domingo, 1 de mayo de 2011

Parábola de las hojas y los rábanos

Las hojas por el rábano


Antonio García Velasco

“Coger el rábano por las hojas” es un viejo dicho popular que viene a significar que nos quedamos con lo superfluo y dejamos lo esencial. Por ejemplo, en el trance de las campañas electorales se ataca al contrario por las hojas de las acusaciones a la vida privada y/o el insulto y se deja atrás la esencia de un proyecto político coherente, fiable, remediador de la grave situación económica en la que estamos inmersos.


Desde el poder se están cogiendo las hojas de prometer la lucha contra el paro cuando los rábanos serían una política eficaz para evitar el crecimiento del desempleo que roza, o acaso en la realidad sobrepase, los cinco millones de parados. Una cosa es prometer, predicar y otra, bien distinta, no dar el trigo, sino encauzar los medios para que cada uno pueda trabajar recogiendo sus propias cosechas.

Desde la oposición tienen muchos rábanos que recolectar, ya que el gobierno ha dado demasiados bandazos hacia el deterioro general –en política de empleo y desarrollo económico, en educación, en sanidad, en gasto público improductivo e innecesario…-, pero, en ocasiones frecuentes, se nos quedan en hojas que caerán en el primer otoño.


Las hojas de lo superficial y secundario no pueden predominar sobre los rábanos de lo esencial y primario. Si a la hora de cosechar los rábanos tiramos de las hojas antes de descubrir la parte comestible, enterrada en la tierra, nos quedamos en y con lo inútil, sin aprovechar lo necesario, o bien obligándonos a hacer un posterior sobreesfuerzo para rescatar lo importante.


Sabemos que la parte comestible de los rábanos posee importantes propiedades alimentarias y curativas, tanto por su riqueza en vitamina C –antioxidante capaz de eliminar las perjudiciales nitrosaminas, con las que nos intoxican por ingestión de tantos envasados comerciales- como por su capacidad de inhibición de células cancerosas. O sea, que, dicho en lenguaje metafórico, en parábola, en alegoría, necesitamos una campaña de rábanos que luego se cumplan en eficaz tratamiento de los cánceres que azotan a nuestra sociedad y no de hojas que se queden, como siempre, en pajaza inservible que ni los animales se comen.

www.agvelasco.es


domingo, 3 de abril de 2011

Mal recibes, Granada, a un forastero

ANTONIO GARCÍA VELASCO

Multa en Granada

Antonio García Velasco

Ante un inminente y próximo viaje a Granada, no tengo menos que recordar que, la última vez que estuve en esta querida y hermosa ciudad, me colocaron una multa debido a seguir un camino equivocado y meterme con el coche por una vía o calle reservada a taxis y autobuses. No digo, por supuesto, que las señales no estuvieran bien colocadas, pero cuando uno viene a darse cuenta ya es imposible retroceder, girar o seguir otra dirección. Pague la multa y, hasta hoy, no me he vuelto a acordar. Y por los motivos ya expuestos.

Mi intención entonces, en la rabieta del rascado de bolsillo, es la que vuelvo a recoger ahora. Escribir sobre la multa recordando el comienzo de la obra de Pedro Calderón de la Barca, “La vida es sueño”. Comienza el drama con Rosaura bajando un monte. El caballo se ha desbocado y ella, disfrazada de hombre, entra en Polonia haciéndose daño. Dice: “…Mal, Polonia, recibes / a un extranjero, pues con sangre escribes / su entrada en tus arenas; / y apenas llega, cuando llega a penas. / Bien mi suerte lo dice; / mas ¿dónde halló piedad un infelice?”

Naturalmente, un forastero en Granada desconoce los vericuetos del tráfico en la ciudad. Pero la foto acusadora de la equivocación no distingue entre nativos y foráneos. Transformé los versos de Calderón en los siguientes:

Mal, Granada, recibes

a un forastero, pues con multa escribes

su entrada en tus arenas:

y apenas llega, cuando llega a penas.

Bien mi multa lo dice;

mas ¿dónde halló disculpa un infelice?

