domingo, 30 de diciembre de 2018

77 El rescate


El rescate



Antonio García Velasco


Sin duda alguna lo salvó el cayo. Lo arrastraba el río y pudo librarse de la corriente al alcanzar aquella isleta baja y arenosa. Mas era grande la crecida y corría el peligro de que la pequeña superficie quedara desbordada por la corriente.

Su inquietud aumentaba en la medida del agua del cauce. Se sentía exhausto, empapado, con el frío helándole hasta la médula de los huesos, sin fuerzas para nadar de nuevo y arribar a la orilla más próxima. La superficie de la islilla se achicaba. Un milagro, apenas, pudiera salvarlo.

Pensaba arrepentido en el bofetón que había propinado a su pareja cuando ésta le dijo que no servía ni para besar el suelo que ella pisaba. Había mantenido una fuerte discusión con la mujer que terminó con el violento golpe que la tumbó en el suelo y su salida de casa dando un tremendo portazo. Se le avivó la imagen de ella, vestida con refajo y ridiculez, vociferándole como si disfrutara humillándolo. Nunca había sido su intención ser protagonista de un episodio de violencia machista. Incluso había participado en manifestaciones ciudadanas reclamando solución al grave problema que supone la violencia de género. Por la orilla del río caminaba maldiciente y pesaroso, cuando lo sorprendió la tromba de agua y fue arrastrado a la vertiente. Se defendió como pudo de la fuerza de las aguas hasta que llegó, más empujado que voluntariamente, al cayo salvador.

El agua crecía como su sofoco. A punto estaba la desaparición visual de la isleta. El agua comenzó a cubrirle los tobillos. Gritó una vez más pidiendo auxilio, a sabiendas de la inutilidad de sus voces. No le quedaba mente para el análisis racional de la situación. Sus ropas mojadas, el frío que calaba sus entrañas… El agua seguía creciendo. Sus gritos desesperados le desgarraban la garganta. Elevó los ojos al cielo pidiendo perdón y clemencia. No volvería a levantar la mano a una mujer, por más que ésta lo insultara, lo ninguneara, le minase su autoestima con comentarios hirientes. A lo mejor ella lo había denunciado. Acaso la policía lo estaría buscando para llevarlo al calabozo. Un amigo suyo fue denunciado por su esposa acusándolo de haberle propinado una bofetada y durmió una noche en la cárcel. La riada cubría las arenas del cayo y amenazaba con arrastrarlo. El agua le llegaba a las rodillas. Hacía ímprobos esfuerzos por mantener el equilibrio.

-¡No puedo más, Dios mío!

El milagro se produjo en forma de helicóptero de la guardia civil que irrumpió en el aire y le arrojaba una escala salvadora. Subió con ayuda de un agente.

-Dormiré en el calabozo, ¿no es cierto? -dijo en cuanto se vio salvado- Ella me ha denunciado, ¿verdad?

Los agentes pensaron que deliraba a consecuencia de la hipotermia y del sufrimiento traumático por el peligro del que lo habían librado. Trataron de sosegarlo mientras volaban hacia el hospital clínico, donde esperaba la camilla de los auxilios inmediatos.

-Me ha denunciado, ¿verdad? ¿Tengo que dormir en el calabozo?

-Esta noche dormirá en el hospital. Y deje de pensar en tonterías.

-No son tonterías. Ella me habrá denunciado.

Le proporcionaron un tranquilizante que le hizo relajar la tensión y dormir.

Al abrir los ojos a la mañana siguiente, se encontró con Adela, su esposa. Quedó sobrecogido, asombrado, inerme.

-Prometo que no volveré a hacer comentarios que te coman la moral -dijo ella-. Espero que me perdones.

Él la atrajo a sus brazos y comenzó a llorar.


miércoles, 5 de diciembre de 2018

El icono del Dios


El icono del Dios

Antonio García Velasco



Icono o ícono significa literalmente «imagen», es una obra de arte religioso.



Imaginemos una religión que establezca como único mandamiento inviolable que cada adepto lleve consigo un icono del Dios. Será un icono que nos atrape, que nos esclavice, que nos manipule, que se nos imponga, que anule nuestra voluntad de resistencia, que lo busquemos como quien busca aire para respirar, que nos complazca, que se nos haga imprescindible.

El adepto ha de estar permanentemente atento a la imagen del Dios que encierra, expresa u ofrece el icono. Ha de lanzar oraciones por su medio ya sean orales o escritas, aunque éstas aparezcan con faltas de ortografía y abreviaturas ambiguas.

