lunes, 27 de abril de 2020

Un poema de estética dudosa sobre el coronavirus


Un poema de estética dudosa sobre el coronavirus
Antonio García Velasco



coronavirus
nuestros apoderados rámeos

coronavirus
un ahuyentador fiscalizador

coronavirus
ese hostigador fonográfico

coronavirus
el motilón norteamericano

coronavirus
esos decágonos enjundiosos

coronavirus
las bobas florecidas

coronavirus
un expensas pulsátil

coronavirus
estas baqueanas dioicas

coronavirus
esa fusionista antipatriótica

coronavirus
esa mirmidona irregular

coronavirus
estas lubricantes fanes

coronavirus
una supersónica iracunda

coronavirus
ese satán regatón

coronavirus
ese trasegador cretino

coronavirus
las literaturas expertas

coronavirus
tu razonador hebraico

coronavirus
su gibelino abochornado

coronavirus
algún ráyido representable

coronavirus
aquellas directrices artiodáctilas

coronavirus
las denostadoras agrias.




Los versos que mi máquina de trovar ha generado sobre el dichoso coronavirus tienen mucho que comentar. Puede que algunos nos parezcan absurdos, pero otros nos invitan a la interpretación y podemos sacarle mucho partido. Por poner un ejemplo: si nos dice que el coronavirus es “nuestros apoderados rámeos” hemos de colegir que se nos está hablando de la complejidad de un elemento que nos domina que se ha apoderado del mundo y con ramas (rámeos) amplias de embrollo generador de más dudas que certezas. Hemos, pues de aplaudir o aceptar la metáfora. Pero no menos aceptable resulta el segundo enunciado “un ahuyentador fiscalizador” porque, sin duda, nos ahuyenta a unos de los otros y hasta el extremo de encerrarnos en casa como precaución, además, se han generado medidas fiscalizadoras de la conducta y hasta de lo que escribimos en las redes sociales.



“Ese hostigador fonográfico”. Si hostigador es el que hostiga y hostigar es azotar, castigar, molestar, acosar, ¿no es término acertado? Fonográfico es palabra relacionada con un medio antiguo de reproducción, pero está empleado como metáfora de los “mass media” que sirven de centro de difusión de noticias, declaraciones, medias verdades, cifras más o menos engañosas que nos hostigan. ¿O no?



En fin, este poema en la forma de las clásicas letanías nos reta la capacidad de interpretación imaginativa. Por ello, no sigo comentando e invito a quienes lean este poema de estética dudosa a que añadan comentarios e interpretaciones a las ocurrencias de mi máquina de trovar. 


viernes, 24 de abril de 2020

0025 Microcuento Maquiavela terrorista


Maquiavela terrorista

Antonio García Velasco



-El plan consiste en que os contagiéis y, una vez que el virus empiece la incubación en vuestro organismo, acercaros a él, rodearlo, estrecharle la mano con una felicitación cínica, toser en sus narices y ¡contagiarlo! No ignoramos que corréis un riesgo, pero se os pagará bien y, por otra parte, tened la seguridad de que, en el mismo momento que hayáis cumplido vuestra misión de toserle, un equipo médico perfectamente equipado os atenderá y saldréis airosos del contagio. No ignoramos que él también puede salvarse, pero, al menos, le habremos proporcionado un susto que lo llevará al escarmiento y a la reflexión llave de la cordura. Y si no se salva, nos habremos salvado de sus odiosas intenciones. Todo sea por una noble causa, liberadora de malas y perversas hierbas... Bien, bueno, el plan también es perverso, pero la causa es noble. Pensad que otros se inmolan a sabiendas de que el cinturón de explosivos los desintegrará irreversiblemente.

-Me niego, señora, a tal acto de terrorismo o atentado-dijo uno.

-Mejor será hacerle frente de frente -se excusó el otro.