Iba a escribir en vez de “arenas”, asfaltos: “su entrada en tus asfaltos”, con lo que hubiese respondido mejor a la realidad. Pero la rima me hubiese destruido el genial juego de palabras calderoniano “y apenas llega, cuando llega a penas”. Apenas había llegado cuando llegué a las penas de una multa, por ignorante de la circulación en Granada. La próxima vez gastaré más cuidado. O dejaré el coche en el primer aparcamiento público que encuentre. Aunque, a decir verdad, el aparcamiento del hotel, y el hotel mismo, es lo que andaba buscando.

viernes, 21 de enero de 2011

El uso de lenguas en el Senado

La era del pinganillo

Antonio García Velasco

Po zí, me dijo mi amigo el senador, yo tamién zoy partiario der pinganiyo. No ehtoi dacuerdo con que loh zenaoreh andaluzeh carezcamoh de trautoreh y no podamoh ehpresarnoh en nuehtra lehitima lengua andaluza. Por lo demah, po gueno, que cauno able como le salga de… zu gaznate.

Eh gana de dahle empleo a lo probeh trautoreh, no me digan. Er paro se reuce en unoh pocoh. Y cierto, toah lah lenguah quesablan en Ehpaña zon ehpañolah, ahta landalú cablamoh nozotroh. ¿O no?

Y zi ener zenao ze uza pinganiyo, ¿por qué, por la mihma regla de treh no ze uzan ner congrezo de diputaoh? ¿Eh quehtoh no zon ihoh de la patria a liguar que loh zenaoreh? Po máh trautoreh y menoh paraoh.

Cuando yo able ner zenao, voi ablá enandalú puro y duro y zi no ay trautoreh po que naide mentienda. Peó pa eyoh. Y pa mí, po lo mihmo er hefe de mi partío zenfada conmigo y me manda a freí monoh. Pero yo le diré: “Hefe, uno tié deresho a ehprezarze en zu lengua matekna”.

Y zi yega Babé po que yegue. O quer gobiekno ponga trautoreh de toah lah moalidaeh de lenguah y ablah.

Neducazión vamoh retrozeindo: anteh abia un grupo de catalaneh, un poné, y mazercaba yo, po era amigo dargunoh, y dehaban dablá catalán, por rehpeto. Aora eh to lo contrario. Ahta loh zenaores quieren ablá en zu lengua rehioná.

La conversación siguió entre cervecitas y tapas. Y terminó contándome un chiste con cuya reproducción termino esta crónica: “Una mué questaba comprando ner mercadona. Cohe una caha de leshe, un cartón de güevo, un bri de sumo de naraa y un paquete beicon. Mientra ponía loh artículoh en la sinta de la caha, un borrasho cabía detrá della observaba con ditinimiento cada uno de loh artículoh. Ar terminar, er borracho la mira y le dise: "Tú ere zortera". La tía se quea to pillá por la sentensia, pero a la ve intrigá ya quella rearmente era zortera. Miró to loh artículoh que tenía sobre la sinta de la caha y no vio na que pudiera habe esho quer borrasho ahquerozo eze deduhera quella era zortera. Ar finá, ganó la curiocidá y le preguntó ar borrasho: "Eh verdá. zoy zortera. Pero.... ¿cómo la zabío?" Er borrasho contehtó: "Porque ere mú fea, ihaputa".

Asuntos hay feos en todo esto. O, por lo menos, un poco esperpénticos.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Los belenes de Navidad

Desnudito Niño-Dios

Tiempo frío de belenes y representaciones navideñas. Y, en todas, el niño desnudo en el portal. José y María, bien abrigados. Los pastores cubiertos de pieles. Herodes y los soldados, vestidos en consonancia con el lujo de la nobleza y el tiempo helado de un diciembre de clima alterado. Sólo el “cagater”, de ocurrencia catalana y por necesidades fisiológicas, aparece con aquella parte descubierta donde, a decir de Cela, la espalda pierde su casto nombre. Y el niño tan pancho, medio desnudo en su miserable cuna, de pajas y palos, con el gesto de la bendición a todos los mortales.

