viernes, 2 de marzo de 2018

52 Parentesco revelado


Parentesco revelado

Antonio García Velasco



Lo cierto es que no tenían ni idea de su cognación. Emiliano había nacido tres años antes que Milagros y fue dado en adopción a un matrimonio bien acomodado que jamás le revelaron su condición de hijo adoptivo. Milagros fue criada por su abuela, pues su madre murió a consecuencia del parto.

Emiliano y Milagros se conocieron en la empresa donde trabajaban. Él, de economista principal y ella, de técnica de publicidad y marketing. Comenzaron a salir juntos y terminaron enamorándose.



Cuando aquella noche quedaron desnudos uno frente a otro, dispuestos a consumar su amor, descubrieron la mancha de nacimiento que los marcaba a ambos.

-No puede ser, Emiliano. No puede ser -comenzó a llorar Milagros.

Rápidamente echó mano a su ropa, prendida de rubor, para el asombro del amante.

-¿Qué es lo que te ocurre, Mila? -preguntó él.

Ella le hizo observar la mancha igual que los marcaba, como a reses de la misma ganadería.

-Mi abuela me dijo que mi madre también tenía la misma mancha que tengo yo. Y me habló de un hermano, mayor, que fue dado en adopción porque la penuria era tan descomunal que no hubiesen podido salir adelante con una criatura. Aquel niño fue la salvación, ya que lo dieron a una familia pudiente que les proporcionó una buena cantidad de dinero. Me lo contó mi abuela, llorando, pues nunca pudo olvidar lo sucedido. Ahora apareces tú con la misma señal.

Emiliano ya se había vestido y no podía dar crédito a lo que estaba escuchando.

-Es cruel lo que nos ha ocurrido. ¿Por qué hemos tenido que enamorarnos, Mila?

-El destino es caprichoso, Emiliano. Pero no tengo ninguna duda de que somos hermanos. De madre, al menos, pues mamá nunca estuvo casada y desconozco quien fue mi padre, probablemente no fue el mismo que el tuyo. ¡Dios tenga a nuestra madre en su gloria!

-¿Qué vamos a hacer ahora? -preguntó el economista.

-No podemos ignorar nuestro parentesco.

-¿Esta coincidencia de manchas es suficiente prueba de que eres mi hermana?

-Iremos a hacernos la prueba de ADN.

-¿Y si no somos hermanos?

-Podremos amarnos con la pasión que nos trajo a este lugar.

-¡Es cruel, es cruel!



Emiliano preguntó a sus padres si había sido un niño adoptado. Ellos se miraron extrañados por la pregunta. Contestaron, tras el sospechoso silencio, que sí.

-¿Por qué no me lo habéis dicho, papá, mamá?

-No nos pareció necesario. Como hijo biológico nuestro te hemos querido siempre.

-Queja no tengo de vuestros cuidados, de vuestro cariño, de vuestra preocupación por mí. Pero tenía derecho a conocer mi origen.

-Nunca te lo has planteado, Emiliano, hijo mío -dijo la madre.

Él contó lo ocurrido con Milagros, el descubrimiento de idéntica marca en ambos... el amor frustrado.

-¡Oh, hijo, lo sentimos de veras!

El padre había comenzado a sentirse azorado, a dar paseos inquieto...

-¿Qué es lo que te ocurre, Álvaro?

-Nada me ocurre, mujer -respondió el marido.

-Te conozco... ¿Qué es lo que te ocurre?

Álvaro no pudo contenerse: "La madre de Emiliano fue mi amante. Cuando quedó embarazada organizamos la adopción del niño, ya que tú y yo no podíamos tener hijos. Seguimos viéndonos y nació Milagros... Sí, lo siento, mujer. Lo siento, Emiliano. Eres mi hijo y Milagros es tu hermana. De padre y de madre".

La mujer quedó horrorizada por el descubrimiento y rogó que la dejaran sola.

-No irás a hacer una tontería, ¿verdad?

-No, no haré ninguna tontería. Pero dejadme en paz.

Padre e hijo se retiraron. Éste con la sensación de estar viviendo un drama folletinesco propio de un autor del siglo XIX. Aquél con la pesadumbre del engaño prolongado.

-Mañana iremos a visitar a Milagros y le explicaré lo ocurrido -anunció Álvaro-. Le pediré perdón. Espero que me comprenda. Siempre socorrí a su abuela y, en silencio, le pagué los estudios a su nieta, mi hija.

-Papá, papá, esta historia nos sobrepasa a todos.

-Irreal parece, ciertamente.

Tanto como la carrera alocada de la mujer que, armada de un cuchillo, trataba de alcanzar el corazón de su marido, gritando:

-¡Don Álvaro y la fuerza del destino! ¡No hay derecho a lo que me has hecho!

Emiliano pudo detenerla a tiempo y lograr que se calmara.

-Siempre serás mi madre, siempre.

-Pero ese hombre, tu padre, es un traidor, un mentiroso.

-Bien, bueno, lo es. Pero te ha querido durante años.

-Me ha querido en el recuerdo de la que fue tu madre, no nos engañemos.

-Te ha querido, mamá. Eso es lo que importa.

-Pero yo nunca más podré quererlo.

-Mamá, esta historia nos sobrepasa a todos. Como si un sino maligno se hubiese ensañado con nosotros.



"…Pero bien mirado, leyeron la nota que había escrito el padre, todos habéis vivido bien gracias a mi empresa. Gracias a mi dinero. A ti, Adela, nada te ha faltado nunca, ni lujos ni viajes. Tú, Emiliano, has cursado la carrera que has querido y has tenido una vida fácil, como corresponde a un hijo de padre adinerado. Milagros se ha criado al cuidado de su abuela, cierto, pero nunca le faltó de nada y también pudo estudiar lo que le gustaba...".

Tomaron la nota como una despedida y, temiendo lo peor, tanto Milagros como su hermano, pidieron permiso en el trabajo y corrieron a buscar a su padre.

Irrumpieron en el despacho, saltándose los gritos disuasorios de la secretaria. Álvaro Granados, sobre el amplio, lujoso y comodísimo sofá, disfrutaba los abrazos y besos apasionados y desnudos de su amante.




6 comentarios:

  1. El cinismo tiene un origen ancestral, pero en esta época se ha convertido en una lacra de moda.
    Falsos discursos, demasiadas veces contrarios no por el mero hecho de contrariar sino para sacar cualquier tipo de rédito (eso sí: con estudiada coherencia ambivalente); falsos arrepentimientos para seguir engañando tras un fugaz y tal vez fingido reconcomio; falsas expectativas de progreso, ya que quienes las difunden poseen información privilegiada; falsa equidad por el exceso de recomendaciones subrepticias... "Líbrame de mis amigos que de mis enemigos ya me libro yo".

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  2. El cinismo, escribí alguna vez, es un arma cargada de futuro. Para el cínico, si no lo desenmascaramos antes. ¿Se puede ser cínico toda una vida? ¿Y mantener la vida en la mentira y la doble cara? Álvaro Granados era de esos. ¿Acaso el dinero da derecho a la doble vida?

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. "La poesía es un arma cargada de futuro". (Gabriel Celaya)
    ¿Acaso la doble vida da derecho al dinero?

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  5. Hay quien define cinico como el que sabe el precio de todo pero desconoce el valor de nada.....y en este relato para mi se confirma.

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    1. Algo parecido decía Oscar Wilde de forma general comparando precio y valor. Aplicarlo al cinismo me parece una acepción interesante: matiza la generalidad. Seguro que de ella brotan bastantes más matices.

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