-Estáis renunciado a una cuantiosa suma… No os dejéis llevar por el miedo: os espera un equipo médico y sus eficaces cuidados.

-No es cobardía, señora.

-No os preocupéis… ya vendrán otros que harán el trabajo que hoy os encargo. Por donde habéis venido, os estáis largando. Mas cuidado con contar una palabra de esta conversación.

Guardaron el silencio que hoy se rompe con este relato. Ignoramos si el maquiavélico plan fue consumado, como también se ignora quién es esa señora que servía de intermediaria, ¿de quién?, en la captación de ejecutores mercenarios.




jueves, 23 de abril de 2020

23 de abril del 2020: Los libros en el libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha


Los libros en el libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha

Día del libro, 23 de abril de 2020

Antonio García Velasco


Las primeras alusiones que contiene el Quijote a los libros, tras los correspondientes permisos y dedicatorias, constituyen las intenciones de su autor: “Desocupado lector: sin juramento me podrás creer que quisiera que este libro, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse”. Y otras en el prólogo y poemas iniciales.


Ya comenzada la novela propiamente, considera el origen de la locura de don Quijote: “Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso, que eran los más del año, se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda. Y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías en que leer, y así, llevó a su casa todos cuantos pudo haber dellos”.

Son variadas las alusiones a los libros y la locura de don Quijote. Nos llama la atención el deseo de este apasionado lector de continuar la segunda parte de un libro que mucho le había gustado y cuyo autor no cumplía con su promesa: “… alababa en su autor aquel acabar su libro con la promesa de aquella inacabable aventura, y muchas veces le vino deseo de tomar la pluma y dalle fin al pie de la letra, como allí se promete; y sin duda alguna lo hiciera, y aun saliera con ello, si otros mayores y continuos pensamientos no se lo estorbaran”.



¿No es acaso este deseo el que llevó a Fernández de Avellaneda a escribir la segunda parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha? Podríamos estar ante un dato más de que Alonso Fernández de Avellaneda es el propio Cervantes, en su constante juego manierista de la literatura en la literatura y con la literatura, como ya apunté con otros argumentos en “El vocabulario del Quijote de Cervantes y del de Fernández de Avellaneda y otras consideraciones sobre sus libros”, publicado en 2005 en A zaga de tu nombre, homenaje al prof. Cristóbal Cuevas


Llegamos a un tercer bloque del tema “libro” en el Quijote: el escrutinio que efectúan el cura y el barbero en la biblioteca de nuestro hidalgo, donde encontraron “más de cien cuerpos de libros grandes, muy bien encuadernados, y otros pequeños”. Sus juicios y razones por las que salvan o condenan al fuego no tienen desperdicio. Atendamos sólo a aquellas por las que salvan libros:

 Los cuatro de Amadís de Gaula: “Este libro fue el primero de caballerías que se imprimió en España, y todos los demás han tomado principio y origen déste; y así, me parece que, como a dogmatizador de una secta tan mala, le debemos, sin escusa alguna, condenar al fuego. -No, señor -dijo el barbero-, que también he oído decir que es el mejor de todos los libros que de este género se han compuesto; y así, como a único en su arte, se debe perdonar.

 Espejo de caballerías: “Ahí anda el señor Reinaldos de Montalbán con sus amigos y compañeros, más ladrones que Caco, y los doce Pares, con el verdadero historiador Turpín; y en verdad que estoy por condenarlos no más que a destierro perpetuo, siquiera porque tienen parte de la invención del famoso Mateo Boyardo, de donde también tejió su tela el cristiano poeta Ludovico Ariosto; al cual, si aquí le hallo, y que habla en otra lengua que la suya, no le guardaré respeto alguno; pero si habla en su idioma, le pondré sobre mi cabeza.

