Diálogo con un psicólogo especial
Antonio García Velasco
Esto del confinamiento impuesto o aconsejado nos va a sacar de quicio. Yo por sí acaso, y antes de llegar a la locura, he recreado en mi ordenador una aplicación que simula la consulta a un psicólogo o, si se prefiere, psiquiatra. Hay antecedentes notables de este programa, como ELIZA, escrito en 1966 por el profesor Weinzenbaum, Por si uno se cansa de visitar al psicólogo, le he dado las opciones de hablar con un amigo o amiga, con una enamorada o enamorado, con la supuesta pareja (hombre o mujer), con un niño o una niña, con un o una poeta, con un o una docente... Un potencial de conversadores y/o conversaciones. Un potencial de literatura experimental. Os dejo una muestra de la última conversación con el psicólogo. Claro que, para algunos, esto es ya el síntoma del desquiciamiento causado por el Covid-19.
Diálogo
con Psicólogo
YO:
Buenos días.
DOCTOR:
Me alegro de saludarte. ¿Me hablas de lo que te ocurre?
YO:
Anímicamente no me siento bien.
DOCTOR:
¿Puedes hablarme de vacuno o vacuna?
YO:
Me gustaría ponerme la vacuna del coronavirus.
DOCTOR:
¿Puedes hablarme de montería?
YO:
No me gusta la montería. Quiero la vacuna del Covid-19.
DOCTOR:
¿Por qué la quieres?
YO:
Porque le temo a la enfermedad, ¿por qué iba a ser?
DOCTOR:
¿Por qué preguntas? Explícamelo.
YO:
Pienso que es lógico que todos temamos a un virus tan peligroso. ¿Usted no lo
teme?
DOCTOR:
Has venido a hablar de ti
YO:
Pues de mí le digo que quiero la vacuna. ¿Cómo se consigue?
DOCTOR:
¿Por qué la quieres?
YO:
Creo que no me escucha: se lo he explicado ya.
DOCTOR:
¿Seguro?
YO:
DOCTOR:
No te quedes callado.
YO:
DOCTOR:
Mucho me temo que tengas miedo a decir lo que estás pensando.
YO:
Pues sí, creo que es usted un psicólogo muy poco competente.
DOCTOR:
Has venido a hablar de ti
YO:
No hablo más. Me voy, adiós.
DOCTOR:
¿Eso que dices es de verdad?
YO:
De verdad que me voy. Adiós.
DOCTOR: Está bien, adiós. La recepcionista te cobrará
la visita.
El doctor cibernético se preocupa porque el paciente hable sólo de él. Que no tenga el apoyo subjetivo de la persona que le atiende sino del profesional que diagnostica y prescribe. Pero, ah, ¡caramba! a pesar de haber sido programado por el propio paciente, no se olvida de cobrar la visita. Además de consultas, las máquinas inspiradas en el funcionamiento de nuestro cerebro también están adquiriendo costumbres humanas materialistas. Cuidado, cuidado, mucho cuidado.
ResponderEliminarEste diálogo nos trae a colación un campo nuevo, el de las relaciones hombre máquina, cada vez más presentes y con más proyección hacia el futuro. Los primeros ensayos han sido superados ampliamente y ahora estamos expectantes ante la irrupción de la inteligencia artificial, dejando la linealidad, dominada por el ser humano, para establecer algoritmos complejos adaptados a esa gestión artificial de la inteligencia, donde puede aflorar la competencia entre la mente y la máquina pensante, con el riesgo de que esta nos supere y nos someta, como ya ha hecho superándonos en la actividad mecánica.
ResponderEliminarHay otros aspectos interesantes, dentro la psicología y el aprendizaje, como es el matiz mayéutico que nos plantea el autor. La sombra de Sócrates se observa a través de las preguntas que buscan que el propio sujeto responda a lo que cuestiona, devolviéndole su propia interrogante.
En psicología es una técnica bastante interesante y productiva el enfrentar al sujeto a sus propias dudas para que sea él el que encuentre la respuesta y no que alguien se la dé, quedando dependiente de ese alguien para establecer conclusiones. Es, por tanto, una forma de explorar el interior para elevar el autoconocimiento, establecer feedback y poder intervenir con objeto de resolver, de forma autónoma, situaciones psicológicas complejas.
El problema que propone, de forma subrepticia, el amigo Antonio, despierta, bajo mi punto de vista, cierta inquietud, pues establece una interacción entre el hombre, en este caso indefenso o necesitado de consejo, y la máquina desde una asimetría de poder y conocimiento; es la máquina la consultada y el hombre el consultor… ¿Acabaremos confiando más en el poder y conocimiento de la máquina que en el ser humano? ¿Nosotros nos equivocamos y la máquina no? En el futuro puede que el ser humano se vea superado por los fríos razonamientos inductivos y deductivos de la máquina. Tal vez nos tengamos que amparar en el razonamiento abductivo o de generación de hipótesis, en las emociones, los sentimientos, la creatividad innovadora y la capacidad de transgredir para alcanzar dimensiones nuevas, huyendo de la máquina, pero… ¿quién nos dice que la máquina no podrá alcanzar también ese complejo tipo de funcionar de la mano de sus creadores?
La conclusión final, me parece magistral; el sujeto se va descalificando al doctor y este le indica dónde ha de pagar la consulta… Aquí me paro a pensar que, mientras el sujeto cree que no ha sido productiva la consulta, le doctor sí la ve de tal forma, pues ha inoculado en el paciente la propia reflexión como forma de resolución del caso. Le repite en más de una ocasión´: “Has venido a hablar de ti”.