sábado, 16 de mayo de 2020

0027 Microcuento Versos para una pregunta sin respuesta


Versos para una pregunta sin respuesta

Antonio García Velasco



La insultaron porque había dado una opinión contraria a lo que, en aquel círculo, se consideraba correcto. Ni la frase evangélica de dudoso origen es aceptable: "Quien no está conmigo está contra mí". Dudaba que eso pudiera haberlo dicho Jesús de Nazaret, que sería una persona ecuánime y sensata. Uno puede no estar con otro, pero no tiene que estar contra él, simplemente puede discrepar. Pero a ella la estaban insultando simplemente por opinar de modo contrario a quienes estaban en el lugar. Se marchó azorada y, al llegar a su casa, escribió:



Versos para una pregunta sin respuesta



¿Cuándo dejar podremos los insultos

a quien no piensa como yo lo pienso?

¿Cuándo dejar los odios burdos, zafios,

a quienes no comparten la supuesta,



convencional verdad que marca el curso

libre, sensato de la mente libre?

¿Cuándo será que democracia sea

un sentimiento puro, no la pose



que compartir queremos sólo, a secas,

con quienes piensan tal pensamos nos?

Me maravilla el fácil descalabro

que se quisiera para quienes no



comulgarán con las ideas mías.

Me maravilla el fácil anular

a quienes no votaron nuestro voto.

El corazón demócrata nos falta.

El egocentro dictador nos sobra.



Con frecuencia el escritor y, después, el lector encuentran en la literatura el consuelo que le niega la vida. Pero, en esta ocasión, tras dar por terminados aquellos versos, un puño férreo, descomunal, implacable salió de la pantalla del monitor y la golpeó en la cara. Desmayada la encontraron al mediodía y, al ser reanimada, comenzó a repetir como disco rayado. "¿Cuándo dejar podremos los insultos / a quien no piensa como yo lo pienso?".




4 comentarios:

  1. El escritor Carlos Guillermo Navarro me envía el siguiente comentario con el ruego de que lo traslade a este lugar. Literalmente cumplo su deseo: “Quien conozca a Antonio nos cabe decir como persona que es sencillo, que no altera la voz cuando se muestra disconforme y muestra su opinión de forma suave, que admite las discrepancias que se puedan dar en los diálogos, y que difícilmente se puede ver a este hombre enfadado. Todo viene a cuento porque a través de unos versos y de una reflexión narrada, nos ha mostrado cuál debe ser el sentido de la vida, pero sobre todo el de las opiniones, no como esos gallos de peleas, que elevan su cresta dispuesto a quitarle a los demás su sentido más preciado: el de pensar por sí mismo. Tan sencillo es lo expuesto, como razonable lo que se justifica. Fue Giner de los Ríos quien dijo “que la verdad es plural y la mentira única”, valgan estas palabras para clarificar que como ocurre en el relato nadie está en posesión de la verdad, ni siquiera un ordenador al que le han enseñado que su opinión es la única que vale.

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  2. Resulta común que en cualquier conversación se busquen vericuetos para alzarse con "la razón". Incluso hay quienes sopesan el carácter de aquellos que piensan diferente para atrincherarse más en sus convicciones. Con demasiada frecuencia confunden la debilidad con la sensatez de no traspasar la convivencia civilizada. Cuando perdemos la capacidad de diálogo, zancadilleamos a la paz. Decía Aristóteles: "El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona".

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  3. Es interesante la dinámica de los grupos y círculos a través de la historia. Ellos nos muestran la intransigencia con quienes piensan diferente. Sobre todo se da en los dogmáticos, como religiones y planteamientos políticos, especialmente en los dictatoriales, los defensores de la idea única. Siempre se condenó a los herejes, a los disidentes en lo sistema cerrados. Es más, los requisitos para ser aceptado en un grupo implica el asumir sus principios y valores. A veces la prueba de entrada en él consiste en hacer una barrabasada que demuestra el sacrificio y el acatamiento de las normas del grupo, de lo contrario te arrojaran a la calle y no te aceptarán. Está descrito que, en algunas tribus de áfrica el castigo de determinado delitos o desafueros con las normas sociales, es el arrojarlos fuera de la tribu, la soledad es el mayor castigo y ejemplarizante para obligar a asumir esas normas si quieres pertenecer al grupo.
    Tu símil es muy significativo, sobre todo por el uso del ordenador (obsérvese que ordenador es el que ordena) y en este caso ejerce la justicia y castiga con el puñetazo al disidente. Por ahí vamos. Se nos acabará controlando a través del ordenador, de chips y del “big data”, como herramientas de doble vínculo: por un lado nos proporcionan información y facilitan las tareas, por otro nos roban información y la usan para dominar y reconducir la evolución social y canalizar el comercio.
    ¿El librepensador, reacio al gergariswmo, está condenado a la soledad?

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  4. ¿El librepensador, reacio al gregarismo, está condenado a la soledad? O al encuentro con otro librepensador. O hasta que los miembros de una sociedad hayan desarrollado el sentido crítico, la capacidad de pensar por sí mismos, al margen de las consignas que les llegan en forma de propaganda y otras formas mucho más sutiles y modernas.

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