  Palmerín de Oliva/ Palmerín de Ingalaterra: “Esa oliva se haga luego rajas y se queme, que aun no queden della las cenizas; y esa palma de Ingalaterra se guarde y se conserve como a cosa única, y se haga para ello otra caja como la que halló Alejandro en los despojos de Dario, que la diputó para guardar en ella las obras del poeta Homero. Este libro, señor compadre, tiene autoridad por dos cosas: la una, porque él por sí es muy bueno, y la otra, porque es fama que le compuso un discreto rey de Portugal. Todas las aventuras del castillo de Miraguarda son bonísimas y de grande artificio; las razones, cortesanas y claras, que guardan y miran el decoro del que habla con mucha propriedad y entendimiento. Digo, pues, salvo vuestro buen parecer, señor maese Nicolás, que éste y Amadís de Gaula queden libres del fuego, y todos los demás, sin hacer más cala y cata, perezcan”.

 Historia del famoso caballero Tirante el Blanco: “… hago cuenta que he hallado en él un tesoro de contento y una mina de pasatiempos. Aquí está don Quirieleisón de Montalbán, valeroso caballero, y su hermano Tomás de Montalbán, y el caballero Fonseca, con la batalla que el valiente de Tirante hizo con el alano, y las agudezas de la doncella Placerdemivida, con los amores y embustes de la viuda Reposada, y la señora Emperatriz, enamorada de Hipólito, su escudero. Dígoos verdad, señor compadre, que, por su estilo, es éste el mejor libro del mundo: aquí comen los caballeros, y duermen, y mueren en sus camas, y hacen testamento antes de su muerte, con estas cosas de que todos los demás libros deste género carecen. Con todo eso, os digo que merecía el que le compuso, pues no hizo tantas necedades de industria, que le echaran a galeras por todos los días de su vida. Llevadle a casa y leedle, y veréis que es verdad cuanto dél os he dicho”.

 La Diana de Montemayor: “…soy de parecer que no se queme, sino que se le quite todo aquello que trata de la sabia Felicia y de la agua encantada, y casi todos los versos mayores, y quédesele en hora buena la prosa, y la honra de ser primero en semejantes libros”.

 La Diana (del Salmantino) / La Diana (de Gil Polo): “… la del Salmantino acompañe y acreciente el número de los condenados al corral, y la de Gil Polo se guarde como si fuera del mesmo Apolo”.

 Los diez libros de Fortuna de Amor, compuestos por Antonio de Lofraso, poeta sardo: “… desde que Apolo fue Apolo, y las musas musas, y los poetas poetas, tan gracioso ni tan disparatado libro como ése no se ha compuesto, y que, por su camino, es el mejor y el más único de cuantos deste género han salido a la luz del mundo; y el que no le ha leído puede hacer cuenta que no ha leído jamás cosa de gusto. Dádmele acá, compadre, que precio más haberle hallado que si me dieran una sotana de raja de Florencia”.

. El Pastor de Fílida: “…guárdese como joya preciosa”.

 Tesoro de varias poesías: “…menester es que este libro se escarde y limpie de algunas bajezas que entre sus grandezas tiene. Guárdese, porque su autor es amigo mío, y por respeto de otras más heroicas y levantadas obras que ha escrito”.

 El Cancionero de López Maldonado: “También el autor de ese libro es grande amigo mío, y sus versos en su boca admiran a quien los oye; y tal es la suavidad de la voz con que los canta, que encanta. Algo largo es en las églogas, pero nunca lo bueno fue mucho: guárdese con los escogidos”.

 La Galatea, de Miguel de Cervantes: “Muchos años ha que es grande amigo mío ese Cervantes, y sé que es más versado en desdichas que en versos. Su libro tiene algo de buena invención; propone algo, y no concluye nada: es menester esperar la segunda parte que promete; quizá con la emienda alcanzará del todo la misericordia que ahora se le niega; y, entre tanto que esto se ve, tenedle recluso en vuestra posada, señor compadre”.