No le corresponden a José, ni a María, ropas tan ostentosas como les suelen poner en cuadros y figuras de portales de Belén. En los Reyes Magos y en Herodes, pueden explicarse, pero los pobres artesanos no se pueden permitir vestimentas de soberanos. Ignoro cómo sería aquel primer belén que, dentro de una cueva, montó Francisco de Asís en el Nochebuena de 1223. Pero, en los que vemos actualmente, siempre, salvo, quizás, excepciones, el niño aparece desnudo, sólo con el paño púdico sobre sus partes íntimas. ¿Cómo explicar el contraste entre este desnudo infantil y las majestuosidad pomposa de las ropas con las que visten las representaciones de sus padres y demás personajes que van camino del portal? ¿Hace frío para unos y no para el más chiquitín? ¿Significa algo tal desnudo? ¿Y qué significan en tal caso el lujo de los ropajes de los mayores? ¿Cómo se puede tener desnudito a un niño recién nacido sobre un colchón miserable de una miserable cuna? ¿Una Navidad tras otra y a nadie se le ocurre regalarle una mantita para cubrirlo? ¿Era más útil el incienso, el oro, la mirra de los magos de Oriente que una buena manta de pura lana virgen?

Hablan los evangelios apócrifos de un buey y una mula que, con su aliento, calentaban el portal, el pesebre o la cueva donde el niño nació. Pero, entonces, si el aliento de aquellos animales era calefacción tan eficaz, ¿cómo José y María siguen vestidos con ropas de abrigo?

Una amistad me comentaba hoy sobre lo que tendría que ver el nacimiento del niño Jesús con los atracones de comida y bebida en todas las casas. Mi comentario fue: eso mismo me digo yo y, por otra parte, al pobre niño siempre nos lo representan desnudito con el frío tan tremendo que está haciendo. ¡Felices Pascuas y Próspero Año Nuevo!
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Versos ilustrados

Saio da janela, sento-me numa cadeira. Em que hei-de pensar?
Dejo la ventana, me siento en una silla. ¿En qué he de pensar?
(De Fernando Pessoa, Antología de Alvaro Campos)

lunes, 13 de diciembre de 2010

Rajoy y el predicador Fray Gerundio de Campazas

Rajoy y la historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas

ANTONIO GARCÍA VELASCO

Al estilo de fray Blas y fray Gerundio, Rajoy se quedó con el auditorio cuando dijo: “El ministro de Fomento es un inútil total con dosis importantes de caradura porque siempre encuentra una excusa para no asumir sus responsabilidades”. Y esperó la reacción. El Ministro Blanco se quedó blanco y, a continuación, un color se le venía y otro se le iba, “se va a acordar de esto”, pensaba lleno de estupor.

El estilo de fray Blas y fray Gerundio era ese: predicando sobre el misterio de la Trinidad comenzaban diciendo: “Niego que Dios sea uno en esencia y trino en persona”. Y cuando los oyentes empezaron a mirarse unos a otros, protestando y José Bono tuvo que intervenir y pedir silencio, los frailes dijeron: “Así lo dice el ebionista, el marcionista, el arriano, el maniqueo, el sociniano; pero yo lo pruebo contra ellos con la Escritura, con los Concilios y con los Padres”.

Un día, en un sermón de la Encarnación, comenzó el predicador: “A la salud de ustedes, caballeros”. El auditorio comenzó a reírse a carcajada tendida, por la chulería con que lo dijo. Pero el orador prosiguió: “A la salud de ustedes, de la mía y de todos, bajó del cielo Jesucristo y encarnó en la entrañas de María…”

“El ministro de Fomento es un inútil”… y cuando todo el auditorio reía o protestaba, juzgando que iba a sacar un jarro de vino para convidar, echó a todos un jarro de agua con un texto que vino que ni pintado: “No seré yo quien emplee estos calificativos con el señor Blanco ni con nadie. Tan cariñosos epítetos fueron los que dedicó don Alfredo Pérez Rubalcaba a un Ministro de Fomento por unos retrasos en el aeropuerto de Barajas en el año 1999”. Luego siguió su sermón, digo su mitin, digo, su intervención: “apoyamos al Gobierno en sus medidas contra los controladores”… “pero eso no impide señalar que su decreto ley fue el responsable de lo ocurrido, por lo que no sé a quién se le ocurrió la brillante idea de hacerlo público en vísperas del puente más importante del año”.