El adepto no podrá dejarse el icono en casa o alejado de su persona y debe tenerlo siempre a punto para responder. Si no fuese así, ya se encargarán otros de recordarle la obligación de respuesta inmediata a las demandas recibidas.

Se irá por la calle tecleando letras para formar sílabas, para reproducir palabras, para crear oraciones. O bien atendiendo a las oraciones de otros fieles, forofos, adeptos, enganchados a esta doctrina exigente e inquebrantable.

El icono, en nombre del Dios, exigirá la visión de imágenes o la captura de lo reflejado en las ventanas que recuadre el marco del propio instrumento. Posteriormente, estas capturas se han de compartir.

La devoción de cada uno llevará a dar prioridad a las demandas del icono sobre la presencia de otros. Si dos o más están sentados en la terraza de un bar, en el banco de la calle, parque o plaza, y el icono lo demanda, el demandado ha de atender el aviso antes que seguir en la conversación con los reunidos.

En solitario o en compañía, el adepto ha de llevar el símbolo de su religión en el bolsillo o, mejor, en la mano, dispuesto siempre a dar respuesta a la solicitud inesperada o, acaso, esperada.

En la familia, se adoctrinará a los infantes desde muy pequeños haciendo que se obnubilen ante las imágenes memorizadas en la profundidad del icono del Dios. Si lloran porque se les ha cerrado la ventana del mismo, se ha de tomar el llanto como indicio de que será un adepto responsable y metido en razón.

Cuando se tenga el convencimiento de que ese icono del Dios es necesario, imprescindible, absolutamente útil se habrá dado un paso decisivo para ser un adepto ejemplar.

Será necesario que cada cierto tiempo se renueve el icono, conservando lo que el desechable contenga, pero adquiriendo las nuevas ventajas de la modernidad, pues estamos en una religión progresiva y progresista y hemos de renovarnos o morir.

No caben medias tintas: o se aceptan las normas de la religión o serás un pobrecito marginado que todos mirarán con lastimosa conmiseración.

Ciertamente no cabe imaginar religión semejante, pues ya se nos ve por la calle a miles y miles adorando al icono de ese Dios universal.


jueves, 22 de noviembre de 2018

76 Las cinco anas


Las cinco anas

Antonio García Velasco



Hablaba siempre de que disponía, a su antojo y capricho, de cinco anas satisfactorias y exigentes. Abogado en ejercicio, apuesto, palabrero comedido con el elogio pronto y la ocurrencia oportuna, a Germán Peña no le extrañó aquella declaración y pensó que Mendizábal era un afortunado ligón que llevaba sus amoríos con cinco mujeres, loquitas por él.

-¿Cómo es Ana primera de España y quinta de tu corazón?

-Mi secretaria se llama Dulce.

-Ana la Dulce.

-¿Y cómo se llama la segunda?

-¿La segunda qué? Tengo una compañera de bufete que se llama Carmen Benítez y es una mujer muy inteligente, muy competente y también muy guapa.

-¿Y la tercera Ana?

-Ignoro la ignorancia que te lleva a preguntar por la ¿tercera qué? Pero voy a comentarte que acaba de llegar una becaria, Teresa Ribero, que a todos nos hace suspirar con su mirada vivaz, sus contoneos agresivos, su juventud exultante, su presunta ingenua inteligencia.

-No puedes dejar de hablarme de la cuarta.

-Está bien, curiosón. Mi jefa es Adelaida, la exigente, la germana, la temible. No te puedes imaginar...

-¿Y también con ella? -hizo un gesto de relación íntima.

-Estás desvariando, Germán. A Adelaida no se la lleva a la cama ni su propio marido que en paz descanse.

-¿Se lo cargó ella?

-Fue el fundador de nuestro bufete, abogado de prestigio y eficacia aun en los casos de más claros indicios de culpabilidad. Mucho ha sido su legado a nosotros y a la jurisprudencia. Murió de cáncer de próstata.

-No te calles la quinta.

-Mi esposa es profesora de filosofía en un instituto de enseñanza secundaria, ocupada en la lucha para que no supriman tal asignatura en el bachillerato. Se llama Angustias y es cariñosa, comprensiva, amante, acogedora, alegre y de buen carácter en todo momento. Sin su apoyo hubiese colgado la toga hace mucho tiempo. Me llevaba los gajes del oficio a casa con sus sinsabores y enredos, pero ella, con argumentos emanados de su saber filosófico, me convenció de que una cosa es mi oficio y otra muy distinta la moral, la moralina, la justa justicia. "Tienes que proceder con el mandato de la ley, aunque la ley no sea la justicia", me dijo. "La toga la dejas colgada en la percha de tu despacho sean cuales sean los asuntos que debas resolver".

