Microcuento de Navidad
Antonio García Velasco
Comenzó
a caminar hacia la tienda. Le salió al paso una anciana diciendo:
—La
Biblia dice que “más vale morir que ir mendigando”. En verdad te digo que mucha
vergüenza siento al ponerme a pedir, pero, por amor de Dios, ¿no tendrías
alguna moneda que darme?
—La
Biblia dice también que “Con
todo, ten generosidad con el necesitado, y no le hagas esperar la limosna. Como
está mandado, socorre al pobre; y, por su indigencia, no le despidas con las
manos vacías” —se
le vino al pensamiento y, sin más, le dio la
moneda a la mujer.
—¡Gracias, muchas gracias!, dijo la mendiga.
No tenía sentido seguir caminando hacia
la tienda y volvió sobre sus pasos. Ya se las arreglaría cuando apretara el hambre.
De
pronto, sintió que le pesaba el bolso. Con extrañamiento lo abrió y comenzaron
a desbordarse las monedas iguales a la que le había dado generosamente a la
mendiga.
Un tradicional cuento navideño que siempre estará con nosotros.
ResponderEliminarSí, en Navidad se produce anualmente la mayor aproximación que tenemos a lo largo del año con el Amor...
ResponderEliminarNi Platón en el Banquete, pudo llegar a desentrañar la esencia del Amor...
El Amor es un primer principio, que en pura lógica, ni tiene ni necesita definición...
El amor es una tela que borda la imaginación... Se aprende y se difunde por ósmosis psicológica, por contagio...
Buen ejemplo de ello es el que hemos leído en este Microcuento.
El Amor, por lo visto, es el tejido que forma el alma humana... El verdadero y profundo "factor humano"...
Y se le conoce por dos componentes:
Es grandioso, y, por otra parte, demasiado evanescence...
No lo perdamos..
Es el soporte de nuestra existencia humana real.
Un relato con moraleja que resalta la soledad que mucha padece todo el año y que ahora se hace evidente
ResponderEliminarMuy adecuado para la Navidad en nuestro entorno cultural. Feliz Navidad.
ResponderEliminarVersión moderna del "multiplicación de los panes y los peces"; a su vez, una alegoría de la solidaridad: si ésta se prodigara nadie podría alardear de los lujos que le sobran pero a ninguna persona le faltaría lo necesario. Se erradicaría la mendicidad. Lo cual daría paso a un trabajo digno al alcance de todos. Maneras y medios sobran. Pero... hay que desarraigar la vanidad con larguísimas raíces enroscadas. Ardua y, por ahora, quimérica tarea.
ResponderEliminarDar de lo que nos sobra, está bien pero el verdadero mérito está en dar lo único que tenemos.
ResponderEliminarIgualmente amar a quien nos ama está muy bien pero mejor está amar también a los que no nos aman.Esto tendrá su recompensa.
FELIZ NAVIDAD
A veces se tiene poco dinero y, no obstante, se le da a la mendigante y pedigüeña Hacienda comprando un decimillo de lotería. Ya Bernard Shaw dijo que la lotería es el impuesto de los tontos. Pero, ciertamente, a veces, ese impuesto, que se paga con ilusión, tiene un enorme desagravio a costa de los muchísimos agraviados que no han tenido la misma suerte o, acaso, la misma desgracia, ya que, el juego engancha con su cadena hasta convertir al jugador en un enfermo de ludopatía. Pero es más conmovedor, emotivo y sugerente dejarlo en cuento de Navidad donde la generosidad tiene su compensación, donde siempre, como se dice, se recibe más de lo que se da, donde se manifiesta que dar limosna socorriendo al pobre es siempre grato a los ojos de Dios. Mucho más si se da lo poco que se tiene cuando no se tiene ni para emborracharse y, como Irene, llegar a casa sola y borracha sin sufrir agresiones. ¿Tampoco has visto la ironía, amigo Mario? ¿No has visto tampoco la contradicción de las citas bíblicas? Por una parte, la constatación de que el pordiosero realiza una acción peor que la muerte. Por otra la animación a dar limosna a quien pueda darla. Suma y sigue, amigo, pues, por fortuna, siempre habrá personas que sepan socorrer a los necesitados.
ResponderEliminar