lunes, 20 de abril de 2015

Actualidad y artículo de Umbral sobre el tabaco



Francisco Umbral y la subida del tabaco
Antonio García Velasco

El Lunes, 3 de Enero de 1994 FRANCISCO UMBRAL publicaba un artículo titulado El tabaco. El tema desarrollado es la inconveniencia de la subida del tabaco en esos momentos de crisis y situación social cargada de carencias.

Era presidente de Gobierno Felipe González (1982-1996), el panorama que nos describe Umbral es lamentable: casi cuatro millones de parados y “España, por más que digan en Bruselas, sigue siendo un país de tabaco negro y picadura, un país de pitillera aculatada […] de pana y boina, del PER y el paro […] ya, sin trabajo, sin política, sin espera, con la tele rota, el arado romano mellado, el tractor empeñado, la vaca flaca y el árbol caído”. ¿En que hemos cambiado?

Su razonamiento no puede ser más irónicamente convincente, si al español de a pie sólo le queda el tabaco, no es conveniente subir su precio. Se pueden subir otros artículos: el coche, la lencería fina, los relojes suizos, la gasolina, la brillantina, el cine –copado por Hollywood-, las corbatas, los teatros…

Dice literalmente: “En España, hoy, con casi cuatro millones de parados, con el campo al raso, con los altos hornos en cenizas, con el gentío triste y estadístico, no se puede subir el tabaco, señores del Gobierno, porque ellos, los pobres, los españoles reales, no los de sus macroeconomías y papeles (españoles de papel), ellos, digo, muerden el humo de su tabaco, lloran tabaco, mean tabaco, sueñan tabaco fuman y esperan en un silencio áspero de tabaco”.

Si no he recogido mal el dato, la última subida del tabaco en España fue en Julio de 2014. Umbral hubiese dicho lo mismo aunque con argumentos diferentes, adaptados al presente, como hizo entonces. Por ejemplo, la lencería fina puede subir, decía, porque “ahora vuelve a hacerse el amor con la luz apagada, como manda el Papa Wojtyla, y da igual llevar las bragas viejas”; se pueden subir “las corbatas, porque la gente ha encontrado otras maneras de ahorcarse”; se pueden subir las sardinas, “que el gentío ya ha aprendido a comer caviar gratis en los cócteles”… A veces, el chiste que podría calificarse de mal gusto e incluso antifeminista: “Se pueden subir las compresas y que se arreglen con el corcho del champán de Nochevieja”. En ocasiones, la nota circunstancial y muy de aquel año: “Se puede subir la brillantina, ahora que ya nadie va a imitar a Mario Conde”. Todo lo caro y superfluo se puede subir, pero no el tabaco porque “Eso, esto, es el macizo de la raza, el tronco de España, por más que digan en La Moncloa, y esos españoles de intemperie han llegado a 1994 gracias a su viejo tabaco malo”.

La ironía, el sarcasmo del que hace alarde nuestro autor es proverbial: “Ya no hay revoluciones, ya no hay revolución de Asturias ni Casas Viejas, ya no hay anarquismo catalán, ya no hay lucha de clases ni proletariado, ya no hay Semana Trágica. Ya sólo hay los cuatro modernos de mierda y las cuatro putas travestidas de lo mismo que salen por la televisión. Pero eso no es España más que en las coplas franquistas de Escobar. La España real es de tabaco negro y tos trascendental. A ese español que tose y calla, que lo dice todo en una tos, porque los palabrones de la política le han robado las palabras, a ese español atónito, godo, mísero, árabe, cachicán de su pobreza, le han subido el tabaco”.

La genialidad de un escritor se mide, precisamente, en el tratamiento de los temas aparentemente intrascendentes. Francisco Umbral nos dio –y quedan ofrecidas en su obra- constantes muestras de genialidad. Nos preguntamos al leerlo: ¿en qué hemos cambiado desde 1994?

viernes, 27 de febrero de 2015

La medicina y el circo de los titiriteros



La medicina y el circo de los titiriteros
Antonio García Velasco

Mi amigo Juan, en conversación telefónica me habla de algunos cuentos que ha leído en mi libro AMORES Y TIEMPOS (Createspace, Amazon, 2014). Destaca de los que lleva leídos el titulado La medicina y el circo de los titiriteros. Es una sencilla historia que plantea un conflicto que puede ser frecuente cuando uno de los cónyuges estima que el otro dedica demasiado tiempo a su trabajo y poco a su pareja.

¿Cuándo estalla el conflicto? ¿Cuándo uno no tiene ocupaciones que merezcan la pena mientras el otro está absorto en una tarea de investigación o creación artística? ¿Cuándo el uno se cree menospreciado por las ocupaciones de su pareja? ¿Cuándo reina la incomprensión? ¿Cuándo el egoísmo supera la generosidad y el respeto a la tarea de su pareja? ¿Cómo resolver la situación?

Lo digo sinceramente: no había reparado en la importancia del conflicto ni en la reacción de quien se creía marginado cuando realmente puede beneficiarse de aquello que ha mantenido ocupado a su pareja.

Aprovecho la ocasión para agradecer a mi amigo sus observaciones y a quienes han leído el libro y me felicitan. Gracias.

lunes, 2 de febrero de 2015

NÚMERO 4 DE SUR. REVISTA DE LITERATURA

NÚMERO 4 DE SUR. REVISTA DE LITERATURA


Aunque con un poco de retraso, acaba de salir a las imprevisiones de Internet, el número 4 de SUR. REVITA DE LITERATURA. En esta ocasión, se rinde y se vence homenaje a Julio Cortázar. Se dice en la presentación:

Con este número queremos unirnos a los, más o menos, numerosos actos de homenaje al autor de Rayuela en el centenario de su nacimiento. Julio Cortázar, en efecto, nació en 1914 y murió en 1984.  O sea, estamos a cien años de su nacimiento, a treinta de su lamentable muerte.

