 de enero de 2021

046 Microcuento LA ESTRIDENCIA DE ANA CIRUELE

 

La estridencia de Ana Ciruele

Antonio García Velasco

Tuvo la inverecundia, desvergüenza y desfachatez de poner a la reventa las entradas que su hermana, la actriz Ana Ciruele, le había regalado para que llevara a su mujer, hijos y suegra a verla actuar en los escenarios.

—Allí estaremos —afirmó cuando Ana le entregó los tiques, tras abrazarlo.

Cuando ella salió a escena y se percató de que los asientos reservados para sus familiares estaban ocupados por espectadores extraños, gritó en estridencia: "¡Maldito hermano!", desconcertando al resto de los actores que no se explicaban aquella morcilla y, en consecuencia, no sabían cómo responder.

La profesionalidad de Ana salvó la situación, enlazando su incontrolada maldición con el parlamento exigido por el guion de la obra teatral.

 —¿Qué pasó, Ana? —le preguntó el director.

—Mi hermano me ha jugado de nuevo una mala pasada. ¡Cualquiera sabe en qué habrá gastado el dinero de la reventa de entradas!

—¿Tan desconsiderado es?

—La culpa es mía por no haber llamado a mi cuñada.

—No te preocupes, salvaste la escena, has estado magnífica y ha sido un éxito.

—Gracias.

El hermano se excusó por teléfono diciendo que le habían robado las entradas, que por nada del mundo se hubiese perdido una actuación de ella, su querida hermana.

Ella sólo dijo: "Ya habrá otra ocasión" y para su interior: "¡Cínico!"

 

 

domingo, 25 de mayo de 2014

La revista SUR. REVISTA DE LITERATURA



SUR. REVISTA DE LITERATURA

El colectivo "Grupo Málaga" de escritores, integrado mayoritariamente por miembros de ACE-A, ha impulsado la creación de la revista digital "Sur. Revista de Literatura" abierta a la participación de autores y creadores, en general. 

Su primer número puede visitarse en la dirección


Este primer número está dedicado a Albert Camus, de modo que todos los artículos e ilustraciones versan sobre aspectos de la vida, personalidad, ideas y obra de este autor, Premio Nobel de Literatura en 1957. Atendiendo a la calidad de los trabajos publicados, ningún estudioso o seguidor de la obra del autor de La peste, podrá prescindir de la consulta del número 1 de Sur. Revista de Literatura.
Además se incluyen obras de creación, tales como poemas y teatro. En números posteriores se incluirán reseñas y primeras páginas de obras recién publicadas: primer capítulo de novelas o de ensayo, primeros poemas de libros de poesía o primeras escenas de obras de teatro.
La revista está abierta a la colaboración de quienes deseen colaborar con trabajos de cierto rigor y, por supuesto, de calidad literaria.

lunes, 9 de agosto de 2010

Un euro para el Teatro de Madariaga

El euro mejor gastado

Antonio García Velasco


Estábamos paseando por Torre del Mar. Decidimos recorrer los puestos de libros situados en el Paseo de Larios. En una de las casetas, el letrero: libros a 1 euro. Entre ellos el que compré: Salvador de Madariaga, Teatro en prosa y verso, Espasa-Calpe, Madrid, 1983, 484 páginas, “amenísimo volumen compuesto por una decena de obras que asombrarán al lector”. ¿Cómo es posible que por un euro se pueda comprar semejante libro, magníficamente editado, pasta dura, papel de alto gramaje y calidad extrema? Eso sin contar el contenido. Las oportunidades las pintas calvas y hay que cogerlas por los pelos.

Conocido es que Salvador de Madariaga (1886-1978) fue un escritor de formación y vocación liberal, de gran cultura, que escribió numerosísimos artículos, ensayos, novela, poesía y teatro. Su padre había pensado para él que realizara estudios de ingeniería, pues estaba persuadido de que España necesitaba técnicos que la rescataran de su atrasado. En efecto estudió ingeniería en París y trabajó como ingeniero en la Compañía de Ferrocarriles del Norte. Pero su vocación literaria se impuso y terminó abandonando la carrera técnica para dedicarse al periodismo, a los estudios de historia, a la literatura.

Nunca está de más volver a los grandes hombres del pensamiento español. Salvador de Madariaga, republicano –fue embajador y, en 1934, ejerció brevemente como ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes y ministro de Justicia en el tercer Gobierno de Alejandro Lerroux-, exiliado a raíz de la guerra civil –volvió a España en 1976, tras la muerte de Franco-… Salvador de Madariaga, digo, es uno de esos grandes pensadores españoles y universales: no en vano recibió el premio Carlomagno en 1973 por su contribución a la idea de Europa y a la paz europea. Personalmente, por la oportunidad de haber “invertido un eurito” en una de sus obras, estoy ahora en plena lectura o relectura –en algún caso- de sus libros. E invito a que otros se interesen por este autor en estos momentos en los que tanto importa la contribución personal de todos y cada uno –varones y mujeres- a realizar una valoración crítica y justa de las circunstancias en que nos ha tocado vivir.

Daré cuenta en otro momento de la lectura del libro del euro.