miércoles, 6 de enero de 2021

Microcuento LA MASCARILLA DEL REY GASPAR

 LA MASCARILLA DEL REY GASPAR

Antonio García Velasco


Al quitarse  la mascarilla, el rey Gaspar arrastró su barba postiza y la niña exclamó: "Papa, es mi papá".

Cuento LA JUSTICIA DE LOS REYES MAGOS

 

La justicia de los Reyes Magos

Antonio García Velasco

 

Poco antes de las vacaciones de Navidad, en la clase de cuarto de Educación Primaria, en la asignatura de “Sociales”, la seño Elena estuvo hablando de la justicia. El tema surgió porque todos consideraron injusto que se le quitara a Andrés Rovira el móvil que había llevado a clase. El alumno explicó que su padre se lo había dejado aquel día para que llamara a casa cuando terminara la jornada escolar. La maestra decía que, en aquel colegio, estaban prohibidos los móviles. “No es justo”, decían los niños. La maestra aprovechó el conflicto para explicar el concepto de justicia y, de modo especial, se detuvo en la justicia distributiva. Dijo que el principio más básico de esta clase de justicia era la distribución igualitaria de bienes entre todos los miembros de la sociedad, aunque ello se debería matizar con el rendimiento y la responsabilidad de cada uno en su trabajo o en sus estudios.

—¿Verdad —dijo la maestra— que no sería justo que a todos le ponga la misma nota del trimestre se haya sacado un diez o un cero en el examen?

—¡No! —exclamaron todos.

Alicia, tras escuchar a la maestra, apuntó que la justicia distributiva nada tenía que ver con la “injusticia” de haberle quitado el móvil a su amigo Andrés.

La maestra respondió que es justo cumplir las leyes de convivencia. Y la niña argumentó que aquella ley era injusta porque Andrés tenía el encargo de llamar a su padre cuando terminara el colegio y que, por eso, lo había llevado aquel día.

La seño, después de varias protestas, terminó diciendo que, antes de finalizar la última clase, le devolvería el smartphone a Andrés. Y a todos les pareció bien y la clase pudo continuar. Insistió la maestra en la idea explicada de la justicia distributiva.

Alicia no dejaba de pensar y se planteaba que los Reyes Magos, en su reparto de juguetes, deberían llevar a todos los niños y niñas lo mismo. Sobre todo si todos se habían portado bien.

—Los Reyes Magos son justos, ¿verdad, papá?

—Claro, Alicia, claro.

—Entonces nos traerán a todos juguetes iguales, es decir, equivalentes. Pues cada niño escribe su carta con sus preferidos. Pero si uno se pasa pidiendo muchas cosas, a todos nos deben traer el mismo número de juguetes.

Madre y padre se miraron sin comprender demasiado: "Esta niña va para filósofa, ya te lo digo yo", comentó éste.

—No seas exagerado, Jacinto. Todavía es demasiado pequeña —dijo Lola.

—¡Pues hace cada pregunta...!

—Sólo está en cuarto de primaria. No exageres.

—¡Menudo cuando esté en la Universidad!

Alicia siguió pensando que, ciertamente, los Reyes Magos le traería lo mismo que a su compañera Ana Redondo, aunque sus padres tenían mejor coche que los propios, su casa era más grande y lujosa y llegaba a clase vestida con ropa muy cara. "Pero los Reyes Magos no entienden de padres ricos o padres pobres. Porque son mágicos y saben lo que cada uno necesita y son justos. Para ellos todos los niños que son buenos, son buenos y merecen los mismos regalos... Yo me he portado hasta mejor que Ana y mejor que Carolina..."

Fueron unas Navidades felices, aunque había que tener mucho cuidado con una terrible enfermedad causada por un maligno virus. Se tenía que salir a la calle con mascarilla...

—Mamá, ¿los Reyes Magos también tienen que ponerse la mascarilla?

—Claro, hija, como todo el mundo.

—Pero ellos son magos. ¿Es lo mismo magos que mágicos, mamá?

—Un mago hace magia —respondió la madre.

—¿Y podrán los Reyes Magos hacer una magia que espante el virus?

—Alicia, eso no lo sé.

Alicia la filósofa estaba deseando que llegara el día de Reyes para comparar los regalos de las niñas que conocía y saber si los Magos tenían justicia distributiva o eran como los demás.