La Araucana, de don Alonso de Ercilla; La Austríada, de Juan Rufo, jurado de Córdoba, y El Monserrato, de Cristóbal de Virués, poeta valenciano: “Todos esos tres libros son los mejores que, en verso heroico, en lengua castellana están escritos, y pueden competir con los más famosos de Italia: guárdense como las más ricas prendas de poesía que tiene España”.

 Las lágrimas de Angélica: “Lloráralas yo si tal libro hubiera mandado quemar; porque su autor fue uno de los famosos poetas del mundo, no sólo de España, y fue felicísimo en la traducción de algunas fábulas de Ovidio”.


Hablar de libros y/o poesía y literatura es constante a lo largo de las páginas del Quijote y, de manera especial, del propio libro de Cervantes y aun del de Avellaneda. Pero estos otros bloques ya es asunto de otro artículo.

martes, 21 de abril de 2020

Romance celebrando los romances de Antonio Porras


Romance celebrando los romances de Antonio Porras


Antonio García Velasco


Un romance le dedico

a mi amigo Antonio Porras

animándolo a seguir

en romance sus historias.



No es que no sepa qué hacer

en esta larga encerrona.

Es que sus coplillas tienen

gracia, chispa y mucha broma

expresada con sus versos

de retranca socarrona.

Recordemos, si no, al joven

que visitaba a la novia

y dejó que ésta le hurgara

por donde oculta la... honra,

queremos decir, ya saben,

lo que decir ya nos sobra.



Recordemos más: el hecho

de aquel Albino que a bolas

entretenido jugaba

y ni a voces ni a tamboras

de la madre respondía.

Hubo de dar dos sonoras

salvas de escopeta al cielo.

Y al pan pan deja las bolas

y Albino vino corriendo

para dejarnos la copla

de un refrán tan español

como de un pino la copa.



Y no sigo recordando

que también deja doloras

concienzudas, reflexivas,

tan serias como señora

que va vestida de luto

llorando por la corona

de muerte y malas entrañas

que un virus puso en la proa

de este barco a la deriva

donde vivimos ahora.


lunes, 20 de abril de 2020

0024 Microcuento La mujer del César y el huracán


La mujer del César y el huracán

Antonio García Velasco



Calculaste bien, amado mío, dando a aquellos individuos lo necesario para promover un partido político. Resultó ser una inversión a corto-medio plazo. Tendremos una sucursal de nuestros intereses en aquel país. Nos proporcionará beneficios en breve, seguro. Tú recelabas un poco, pero, mi intuición no me engañó, como en tantos otros momentos. Van bien encaminados: ya están en el gobierno, dominando, influyendo sobre los coalicionados. Esta desgracia, aunque también nos afecta, ha venido que ni ideada por nosotros en nuestro beneficio. Un pueblo con miedo es un pueblo fácilmente dominable. La masa se hace más manipulable en situaciones de terror a las que individualmente no se puede hacer frente. Al confiarse al poder, al poder se someten. Y el poder puede imponer, marcar el camino, conducir un manso rebaño... Nadie osará poner resistencia y, al disidente, se le cortan las alas y a nadie extrañarán los alicortados cuando acompañe una buena propaganda en favor aparente del bien común al que deben someterse las libertades individuales en tiempos de crisis. "Pan y propaganda, pan y circo, pan y folclore alienante, pan y temor". Hicimos muy bien invirtiendo en aquellos muertos de hambre que se creían los inteligentes salvadores del mundo…

Un viento huracanado abrió de golpe la ventana mal cerrada. Los cortinajes se levantaron. Cayeron algunos de los objetos que ocupaban la mesa… Se precipitaron a cerrar y la fuerza del huracán los arrastró al suelo. La guardia pretoriana acudió a los gritos de socorro y pusieron remedio a la fuerza natural que había interrumpido el discurso de la mujer.

jueves, 16 de abril de 2020

0023 Microcuento BAILARINA CLUECA


Bailarina clueca

Antonio García Velasco



Cuando quedó embarazada, suspendió sus danzarinas actividades, ensayos y actuaciones.

