martes, 14 de febrero de 2017

Microrrrelato 63 La patrañera piógena


La patrañera piógena

Antonio García Velasco



Temibles son las malas lenguas. Lo sabía bien Ernestina Valverde, que, desde que la patrañera piógena comenzó a parlotear sobre la noticia fabuladora de sus relaciones adúlteras con cierto religioso, su marido la dejó plantada, sus acreedores comenzaron a exigirle pagos inmediatos, su familia le dio la espalda, sus vecinos murmuraban y la rehuían al verla y su director espiritual no dejaba de visitarla a diario para recriminarle su pecado e instarla al arrepentimiento. Ernestina no dejaba de sufrir y se bañaba en lágrimas cada vez que se quedaba sola. Un día, el que era director espiritual colgó los hábitos y dedicó su vida al consuelo de la mujer.

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