-Pero, ¿no me dirá, Martín, en qué estuvo el chiste o la agudeza que tanto los aturdió?
-¡Pues qué! -respondió Martín, el zapatero-. ¿No es la mayor agudeza del mundo comenzar un sermón como quien va a echar un brindis; y cuando todo el auditorio se rió, juzgando que iba a sacar un jarro de vino para convidarnos, echarnos a todos un jarro de agua con un texto que vino que ni pintado?

Algunos afirman que el líder del Partido Popular demostró que en ocasiones es un buen orador.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Coches sin conductor

El coche fantástico
Antonio García Velasco

Google está probando un sistema de manejo de coches sin conductor (De la prensa)

Ciertamente, en la actualidad, es raro que se viaje. Se realizan desplazamientos: Málaga-Sevilla, Sevilla-Málaga; Málaga-Murcia, Murcia-Málaga y así hasta el cansancio. Se coge el coche y la autovía y dale que te piso el acelerador, el freno, el embrague a veces... Desde el kilómetro inicial al final. A eso se llama también viajar, pero cada vez menos, porque se ha sustituido por voy a ... el lugar elegido. Para que los desplazamientos sean definitivamente de maleta se acaba de inventar un prototipo que, por suerte o no suerte -nunca quizás sea desgracia-, se desplaza sin conductor. La "inteligencia" de este coche hará maravillas. Entre otras, la de aparcar si las calles de las ciudades lo permiten o las autoridades municipales han propiciado los aparcamientos públicos a precios no ruinosos. Entre otras, circular con rapidez controlada si se encuentra solución para los atascos de las ciudades y de los accesos a los polígonos industriales, la universidad, el parque tecnológico y el clínico.

Puede que el coche sea tan inteligente que no salga de la cochera o del aparcamiento habitual si percibe que el trágico va a estar mal. Le diría al dueño: "Tío/a, hoy te toca el autobús porque éste menda no se mete en los embotellamientos previstos. Saca el bonobús y te das un paseo hasta la parada". "Es que el autobús no llega a la hora prevista, te hace perder el rato... Llegaré tarde al trabajo o tengo que levantarme una hora antes si quiero llegar a tiempo. Y ya hoy voy con el tiempo justo". "Te las arreglas como puedas: hoy no me muevo del aparcamiento, porque mi sensor GPS de comunicación por satélite y mis contactos con las central de Google me advierten de que el tráfico es infernal y llegarías más tarde que si te vas andando". Imposible convencer al terco del ordenador que constituye el cerebro del coche y su capacidad de razonamiento por el sistema de lógica borrosa. ¡No hay forma!

"¡Eres un maldito robot!", gritamos llenos de ira, odiando a la máquina rebelde. "Lo que tu digas, pero no es aconsejable que vayas en coche a tu trabajo. Hoy por lo menos".

Será fantástico desplazarse con estos vehículos, sin riesgo de que te llamen por el móvil, lo cojas, te arriesgues al accidente o a que los ángeles de la guarda de la carretera te pongan una multa crujiente, que se cobrará por la vía de embargo si te niegas a pagar. Sin riesgos por haber tomado una copa de más en el almuerzo o la cena de la empresa o del final de curso. Sin riesgo por el cansancio del largo y monótono desplazamiento. Lo malo será cuando ordenemos una parada porque el niño o cualquier otro ocupante quiera hacer pis y la lógica barrosa del cerebro electrónico diga que no hay parada porque, según lo bebido desde la última vez, es imposible que la vejiga esté llena.

De todas formas, es preciso celebrar el invento, del que ya se habló por el año 2000: coche, por ciento, inventado por científicos españoles, al que dediqué un artículo que ahora rescato, modifico ligeramente y lanzo a este blog.