-Empollando los huevos está Natalia -rio Maribel con sarcasmo.

-Está cuidando de sí y de la criatura que espera la luz -apuntó Isolda que ya salía para regresar a casa. 

-Esta luz incierta que es la vida. Esta luz ingrata que nos ciega. Esta luz amarga que nos indica caminos inseguros -exclamó Iván recogiendo las últimas palabras de su compañera antes de salir y cerrar la puerta.

-Te ha prendido la vena lírica -le espetó Maribel.

-Me ha prendido lo que tu digas, pero echo de menos a Natalia.

-Ella ha escogido su pareja y su vida. Tú no tienes hueco bajo sus plumas de clueca.

-No tienes ni derecho ni motivos para despreciarla, para manifestarle animadversión.

-Ni tú tienes motivos para echarla de menos, teniendo quien te... aprecia más que ella.

-El corazón tiene sus reglas y no podemos imponerle gustos ni, acaso, disgustos. Lamento que se haya marchado, lamento los motivos que dieron lugar a su estado... Y lloro su ausencia. Su amor imposible.

-Acaso no vuelva. Pero yo sigo aquí.

-La añoro... Me bastaba con tenerla junto a mí en los ensayos y los eventos. Me conformaba con elevarla en mis brazos, con la sonrisa fingida de los escenarios, con sus representaciones de amor... ¿Volverá? Me prendía la ilusión de que formaba mi pareja ideal, mi amor sublimado en arte, mi complemento cierto... La amo.

-No te engañes, amor. Su corazón ya ha elegido y el fruto de esas relaciones llegará pronto. Vuelve los ojos a la realidad. A tu disposición me tienes.

-Mucho lo siento, Maribel... Natalia arderá siempre en mis entrañas.

-Y tú, mi amor, harás que yo siga ardiendo en el mismísimo infierno -y, dándose la vuelta, se alejó malhumorada.


viernes, 10 de abril de 2020

0022 Microcuento LA CONTAGIADA


La contagiada

Antonio García Velasco



Una posta que falta en el lugar adecuado, ¿quién ha ordenado su desaparición?; un hombrecillo burlón de color pardo amarillento, ¿por qué se ríe?... ¿Podría ser peor el panorama? Tampoco la mujer lo esperaba en casa, pues se había ido a emperrarse bajo un piojoso infectado de una enfermedad maligna. No lo sabía, ciertamente. "He ido a visitar a mi madre", dijo al volver. Quedó tocada y, a los pocos días, ni podía respirar bien, ni podía con sus huesos, tosía, tenía fiebre alta, sangraba por la nariz... El marido, alarmado, la llevó al médico, que no supo que mal le afectaba. "Al hospital", dijo. Ya era tarde cuando llegó.



Tras los días de duelo, cuando emprendió un nuevo viaje, al salir de la villa, se topó con la risa burlona de aquel individuo de color bayo.

-¿Por qué se ríe? -preguntó como para sí mismo.

-¿De verdad quieres saberlo? -le respondió el compañero.

Asintió.

-Ese amarillento pardo fue el alcahuete que llevó a tu mujer a los brazos de quien le contagió la enfermedad.

-¡Lo mato! -exclamó.

-Ya se ha encargado la parca de ajustarle las cuentas. No fue tu esposa la única que metió en su cama depravada... Todas han muerto acusando los mismos síntomas. ¡Dios nos proteja!

-Amen -dijo el viudo arreando los caballos con indignación y malhumor.



lunes, 6 de abril de 2020

0021 Microcuento EL BURKA DE JALILA


El burka de Jalila

Antonio García Velasco



Como bien se sabe, un burka es un traje completo de la mujer musulmana, pero también se llama así a un tipo de velo que se ata a la cabeza y cubre la cara a excepción de una apertura en los ojos para que la mujer pueda ver a través de ella. Este burka es más conocido como niqab.

