jueves, 22 de marzo de 2018

65 La mina de azufre


La mina de azufre

Antonio García Velasco



El olor a azufre se le atribuye al supuesto diablo. Ello encuentra su explicación en el hecho de que ciertas flatulencias huelen muy mal debido a que ciertas bacterias del intestino grueso producen gases que contienen ciertos compuestos de azufre, que, como es sabido, apestan. El azufre puro, elemental es inodoro. Lo que verdaderamente huele mal es el dióxido de azufre y el ácido sulfhídrico de los huevos podridos, los pedos y los volcanes. Por otra parte, ciertas minas de azufre han sido y son el infierno. Tal era aquella situada en el Monte Etna, en Sicilia, donde obligaban a los niños a trabajar durante diez horas diarias. En cierta ocasión, uno de aquellos muchachos consiguió huir y, harapiento, malnutrido y cansado, llegó hasta una floresta. Quedó maravillado por la fronda de los árboles y la amenidad de los cantos de los pajarillos. Si la mina era el infierno, ahora le parecía encontrarse en el paraíso. Dormido quedó a la sombra de un árbol, tras haber ingerido algunos frutos silvestres.

Su padre lo encontró confiado en un profundo sueño y lo despertó de modo inclemente y cruel:

-Te has escapado y necesitamos el dinero que ganas -dijo al tiempo que le propinaba la patada que le hizo levantar del suelo.

-No aguantaba más, papá.

-Sabes que yo estoy enfermo y no puedo trabajar, que tus hermanos son muy pequeños todavía... ¿Dónde querías llegar?

El niño se limitó a llorar, con la cabeza hacia el suelo, tomando el camino del regreso al infierno.



El azufre es muy importante para el mundo que hemos construido: se usa para fabricar detergentes, extraer minerales valiosos como cobre, níquel, vanadio, fósforo para los fertilizantes... Fue Charles Goodyear, en el siglo XIX, quien descubrió que, si le añadía azufre al látex, o savia del árbol de caucho, creaba un material más firme y durable, que se usó en la fabricación de neumáticos. Mira, por donde, el proceso se llama vulcanización en honor del dios de los infiernos y los volcanes, Vulcano. Junto a los supuestos beneficios, la toxicidad de sus compuestos, el perjuicio de las lluvias ácidas, las gotas sulfurosas que destruyen árboles y ecosistemas diversos.



Aquel niño desconocía las aplicaciones que, en su tiempo, y en el nuestro, tiene el azufre. Sólo sabía el infierno al que su extracción condenaba a él y a tantos otros. Una mañana amaneció muerto sobre su camastro. Posiblemente volvió a la floresta donde su padre lo había encontrado. Ya nadie lo encontraría.


2 comentarios:

  1. La trágica muerte prematura se recoge en el relato con una frase corta y contundente. Sin embargo, el por qué se deja abierto. Acierta el narrador. Nos interpela. ¿Cuántas vidas inocentes dejan en la cuneta los famosos intereses creados?
    Seguro: deberíamos abolir tantos intereses y crear más paz.
    Seguro: tenemos demasiado abandonada a nuestra propia conciencia.
    Seguro: un sociedad mejor es posible, pero parte de la mejora individual.

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  2. Este relato te traslada al mundo de fantasía y ficción al que nos tiene acostumbrado Antonio García Velasco. Es ágil e invita a volar con la imaginación.

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