A su compañera Ana le habían echado una muñeca que andaba sola y podía contestar preguntas, un móvil de última generación y un monopatín eléctrico. A Carolina, un ordenador portátil, un juego de “Monopoly” electrónico que usaba tarjetas de crédito en vez de billetes y una mochila con ruedas para no ir cargada al colegio. A ella, unos zapatos nuevos, un pantalón, una blusa y una muñeca de plástico duro. Le dolió la diferencia y comentó:

—Los Reyes Magos no conocen la justicia distributiva. ¡Tendrían que venir a la clase de la seño Elena!

 

 

jueves, 24 de diciembre de 2020

041 Microcuento NAVIDAD CON CERCO DE MONSTRUOSOS SERES

 

Navidad con cerco de monstruosos seres

Antonio García Velasco

Nuestra aldea quizás no tenga características singulares. Pero es acogedora y, sobre todo, nuestra. La Navidad se suele celebrar con una gran cena en la plaza ambientada con música y motivos navideños. Algunos, por su agnosticismo, prefieren decir que celebramos el solsticio de invierno que para el hemisferio sur es de verano. Y da lo mismo, porque, por encima de las creencias religiosas o políticas, como sentimiento común, se considera una fiesta de hermandad y buenos deseos. Pero, maldito sea, este año tenemos la aldea cercada por un ejército, rebaño, bandada, piara, manada, tropel de monstruosos seres que nos advierten que nos quedemos en casa, que nada de cena en la plaza, que nada de músicas ni festejos, que nos atengamos a las consecuencias si salimos de nuestras encerronas. Nos manifestamos todos, mutuamente, los aires de la resignación y las luces de la esperanza. Estamos seguros de que venceremos el angustioso cerco y esos seres quedaran desterrados para siempre. Mientras tanto, nos deseamos Felices Fiestas, aun a sabiendas de que, para muchos, no serán, ni remotamente, como las navidades de otros años.




sábado, 19 de diciembre de 2020

040 Microcuento MARUJA FERNÁNDEZ Y EL PROBLEMA FAMILIAR

 

Maruja Fernández y el problema familiar

Antonio García Velasco

 

Pese a sentirse demasiado alterada por el serio problema familiar, aceptó la invitación a realizar aquella excursión. Contemplaba el Papamoscas de la catedral de Burgos y, en el momento en que el autómata comenzó a accionar con su brazo el badajo de la campana, experimentó una fuerte taquicardia y la salida de sangre de las fosas nasales.

-¡Me muero! -Rezongó.

Por suerte, los compañeros del grupo llamaron a urgencias y la ambulancia acudió en muy poco tiempo. Le diagnosticaron hipertensión arterial y la dejaron en observación hospitalaria. Al día siguiente le dieron el alta con un tratamiento regulador de la tensión. Se sentía fofa, decaída, como cansada.

En su reposo, tuvo tiempo de rumiar ciertas decisiones pendientes. Y, muy resolutiva, dijo a su marido:

-Hasta aquí hemos llegado. Lo siento mucho. Pero no aguanto más tus borracheras. O te buscas un médico que te ponga un tratamiento, o acudes a Alcohólicos anónimos o, de cualquier modo, pones remedio a tu alcoholismo. De lo contrario, nos separamos hoy mismo.

-Está bien. Pero déjame que, al menos ahora, me tome mi cervecita.

-Creo que lo tuyo no tiene solución -dijo muy preocupada-. Te advierto que hablo muy en serio y no estoy dispuesta a aguantar más tu bebida.

-¡Está bien, está bien! No me tomo la cerveza y, ahora mismo, llamo a Alcohólicos anónimos.

En aquel momento lo llamaron los amigos, se despidió de la esposa y salió de la casa.

Maruja sufrió un ataque al corazón que la separó para siempre de su marido.



martes, 15 de diciembre de 2020

Nota desde la sorpresa de la novela EL TOQUE DE REBATO de Carlos Guillermo Navarro

 

Nota desde la sorpresa de la novela EL TOQUE DE REBATO 


de Carlos Guillermo Navarro

Antonio García Velasco

 