Jalila Abdel Bari llevaba siempre un burka de los llamados niqab, En una ocasión viajó por Europa y la obligaron a desprenderse de su atuendo natural.

Ahora, al contemplar en el televisor que orientales y occidentales caminaban con mascarilla por la calle, exclamó:

-¡Alá es poderoso! Condenaban nuestro niqab y les ha mandado el medio para que ellos, los infieles, mujeres y varones, se vean obligados a llevarlo en sus salidas. ¡Fata-Barak-Allah! Poderoso y grande es Alá. ¡Sabio y clemente! Bendito y respetado sea su nombre y su Profeta. Alaihi salaam.



viernes, 3 de abril de 2020

0020 Microcuento EL ADIÓS PATULECO DE AMPARO


El adiós patuleco de Amparo

Antonio García Velasco



Se le notaba perfectamente que estaba enfadada y de mal humor porque no paraba de refunfuñar, de emitir voces confusas, palabras mal articuladas, frases ininteligibles entre dientes.

-Mamá, que dices cuando te enfadas, di.

-No estoy enfadada, que va.

-Refunfuñas y no entendemos lo que estás diciendo.

-Cosas mías, chiquilla. No te preocupes.

Y se retiraba balanceando el cuerpo con su peculiar manera defectuosa de andar.

Un día estalló y, lo que fue refunfuño, se convirtió en voces de palabras perfectamente articuladas:

-Me tenéis harta todos, vuestro padre, vosotras, los políticos, la nación, la televisión, la radio... No aguanto más. Me bajo de este mundo, me tiro en marcha de este tren desquiciado... No aguanto más.

-Mamá, por favor, cálmate, no es para tanto, todos estamos hartos.

-Amparo, mujer, no te pongas así. No des mal ejemplo a tus hijas. Todos vamos en el mismo barco... Todos, hasta los políticos de los que tanto renegamos. Ten calma, mujer.

Se retiró a su cuarto patuleca y trinando, refunfuñando de nuevo. Sólo le entendieron una palabra:

-¡Adiós!



jueves, 2 de abril de 2020

0019 Microcuento LA DEPILACIÓN DE LA ESCRITORA EGIPCIA


La depilación de la escritora egipcia

Antonio García Velasco



Una depilación láser aplicada concienzudamente desde la cabeza a los pies, la había dejado sin el más mínimo indicio de vello, cabello o ligero tamo. Su aspecto resultaba singular para unos y evocador de maligna enfermedad para otros. Era hermosa, esbelta, elegante, atractiva pese a carecer de cabellera. Después del acto de presentación de su libro en el Ateneo, al inicio mismo del coloquio, le preguntaron:

-¿Por qué lo has hecho?

Ella contestó primero en árabe egipcio, su idioma materno y, al percatarse de que ninguno la entendía, dijo:

-No considero esencial la presencia de pelo en la cabeza, ni siquiera es un adorno bello en la mayor parte de los casos. Y no digamos la engorrosa tarea de su cuidado para que esté mínimamente presentable. Es más práctica su eliminación. En la cultura musulmana, la mujer ha de ocultar sus cabellos, porque las "mujeres descubiertas son más provocativas para los hombres" y ello puede acarrear conflictos personales y sociales.  Si el Sagrado Corán dice que "la mujer musulmana debe cubrir su cabello porque Dios se lo ha ordenado", yo, por mi cuenta, prescindo de él.

- ¿También prescindes del pelo de tus partes íntimas o tus axilas? -quiso saber Arturo con tonos y sonrisas de manifiesta ironía.

-Las occidentales ya se depilan buena parte de su cuerpo. Yo lo he hecho desde la cabeza a los pies. Pero estamos aquí para hablar de mi libro.

Para casi todos los presentes, Akila Alassel, dejando a un lado su inteligencia y prestigio como escritora, desde aquel momento, fue objeto de morbosos deseos.