-Sabio consejo para un abogado que ha de defender a criminales, traficantes, maltratantes, defraudadores, violadores, maltratadores y otros "ores" por el estilo. ¿Ella comprende y consiente que te ligues a todas las anas que enumeras con nombres y apellidos?

-No te has quedado con la copla del monema ana. Cuando hablo de cinco anas me estoy refiriendo a las dimensiones de mi despacho en el bufete. Cinco de un lado por cinco del otro, veinticinco metros cuadrados para mí. Más o menos, que ana es medida de longitud equivalente a un metro, aproximadamente.

-Te has querido burlar de mí, haciéndome creer que hablabas de mujeres.

-Tienes mente y mentalidad pervertidas y calenturientas, porcunas. ¿Desde cuándo no usas el coger argentino?

La respuesta de Germán Peña fue el silencio, el mosqueo y la retirada. Mendizábal permaneció mirando su marcha, sonriendo y pensando en la cita que tenía con Teresa Ribero, la becaria dispuesta a todo, sin prejuicios, con ambición sobrada, segura de sí misma y de lo que quería conseguir sin regatear medios.

lunes, 12 de noviembre de 2018

Lectura de poemas en la REAL ACADEMIA DE NOBLES ARTES DE ANTEQUERA


Lectura de poemas en la REAL ACADEMIA DE NOBLES ARTES DE ANTEQUERA


Este es el anuncio de mi lectura de poemas en Antequera el próximo día 15, a las 20:00 horas en la Real Academia de Nobles Artes de Antequera.
Es un acto de entrada libre, a la que todos estáis invitados. Me encantaría vuestra compañía y, de paso, un paseo por Antequera que siempre es grato e interesante.







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LECTURAS DE LA CANELA 2018

Un año más y como viene siendo una larga tradición, el próximo jueves, 15 de noviembre a las 20:00h, tendrá lugar la XXIV Edición de las Lecturas de la Canela.

En esta ocasión intervendrá el escritor Antonio García Velasco, que será presentado por nuestro académico don Juan Benítez Sánchez.

Antonio García Velasco es natural de Fuente Piedra (Málaga). Doctor en Filosofía y Letras (Filología, Sección de Filología Hispánica). Además de columnas en prensa, ensayos, cuentos y novelas, es autor los siguientes libros de poesía: Fuego sordo, 1975; Marchamar andalusí, 1977; Se rompe hasta la vida cotidiana, 1980; Des(h)echa la ciudad, 1980; Ulises desangrado, 1982; Demonolatrías, 1985; Amor compiuter, 1987; Un libro para el gozo, 1994; Inter-nos, 1994; Psilocibina, 1998; Las heridas de amor, 2000; Una carta de amor, 2002; Infinito mar que es el vivir, 2003;Hojas ustibles, 2005 y Fábulas de reencarnación, 2016.

Esta actividad, coordinado por nuestros académicos doña Carmen Rivas Ressel y don Juan Benítez Sánchez, tendrá lugar en la sede de la Real Academia de Nobles Artes de Antequera, sita en calle Encarnación número 16 de Antequera.

Se ruega máxima difusión.


viernes, 5 de octubre de 2018

Aula de Poesía en la Universidad de Málaga

Aula de Poesía en la Universidad de Málaga


El próximo día 9, en el Rectorado, organizado por ASPROJUMA, tendrá lugar la decimoquinta Aula de Poesía en la UMA. El poeta homenajeado será José María Hinojosa; el poeta invitado Jesús García Gallego. Os esperamos.

lunes, 10 de septiembre de 2018

Aula de Poesía en la Universidad de Málaga

Aula de Poesía en la Universidad de Málaga


El día 12, a las 19 horas, en el Rectorado de la Universidad de Málaga, celebraremos el encuentro AULA DE POESÍA, número 14. Se realiza el homenaje a los POETAS MAGREBÍES QUE ESCRIBEN EN ESPAÑOL, con la intervención del poeta y especialidad en Literatura hispano-magrebí José Sarria Cuevas. Como poeta invitado contamos con Rafael Ávila. Este es el cartel anunciador:


Os esperamos.

domingo, 2 de septiembre de 2018

Portada de UN DILEMA DE AMOR

Un dilema de amor, novela


Dos portadas. Parece que, definitivamente la portada de mi novela UN DILEMA DE AMOR será:



 en la que aparecen las dos opciones del dilema en forma metafórica; dos puertas. Y la contraportada:


Ahora lo venden, en oferta, a 5,91 euros la versión en papel y a 2,99 la digital. En Amazon.