En esta ocasión, los artículos  del homenaje que publicamos abarcan un amplio abanico de temas relacionados con los diversos aspectos de la obra de Julio Cortázar. Así, Sebastián Gámez Millán nos acerca a la que fue la biblioteca del autor y a su saber despedirse a tiempo; Carlos Benítez Villodres analiza en profundidad el soneto “Los amigos”; Francisco Morales Lomas estudia el espacio novelesco de la Maga y su modelo en el Quijote; Antonio  García Velasco trata de mostrarnos el valor de la poesía de Julio Cortázar y también sus ideas sobre la función del creador en nuestra sociedad; Alberto Torés García nos pone de manifiesto la influencia de la música en la obra cortazariana; Antonio J. Quesada, haciéndose eco del aspecto lúdico de la obra de Cortázar,  se pregunta por la literatura útil; un grupo de estudiantes de español de un centro de Fontainebleau nos habla de su descubrimiento, por medio de su profesora, de los cuentos de nuestro autor; Pablo J. García Martín nos ofrece su estudio de los cronopios y, para cerrar el número, Ana Sedeño nos revela las características de las versiones cinematográficas de algunas de las obras de nuestro homenajeado.

En el marco del homenaje, Creaciones (poemas, relatos, teatro, dibujos), artículos y reseñas y primeras páginas de obras publicadas en el 2014, en la línea de los números anteriores.

‎Alzheimer del expresidente

Alzheimer del expresidente
Antonio García Velasco

Por supuesto, en el cuento no se dice que el expresidente padezca Alzheimer, pero se deduce. El cuento se titula "La pensión del expresidente", incluido en mi libro AMORES Y TIEMPOS, Editorial CreateSpace, de Amazon. Presenta a un expresidente de Gobierno quejándose porque la pensión no le alcanza debido a las medidas de ajustes tomadas por no recordaba quién. Cierto que se trata de una fantasía, ¡un cuento! Pero presenta con humor e ironía el descontento que pueden producir ciertas decisiones gubernamentales. Y, en tal caso, ¿qué mejor que presentar como protagonista al mismo bajo cuyo mandato se decretaron las medidas tan antisociales: recortes de sueldos y pensiones, tijeretazos a prestaciones sanitarias, de educación y sociales…?

Naturalmente, no le van a afectar a ningún expresidente los recortes: buena pensión asegurada, trabajos extras y magníficamente remunerados, conferencias de alto caché… Pero había que ironizar, fantasear, crear literatura. Hay quienes no lo han comprendido así y me dicen que es imposible una situación como la que presenta el citado cuento. Diremos como descargo que la Literatura no tiene que responder a las marcas, cauces, restricciones de la realidad. Muy al contrario, debe servir para remontarse –remontarnos- y, en todo caso, hacer ver la realidad desde la perspectiva que permite el vuelo del arte. ¿Acaso no estaría bien que los políticos de elevadas nóminas se vieran obligados a vivir con el salario mínimo interprofesional? Otro gallo nos cantaría. En la literatura puede ocurrir.

lunes, 19 de enero de 2015

De los cuentos que cuentas



Bonitos cuentos
Antonio García Velasco

Qué bonito es el cuento que me cuentas. Pero puedo creer en tu ficción, no en la realidad de lo que cuentas. Recuerdo aquel cuento que terminaba con “Puedo asegurar que es verdad y no es cuento lo que cuento en este cuento”. Así me suenan tus palabras. Un cuento por mucho que me jures que no es cuento lo que cuentas en tu cuento.

Juegas bien con las palabras, es cierto. Muestras ingenio y haces vibrar al auditorio. Que labia no te falta. Pero no nos engañes diciendo lo que queremos escuchar, a sabiendas de su imposibilidad, a sabiendas de que te estás quedando con nosotros en tu provecho.

Abusan del poder, es cierto. No hacen las cosas bien, lo podemos asegurar. Pero ello no garantiza que tu cuento no sea pura ficción, sin fundamento, sin posibilidad de realización. Y ciertos discursos ya los tenemos suficientemente oídos e ingenuamente creídos. ¿Qué le dirías a alguien que dijera: “Y vosotros los ricos, gemid y llorad ante las desgracias que se avecinan. Vuestra riqueza está podrida y vuestros vestidos son pasto de la polilla. Vuestro oro y vuestra plata están oxidados y este óxido será un testimonio contra vosotros y corroerá vuestras carnes como fuego”? ¿Qué tiene razón o que cuenta un cuento? Hace casi dos mil años que fueron dichas o escritas estas palabras y ni vestidos pasto de polillas, ni oro ni plata oxidados y si bien la riqueza suele estar podrida, su estiércol sigue dominando, desde que el mundo es mundo, aunque al principio fuese de otra manera. Y… ¿va a acabar la situación?

Lamentablemente, al estucharte, me tengo que acordar de León Felipe: “Yo no sé muchas cosas, es verdad. / Digo tan solo lo que he visto. / Y he visto: / que la cuna del hombre la mecen con cuentos, / que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, / que el llanto del hombre lo taponan con cuentos, / que los huesos del hombre los entierran con cuentos, / y que el miedo del hombre… / ha inventado todos los cuentos”. Incluso el que ahora nos cuentas. O, mejor dicho, el que queremos escuchar cuanto tú hablas contándonos tu cuento. Una cosa es la realidad y otra el deseo, que bien lo dejó sentado Luis Cernuda.