Lo que me ha sorprendido de la novela EL TOQUE DE REBATO de Carlos Guillermo Navarro, entre otros rasgos, es el hecho de su alto índice de vocabulario. Tiene un total de 232.407 palabras, de las que son distintas 29.107. Nos podemos hacer una idea de lo que esto supone si consideramos que el Quijote de Cervantes (los dos volúmenes, las dos partes), tiene un total de 378.456 palabras, de las que son distintas: 22.910. Al analizar el libro de Carlos se me bloqueó el Analizador (la aplicación informática ProComenta) y tuve que acudir al código fuente, modificar ampliando el número máximo de palabras que el algoritmo puede manejar y compilar de nuevo. Pensaba que tomando como referencia el Quijote, un total de 25.000 términos distintos era suficiente y así ha sido para los cientos de análisis de libros y obras completas realizados, pero este nuevo me ha demostrado que no era como preveía. No lo hubiera imaginado, ya que, estamos hablando de 232.407 palabras de EL TOQUE DE REBATO, frente a las 378.407 de EL QUIJOTE.

Sorprende también otro hecho: en el español moderno el término más usado es, con mucho, "De", frente a los textos clásicos españoles en los que la palabra de más alto índice de frecuencia es "Que". En EL TOQUE ocurre lo mismo que en los textos de nuestros clásicos: el uso de "Que" supera a "De": Que: 10.677 concurrencias (Frecuencia relativa = 45,940 por mil) y "De": 10,292 apariciones (Frecuencia relativa = 44,284) ¿Qué ocurre en el Quijote con estos términos? Respuesta: Que: 20.514/ Frecuencia relativa = 54,204; De: 18.039/ Frecuencia relativa = 47,664.

Existen 16.055 términos de un solo uso. ¿Adivinamos lo que ello supone si tenemos en cuenta que con unas trescientas palabras nos basta para entendernos en la cotidianidad?

No obstante, la novela -todo hay que decirlo-, pese a sus 763 páginas, se lee con facilidad, se comprende sin problemas y la historia nos llega o nos arrebata sin que el estilo sea un estorbo. Muy al contrario. De hecho, los grados de lecturabilidad y comprensibilidad que nos da la aplicación son medios.

Continuaremos con el estudio de esta obra singular.

jueves, 10 de diciembre de 2020

039 Microcuento EL DIAGNÓSTICO


 

El diagnóstico

Antonio García Velasco


         Aquella doctora estaba convencida, como Cervantes, de que “la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago”. Por ello, siempre recomendaba una dieta sana y, con frecuencia, si así lo aconsejaba el estado del paciente, recetaba complejos vitamínicos.

Llegó a visitarla, con cita previa, Jacinta Valverde, achacosa y artrítica, malhumorada de soledad y falta de cariño. Le recetó, entre otros medicamentos y calmantes, un complejo de vitaminas y minerales.

Cuando Jacinta salió de la consulta, se sentó en la terraza de una cafetería, pidió un té con leche y, aun con la mascarilla puesta, escribió el siguiente ovillejo, estrofa a la que era aficionada desde que leyó el libro "Cantares de flores nuevas" de Antonio García Velasco:

 

¿Qué te causa tal dolor?

Amor.

¿No será más bien el reuma?

Se suma.

¿Qué te aporta mayor dosis?

Artrosis.

Será que avitaminosis

te produce esa desgana

que se siente de mañana

si mal de amor suma artrosis.

 

El té se le quedó bastante frío mientras ajustaba las sílabas y rimas de los versos.



domingo, 6 de diciembre de 2020

038 Microcuento EL REBOTE DE LUISITA RIVAS

 

El rebote de Luisita Rivas

Antonio García Velasco

 

El cuerpo de la escritora Luisita Rivas no era elástico ni mucho menos. Por el contrario, estaba afectado de un reuma achacoso de años y relentes. Ella decía: "Como todo el paisanaje de esta comarca de humedales, rocíos nocturnos y escarchas invernales mañaneras". Y podría tener razón.

No, no era elástico su cuerpo y, no obstante, cayó al suelo y dio el rebote de un balón pinchado.

En sus escritos se mostraba purista, evitaba cualquier extranjerismo y, de modo especial, los dobletes en os/as que consideraba innecesarios, en ocasiones, ridículos y siempre antiestéticos.

-Es que confunden las churras de exquisitas leche y carne con la merinas de blanquecina y cualificada lana. En sus mentes perturbadas no distinguen entre gramática y vida, entre géneros morfológicos y sexos. Hasta las páginas Web de escritores y críticos caen en semejante agujero.

Pero, pobre Luisita Rivas, una caída, un rebote y allí quedaron sus purezas lingüísticas, sus propiedades léxicas, sus escritos cargados de intenciones redentoras y sus huesos reumáticos.